Rubén Ortiz
texto y fotos (excepto donde se indique lo contrario)
PRESENTACIÓN
Esta historia inicia en 1994, cuando Santiago Roldós, Ricardo Jardí y Rubén Ortiz estudiaban dirección de escena en El Foro Teatro Contemporáneo, en la Ciudad de México, con Ludwik Margules.
O inicia el 25 de mayo de 1981, cuando el avión militar que lleva a Jaime Roldós, Martha Bucaram y la tripulación, se estrella en el cerro de Huayrapungo, en Celica, Ecuador. La investigación del clarísimo atentado bajo las coordenadas del Plan Cóndor es boicoteado una y otra vez.
O también inicia a mediados del 2020, cuando Santiago llama a Rubén para dirigir un lapso de un proyecto que le ha llevado casi toda vida imaginar: «Acciones para el juicio de la muerte de Jaime Roldós».
Tomemos este punto de partida, pues podemos decir que a partir de enero de 2021, Ricardo, Rubén, Santiago, Pilar Aranda, Christian y el resto de Muégano Teatro -compañía de teatro con sede en Guayaquil- comienzan un seminario para pensar las prácticas artísticas y políticas a escala 1:1.
Lo demás, lo cuenta mejor el Boletín de prensa de finales de septiembre de 2021:
En octubre Muégano Teatro lo incendia todo con #MuseoPorVenir
En las próximas semanas la Mancomunidad Muégano se travestirá en #MuseoPorVenir, un dispositivo colaborativo que ensayará diversas acciones de justicia poética en torno al silencio y las muertes, los anhelos y las luchas de Jaime Roldós, Martha Bucaram y otras víctimas y resistencias de ayer y hoy en Ecuador y América Latina, desde la Operación Cóndor hasta nuestros días.
Gracias a un Fondo Iberescena para Creación en Residencia, el grupo guayaquileño reúne desde principios de año a artistas de diversas procedencias y disciplinas, con el creador e investigador mexicano Rubén Ortiz, invitado a brindar un seminario-laboratorio de política y escena expandidas, bautizado “El avión y la piedra”.
Al amparo del Comité Invisible, la Internacional Situacionista y otras revisiones y desbordes del pensamiento revolucionario y la praxis artística, dicho laboratorio ocupó el Memorial a Jaime Roldós y Martha Bucaram en Guayaquil, el pasado 24 de mayo de 2021, a #40AñosDe su muerte y silenciamiento.
Ahora, #MuseoPorVenir estará vertebrado por archivos audiovisuales y sonoros, documentos históricos y políticos -como la Carta de Conducta de Riobamba de 1980- y materiales de trabajo de campo en dos vecindarios del centro de Guayaquil. Y ofrecerá convivios barriales; homenajes bailables a las mujeres rastreadoras de México y del Ecuador y a las personas en movilidad; un ciclo de películas de Patricio Guzmán; conversatorios y debates sobre la democracia en América; talleres, performances, lecturas y juegos teatrales.
Entre otrxs, participarán en el Museo los teatreros mexicanos Rubén Ortiz (La Comuna) y Ricardo Andrade (El Teatrito de Mérida); el cineasta Manolo Sarmiento («La muerte de Jaime Roldós»); lxs artistas visuales Oswaldo Terreros y Gabriela Cabrera, (Memorial a Jaime Roldós y Martha Bucaram en Guayaquil); el artista sonoro Kike Landívar; las estudiantes Gabriela Tapia, Miryam Carbo y Érika Sánchez, miembrxs de un Grupo de Investigación de la Universidad de las Artes del Ecuador, institución que también apoya el proyecto; la artista, curadora y editora Romina Muñoz (Festina Lente); el creador y activista Víctor García (Guayaqueer); la activista y académica feminista Cristina Burneo (Corredores Migratorios); la banda ecuatoriana Lolabúm; lxs creadorxs y académicxs chilenxs Voluspa Jarpa y Mauricio Berría; y el propio Muégano Teatro: Pilar Aranda, Santiago Roldós, Estefanía Rodríguez, Gabriel Quimis y Christian Guerrero.
