Escena Doméstica, acción e ideas en espacios caseros

Reseña publicada en: Efímera Revista, vol. 4, núm. 5, Madrid, 2013, pp.56-59. ISSN. 2172-5934

Asunto: Función de hoy viernes

Estimados, les escribo para saber si hay aún posibilidad de asistir a la función de hoy viernes para Escena Doméstica.
Les dejo mi número 8-9289794
fijo 6888925

¡Saludos!
Andrea Torres
Asunto: Re: Función de hoy viernes
Hola:
Escena Doméstica te confirma tu reserva del día viernes 16 de diciembre. A continuación te damos las coordenadas de dónde será el encuentro:
Obra: Acciones Afectivas. Federica Folco (Uruguay), Josie Cáceres (Ecuador), Aische Schwarz (Chile). 20 h. Punto de encuentro: Metro Bustamante, salida al parque. Hora: 19:30 h (ser puntual).
Al llegar al metro Bustamante, salida al parque, podrás reconocer a uno de nuestros organizadores, quien estará esperando a la salida del metro. Él tendrá la lista de invitados confirmados. Una vez que se junten las veinte personas que asisten a la performance comenzará un recorrido hacia el lugar del evento.
Por favor, te pedimos:
SED PUNTUALES: a las 19:30; si llegas tarde pierdes al grupo y no podrás llegar al lugar.
COMPROMISO/RESPETAR LA RESERVA: Si por alguna razón imposible de evitar no puedes ir al espectáculo o sufres de algún atraso, te pedimos por favor que nos avises con anticipación al 6-687 0259 o al 8-145 0128. Puedes donar tu reserva a otra persona que está en la lista de espera. Contamos con tu compromiso.
Te esperamos para disfrutar juntos una experiencia.
Festival Escena Doméstica

 

Así comienza la relación entre el espectador y este espacio curioso, para algunos, de arte doméstico. Concertamos una cita a ciegas y nos encontramos con un montón de extraños en la puerta de un metro para luego, todos juntos, iniciar un recorrido por la ciudad. Existe una cierta imagen de paseo turístico; señalados con un cartel que dice «Escena Doméstica», el público camina por la ciudad como si nunca antes hubiese estado ahí, y aprovecha cada parada para sacarse fotos con el cartel. La razón de esta enajenación con el espacio es que no saben a dónde van… Han confirmado que asistirán a una obra, de un artista desconocido, en una casa desconocida, sin saber siquiera la dirección. Por esa razón todo se vuelve un misterio, la ciudad toma un tono performativo, la acción está en todos lados y, a su vez, quienes han decidido ser espectadores, por el solo hecho de caminar juntos (veinte personas) por la ciudad, comienzan a ser señalados por quienes caminan y transitan por la calle como si fueran intérpretes, ajenos de lo cotidiano, que con el solo hecho de caminar se vuelven protagonistas de su propia performance.

La procesión se detiene y entramos finalmente en la casa. El espacio los espera con comida y bebida para comenzar el encuentro. Surge la acción, surge el artista y comienza en cada versión una nueva experiencia. La casa está intacta; la habitan muebles y utensilios, que muchas veces se convierten en parte de la acción; también están quienes residen en ella, sus dueños, los mecenas que donan su intimidad y que permiten la existencia del festival. Finalmente, después de una hora o un poco más, la acción acaba y los espectadores salen a la calle con una nueva historia en el cuerpo; algunos regresan cada versión (primavera-verano-otoño-invierno), otros deciden muchas veces ceder sus propias casas para la siguiente obra, y por último hay otros que deciden hacer la obra. Lo extraño es que son pocos los que no regresan; eso nos hace pensar muchas veces que finalmente Escena Doméstica, más que un festival, es casi una familia.

¿Por qué somos festival?

Desde la primera versión surgió la idea de pensarse como festival, para instalar y validar una lógica posible de obras, en un circuito local, que rompiera a su vez con las formas de producción convencionales y con la programación de los espacios oficiales. Buscábamos romper con la idea de producto de arte, de obra terminada y producida, para dar espacio a los artistas que están en constante práctica e investigación. Pero, para convertirse en festival, todo apuntaba a que era necesario entrar a participar en las lógicas propias del mercado, en el que la imagen, la publicidad y la difusión se presentaban como herramientas claves del éxito para el posicionamiento de un producto cultural. Por esta razón decidimos jugar el juego. Creamos una página web, diseñamos un logo, ideamos el merchandising (pegatinas, imanes para la nevera, bolsitos, etc.) y comenzamos la difusión; el espacio virtual se llenó de múltiples casitas que se rediseñaban en cada versión.