En Guayaquil el #MuseoPorVenir abrirá sus puertas el 22 de octubre, en la Mancomunidad de Espacio Muégano Teatro, pero antes estará operando en modo itinerante por tres ciudades de la provincia de Loja: Zapotillo (a donde Jaime Roldós y Martha Bucaram se dirigían y nunca llegaron); Celica-Huairapungo (donde estrellaron); y Saraguro (uno de los lugares donde tal vez germinaron).
BITÁCORA
Día 1.
8.10.21
13:20
Aeropuerto de la ciudad de México
La ensalada de atún cuesta 170 pesos, y como no sé si nos darán de comer en el avión la tengo que comprar.
Ricardo y yo no nos hemos visto en, digamos, 20 años. Cuando menos 15, que es la edad de Santiago, su hijo que está padrísimo.
Luego de 10 meses de vernos por Zoom, decir que nos ponemos al día es decir mucho y decir poco. La familia bien, la pandemia una chingadera y la siempre falta de recursos. Intercambiamos nuestras neurosis y desagrados, como hace la gente que se quiere.
No hablamos del Museo. No todavía. Quizá mañana cuando estemos en el Espacio Muégano. Ahora hay que apoyarnos en sobrevivir al aeropuerto: pagar el equipaje que no venía incluido; deprimirnos en la sala de cambio, pues damos miles de pesos y nos devuelven pocos cientos de dólares; hacer el lento y nunca anunciado proceso de check-in de salud en la lenta página del aeropuerto, pasar los controles que siempre encuentran un obstáculo y, finalmente, la espera.
18:24
Supongo que no le llegó a la CIA el comunicado de que íbamos rumbo a Panamá. Llegamos al aeropuerto y ninguna piedra se nos atravesó en el camino. A ver qué pasa en las siguientes dos horas de vuelo.
Hay que maldecir, sin embargo, que el avión aterrice a las 17:40 y la conexión a Guayaquil a las 18:10. Máxime cuando mis némesis son las escaleras y las carreras.
(Para variar, apenas despega el avión, juro que este será el último. Las sensaciones de mi cuerpo durante el despegue y el aterrizaje son una tortura. Aunque parece que ya logré al menos limar el terror a la muerte, por lo que todo se vuelve simple neurosis y un real desajuste fisiológico con los cambios de altitud)
((Iniciar esta bitácora con los avatares de un viaje en avión es una señal no premeditada, debo aclarar))
(((y sí nos dieron un «snack», pero tenía gluten por todos lados. Mis 170 pesos valieron la pena)))
21.21
Aeropuerto de Guayaquil
Es la tercera larga fila que hacemos de salida del aeropuerto. Ha habido gritos y rostros de desánimo.
Olvidé decir que en el camino leí dos capítulos de Por la razón o por la fuerza, un gran libro que revisa a los militares latinoamericanos a partir de la hegemonía estadounidense. Muchas ideas para el Museo, pero más para mí Mariposario.
Día 2
09.10.21
20:32
Las kamaradas del Guayaqueer inauguraron la muestra de gráfica Primera Línea, imágenes para retener en la memoria la resistencia de octubre de 2019.
Es el día de la Independencia de Guayaquil.
Antes, en el equipo del Museo diseñamos el protocolo para recibir mañana a lxs vecinxs del barrio. ¿Cuál puede ser la dramaturgia del cuerpo de lxs visitantxs?
¿Cómo generar y mantener la intimidad?
Día 3
10.10.21
11:25
Lxs vecinos del Callejón Magallanes han venido a dejar frases para hacer carteles que decorarán el barrio durante la vida del Museo.
Pero también un par de mujeres que sólo paseaban se han sumado. Una de ellas ha dejado su frase: “¡Viva el Ecuador! Hasta la victoria siempre”. Cuando lo leo en voz baja desde el papel donde lo escribió, me dice «No». Toma el papel y lee la frase con fe y sentido de verdad. «Así lo dijo Jaime Roldós», me corrige.
Más vecinxs; además de su frase traen álbumes de fotos o textos de sus propios recuerdos.