Para hacer visibles a los artistas, decidimos hacer vídeos promocionales. Cada artista debía enviar su propio vídeo, en un formato casero, de un minuto, en el que evidenciara la esencia de lo doméstico y que invitara al público a venir a las funciones. Actualmente, se suben los vídeos de cada versión, que se propagan viralmente por las redes sociales, y este es el único mecanismo de difusión. No buscamos salir en los medios de comunicación y, a pesar de eso, nos han contactados varias veces para hacernos reportajes. Quizás esta distancia o resistencia a la televisión o a los periódicos radica en que no queremos institucionalizar el festival. La mutación de nuestras prácticas como curadores o productores de este evento está en constante movimiento y no podríamos oficializar nada, porque Escena Doméstica siempre está en proceso.

Convocatoria de ideas

Convocatoria
Se buscan artistas que:
No dependan de una sala de teatro para hacer una obra.
No dependan de la programación de grandes festivales para validar su trabajo.
Crean en la creación como una forma de investigación. Se encuentren en un constante proceso de búsqueda.
Crean en un capital simbólico, que fortalezca su trabajo.
Se interesen por la comunidad.
Den importancia al espectador como parte de su trabajo y no como mero receptor.
Crean en nuevas formas de producción para la creación.
Siguiendo la idea de los festivales, fue una decisión importante pensarnos como curadores, no de obras, sino de «ideas». Presentamos una convocatoria en la que invitábamos al artista a usar la casa como espacio de creación in situ, estableciendo como pie forzado la relación con el público. Con esto, lo que nos interesaba era provocar al artista, invitarlo a crear, que pensara en el espacio como lugar de creación y en la producción a escala humana. Si bien al comienzo dejamos abierta la opción de recibir obras de sala, adaptadas al formato casero, nos dimos cuenta con el tiempo que no nos interesaba cambiar la butaca por el sofá, y comenzamos a recibir propuestas de obras no producidas. Finalmente comenzamos a recibir ideas: experimentos, prácticas, instalaciones e investigaciones que usaban la casa como soporte esencial, que viraron el contenido del festival hacia obras realizadas especialmente para cada versión, ya que eran únicas y presentadas especialmente en este contexto. Muchas de ellas se han convertido hoy en experiencias únicas e irrepetibles, instancias efímeras que hoy se pueden recordar en la memoria visual alojada en nuestro Facebook.

Hasta hoy ha pasado por nuestro festival una gran cantidad de obras nacionales, con artistas chilenos como Sergio Valenzuela, Betania González, Pablo Tapia, Marian Cáceres, Vicky Larraín, Loreto Leonvendagar, María José Parga, Colectivo L. A. Promesa, Pablo Santana, Isidora Zegers, así como también una gran cantidad de artistas internacionales, como Claudia Müller (Brasil), Diego Stocco (Argentina), Santiago Turenne y Miguel Jaime (Uruguay), Luciano Tavares (Brasil), Los que quedan (España), Txalo Tolosa (España-Chile), Pepa Ubera (España), Federica Folco (Uruguay), Josie Cáceres (Ecuador), Aische Schwarz (Alemania-Chile) y, todo ello, sin dinero. Solamente hemos generado colaboraciones con otros festivales que nos han permitido invitar a sus artistas programados a participar con sus ideas. Muchos de ellos han sido seducidos por el formato y han decidido participar porque reciben un capital intangible.
Finalmente, nuevas formas de producción son posibles también desde la colaboración y las relaciones humanas.

La casa

La casa, como ícono de la privacidad, contiene en sí misma una serie de códigos sociales y culturales que le otorgan una riqueza particular al concepto de intimidad y experiencia, lo que enriquece cada una de las obras. Por otra parte, el público que participa se sitúa de manera diferente con relación al artista que los invita a este espacio a vivir la experiencia de conocer su trabajo. Con el tiempo hemos descubierto que la casa, si bien se resignifica con cada acción u obra, no pierde jamás su esencia de hogar, convirtiéndose en un espacio de afectos y de humanidad, lo que dota de una riqueza particular al formato. Hoy la existencia de festivales domésticos en el mundo ha demostrado ser parte de una necesidad política. Un estado de disidencia frente a las formas de producción del mercado cultural, un rechazo a los grandes formatos y a la distancia física de la butaca y el escenario. Desde el año 2010, con la primera versión de La Estrategia Doméstica (Barcelona) de Quim Pujol y Sergi Fäustino, se abrió una nueva posibilidad de pensar la producción y creación escénica. Hoy ya somos una red de festivales: Livingroom Festival (Madrid/España). La Cosa en Casa (Bilbao/España), Mínimas Residencias (Ecuador), Escena Doméstica Rosario (Argentina), Na Casa Com (Brasil), entre muchos más, que siguen validando la casa como espacio de creación y de reunión.