Santiago («Santiaguito») ha hecho tortilla de patatas y fijolitos. Lxs vecinos comen con nosotros, nos siguen contando historias y hasta la vecina Martita se pone a bailar…
Y todavía no es mediodía.
[Santiago escribe:
Vuelvo a FB por «culpa» de Rubén Ortiz, camarada invitado por Muégano a dirigirnos en nuestro #MuseoPorVenir, dispositivo de conmemoración y justicia poética alrededor de las muertes, los silencios, las luchas y los anhelos de mis mapadres, Jaime Roldós, Martha Bucaram y otras víctimas y deudxs del orden en Ecuador y América Latina desde la Operación Cóndor hasta nuestros días. Él y Ricardo Andrade Asdrubal Estrellita de El Teatrito de Mérida llegaron hace dos días, y hoy, junto a mis compañerxs de Muégano y otrxs artistas de Guayaquil tuvimos el placer de recibir, conversar y colaborar con nuestrxs vecinxs del Callejón Magallanes. Juntxs experimentamos la posibilidad de la justicia por propia mano… cocinando, por ejemplo… ]
Día 4
11.10.21
18:42
Mercado de las Cuatro Manzanas
Santiago negocia. Escucho que le llaman de Sarauguro, donde estaremos el domingo, para preguntar por la proyección del documental. Vuelve a explicarlo todo y, del otro lado, la persona con la que habla parece no entender del todo. Me pregunto qué cambios habrá en nuestro itinerario.
Mientras, Kike a su vez negocia con don Franklin Santana (no Montana, dice). Franklin se las sabe en cuanto a celulares antiguos, tiene su pequeño puesto en el increíble mercado de viejo de las Cuatro manzanas, es muy ordenado y su cabeza es un catálogo razonado. Hay que ver lo diestro que es para combinar baterías y tapas, y cómo raspa en el interior del celular para que se pueda cargar. Es un artista consumado de su museo.
Los celulares serán parte importante de una de las salas del Museo y en el diálogo sobre el soporte en el que pueden estar, encontramos estas manos que de inmediato se vuelven reliquias, pues según el humor de Santiago, serían réplicas de las manos del difunto Jaime. Estamos agotados, pero no paramos de reír.
Por cierto, ya tengo celular guayaquileño con número nacional. 35 dólares.
Día 5
Martes 12.10.21
Universidad de las Artes
En la UARTES, lxs alumnxs y organizaciones sociales recuerdan los dos años del estallido de octubre de 2019. Fotografías, videos y testimonios evidencian el salvajismo de las
autoridades (policías de civil, torturas, detenciones arbitrarias y un chico de 15 años muerto), pero también la diversidad de ciudadanía que se manifestó entonces.
Poder reconocer a través del cristal las calles donde sucedieron muchos de los hechos hace la experiencia más sobrecogedora.
También se manifiestan colectivas feministas con fuerza y contundencia.
Más tarde, nos preparamos para el trayecto al interior del país que inicia mañana. Extraña trouppe que no lleva una obra de teatro, sino un museo para discutir el pasado y el presente.
Día 6
Miércoles 13.10.21 6:58
Guayaquil
Nos vamos
El MuseoPorVenir se vuelve itinerante: iremos a Zapotillo, a donde se dirigía el avión que llevaba a Jaime Roldós y Martha Bucaram; luego a Celica, donde el avión se estrelló y finalmente a Saraguro, donde la resistencia indígena se hermana con la lucha de Roldós. En cada lugar instalaremos el Cordel de la memoria y se pasará el documental «La muerte de Jaime Roldós».
Nos acompañan el codirector de la película, Manolo Sarmiento y Martha Roldós, hermana de Santiago y ahora periodista de investigación.
La comitiva completa somos 15 y en el camino se unirán más personas.
16:28
América es espléndida.
Sus entrañas son la muestra de que nuestras fantasías finalistas son sólo patadas de (auto) ahogado.
Somos los favorecidos por años y años de deshechos de oxígeno de otras formas de vida que dieron su azul al cielo.
Somos un accidente de una cadena de vínculos del azar y la necesidad, mismas que no nos extrañarán si nos vamos.
La mudez magnífica de ese árbol cuyo nombre ignoro y que no lo ha pedido para poder existir, es muestra de los mundos sin lengua y sin imagen que quedarán cuando desaparezcamos.
Todo se alimenta del sol, incluso nuestra soberbia, que nunca fue esperada ni será necesaria para que lo viviente continúe su aventura.
(Por otra parte, ¿quién dice que nos vamos? ¿de qué se mantendría el vuelo de la mariposa sin el vínculo que deshace mi cuerpo para luego hacerlo aparecer como una hoja?)
23:16
Zapotillo
[Roldós llega por fin a Zapotillo] Mi amor:
acá en Zapotillo es a donde venía Jaime Roldós y no llegó. Y hoy llega en el documental junto con Santiago y su hermana Martha. Una vecina nos ha contado cómo aquel día de hace 40 años, había llegado gente de varios pueblos al estadio a recibir a Jaime y Martha, cómo esperaron horas, cómo se inquietaron con la primera noticia del extravío del avión y cómo lloraron cuando supieron del accidente.
La vecina nos cuenta que, días después, varios ciudadanos fueron en un camión de redilas a Guayaquil a las exequias (hoy hicimos 8 horas de allá a acá, hace 40 años debían ser como 12 horas de camino) y cómo al llegar no pudieron entrar a la Catedral porque había demasiada gente.
Hoy en la plaza central se ha puesto una pantalla improvisada, humilde como el pueblo y humilde como el recibimiento que le han dado a Santiago y Martha (pongo la palabra humilde a propósito: no es eufemismo sino un índice de dignidad). Es muy conmovedor. Casi lloro cuando les han regalado unas pequeñas artesanías que representan el florecimiento de los guayacanes.
Manolo Sarmiento, el director del documental está tan emocionado como yo.
Entonces, todo este tinglado funciona. Hay aquí un pueblo frente a su historia bajo una idea artística. Es impresionante.
Los gestos de la gente al ver la peli.
Te extraño mucho mucho
Día 7
14.10.21
12:56
Zapotillo/Celica
Hemos atisbado la frontera entre Ecuador y Perú. Nos han contado sobre las relaciones durante la guerra y durante la paz.
Luego subimos 2000 metros en hora y media.
En Celica montamos el Cordel de la Memoria y la Biblioteca. Suenan los discursos de Jaime Roldós y en uno de ellos se escucha a un ciudadano gritar: «los gorilas caerán». Más entrevistas para los medios, más testimonios.
Las jacarandas florecen en octubre. Estamos en el otro lado del hemisferio.
22:38
Celica
Hoy tuvimos un clímax, cuando el grupo de niñxs que forman el taller de teatro vinieron a saludar y se quedaron a hacer chi-kung. Pero no sólo eso, más tarde presentaron una pieza basada en el último discurso de Jaime Roldós.
Todos lloramos.
Luego discutimos sobre la precisión y la fuerza con la que se presentaron. Supimos, además, que todos son del ámbito rural de la provincia de Loja.
Hubo muchos testimonios para el Cordel de la memoria que destacaban el recuerdo de Roldós y la desilusión de la política actual.
Álvaro Rodríguez y Diego Subía, hijos de los militares que también murieron en un «accidente» (el padre de Álvaro meses antes, el de Diego en el mismo), llegaron para sumarse al itinerario
[Habíamos decidido dejar todo montado y en la mañana ya no estaba. Barajamos varias hipótesis: algún empleado municipal las bajó, algún fetichista se las llevó y aparecerán en 30 años o bien se había ordenado la limpia. Finalmente supimos que «un compañero guardia» había limpiado y que podíamos pasar a la municipalidad por las cosas.
Hoy toca subir al lugar del accidente]
Día 8
15.10.21
Celica/Huayrapungo
17:45
1.
La «epidemia de muertes de militares» durante la operación del Plan Cóndor, tiene su correspondencia con la serie de muertes de civiles. Un poblador de las cercanías del «accidente» murió un mes después de declarar en la televisión haber visto al avión en llamas antes de estrellarse. Asimismo, se acosó a quienes sostenían versiones diferentes a la oficial.
El ejército, implacable, siguió la orden de exterminio sin importar si eran civiles, militares o eclesiásticos.
Hoy estuvimos en el Altar de la Patria y la piedra en Huayrapungo. Mientras subíamos, se intercambiaban las versiones que circularon sobre lo ocurrido, como que ante la inminencia del desastre, los pasajeros cubrieron el cuerpo del presidente, hasta algunas completamente absurdas como aquella en la que Martha y Jaime habrían estado dentro de una cueva «esperando el momento adecuado para regresar».
(La posverdad siempre ha sido un arma de confusión que da lugar a fantasías desmovilizadoras, pienso).
Ya en el lugar, se nos mostró el proyecto para el Museo de la democracia que se planea construir.
En la piedra -ahora intervenida con los colores patrios en un acto que enlaza lo absurdo con lo mezquino- Diego, Martha y Santiago compartieron un momento de solemne compañía. Luego, seguimos repasando las hipótesis sobre el incidente y las falacias de la investigación oficial.
(A mí me llamó la atención la vida que se empeña en persistir bajo la piedra).
De regreso, pasamos por dos caseríos cercanos donde un par de vecinos hablaron de la noche del incidente, pues uno de ellos alumbró el lugar del siniestro con las luces de su camioneta, y en la otra casa estaba la hermana del hombre que dio el primer testimonio y murió después.
Abajo, de regreso a Celica, la gente expresó en el muro de la memoria su escepticismo ante la limpia inmediata de la evididencia: «Todo se limpió en la mañana», «A qué le temían» escribieron algunos ciudadanos. Especulamos entonces, que en el Museo de la democracia, habría que evidenciar precisamente la tensión entre «la verdad histórica» y las versiones de testigos. Esa tensión irresoluble es lo podríamos llamar «verdad».
Esta quizá ha sido la jornada más larga. Y aún falta la proyección de la película en el auditorio municipal.
2.
La «cortina de nopal» que imaginariamente corre todo el sur de Chiapas, ha hecho que perdamos la potencia del vínculo con el Sur.
La mejor referencia que podemos dar del lugar de Roldós en Ecuador, es la de Lázaro Cárdenas. Ambos asumieron la transición de un gobierno militar a uno civil; los dos pensaron en la construcción de un país a través de fortalecer la soberanía popular; asimismo, y en el mismo tenor, ambos dieron refugio y apoyo a quienes lucharon en contra de las dictaduras vigentes. Hasta aquí las semejanzas, para no entrar en los detalles muy significativos de sus diferencias.
Pero, quizá por estas razones, su imagen ha quedado tan impregnada en la población. El recuerdo de ambos ha dado lugar a toda clase de excesos de la imaginación, pero también se hace evidente el calado con el que tocaron a la gente. Exceso, en este caso, no sería fanatismo sino una de las tantas formas en las que pervive lo que el deseo ha hecho vibrar. En el caso de Roldós, sin embargo, su pérdida tan inmediata, dejó al deseo a la deriva. Su imagen a veces se impone contra sí misma y a veces da consistencia a programas concretos. Quizá por eso, pienso, el propio correísmo quiso medirse con Roldós y acertó en lo emotivo fallando totalmente en lo político.
Porque, además, Roldós mantuvo una coherencia que pudo haber sido la que le costó la vida: la de diseñar y componer una estrategia de resistencia a la infección capitalista que descomponía la vida de la gente mediante la cesión de recursos a empresas extranjeras con apoyo de las dictaduras.
La Carta de Conducta es el epicentro de una estrategia que todavía da mucho qué analizar y recuperar para nuestros días. Nada que ver con las simulaciones de la «nueva izquierda latinoamericana».
Día 9
Sábado 16.10.21
Saraguro
Fotos de Oswaldo Terreros
21:18
Después de 5 horas de viaje, llegamos a Saraguro… tarde. Este es el inconveniente que se quiso evitar en la llamada cuando estábamos en las Cuatro manzanas y que quiso pasar la proyección de la película del domingo al sábado. La gente llegó puntual a las 2 y no esperó los 20 minutos que demoramos. Asuntos de la alcaldía.
Lo bueno es que entonces tuvimos un respiro, y pudimos conversar con el dirigente indígena Luis Maca y su esposa Alicia sobre el programa de mañana. Subiremos para tener un diálogo con los líderes de las comunidades, pasar la película y charlar. Con suerte pondremos el Cordel de la memoria.
Luego platicamos con Cristina Burneo acerca de los homenajes bailables que vendrán luego de la inauguración. Hablamos de la migración ecuatoriana y la falta de cifras oficiales sobre la gente de la que se deja de tener noticia y de la forma en que las madres buscan el rastro de sus hijos en la frontera de México y EU. Ellas dan datos a otros migrantes sobre la última localización de su familiar y esperan una respuesta. Otra manera de rastrear y darse fuerza.
En la noche, la neblina recorre las calles. Saraguro es hermoso y la historia de la resistencia de sus pueblos originarios nos refortalece.
Día 10
17.10.21
18:45
Comunidad de Gera
Subimos a Gera, donde se reunieron los líderes de las comunidades para convivir con nosotros.
El primer acto del convivio fue una ceremonia conducida por taita Panchito. La ceremonia enfatizó la importancia de la amistad e interactuamos con algunx kamarada, con quien hicimos contacto corazón a corazón. A mí me tocó con Pedro, hombre de la comunidad que cuando supo que yo venía de México, me pidió mi teléfono, porque los hombres de su familia han ido a Estados Unidos y le han dicho que vaya para allá. «Me das tu teléfono por si voy y me ayudas, pero nomás te voy a llamar para saludarte, porque no quiero salir de
aquí», me dijo. La ceremonia siguió con una bienvenida a Santiago y Martha por el personaje de El trompetero, que encarnó taita Panchito al ponerse una máscara. Se trata de un antiguo personaje, anterior a la Conquista, pariente de los trickster y arlequines. El trompetero regaló aromas, agua y aire en una partitura en la que varios no paramos de llorar, pues fue un acto de hospitalidad y ternura como pocos he vivido en mi vida y que además culminó cuando nos puso a volar con la libertad y alegría del cóndor.
Ya con el corazón lleno de alma quichua, una compañía de muchachas y muchachos ofrecieron unas danzas identitarias llenas de gracia y orgullo.
Por si fuera poco, antes de la pasada del documental en la Casa comunal, un par de líderes hicieron alusión a las condiciones en que se tiene a las comunidades indígenas y taita Lucho -Luis Macas- rememoró el primer encuentro de las comunidades con Jaime Roldós. Las comunidades, dijo, no sabían quién era él y de hecho apoyaban a otro candidato y después de las elecciones, un día Jaime llegó a preguntarles por su proyecto de alfabetización bilingüe. Luego de presentárselo, les dijo que estaba muy bien, que se implementaría a nivel nacional, pero que ellos se tenían que hacer cargo de organizar todo. Les dio apoyo y autonomía. (Luego me enteré que el sistema funcionó muy bien hasta que Correa lo deshizo con un plan nuevamente centralista y a la larga devastador).
Por su parte, el Cordel de la memoria recibió más colaboraciones donde gente de la comunidad expresó su rabia ante el desamparo de los gobiernos y su propio orgullo como comunidad.
Fue la última sesión del MuseoPorVenir itinerante y, sin duda, la más intensa y emotiva. (En la ceremonia, yo no podía parar de llorar al sentir cómo una comunidad podía dar y dar tanto cariño solo porque sí, porque el amor no puede ser tacaño y es siempre ilimitado y, más importante aún, porque en quien está frente a mí también está la memoria de mis madres y abuelos: somos un eco de la humanidad entera.
Me quedan resonando las palabras de Ailton Krenak, defensor de los. movimientos indígenas del Brasil: «Tenemos que parar de vender el mañana», y llenarnos el corazón de amistad y volar como un cóndor es una buena manera de salir de la moral de la ganancia).
Fotos de Oswaldo Terreros
Día 11
Domingo 17.10.21
Guayaquil
[Santiago escribe:
El #MuseoPorVenir llega a Guayaquil
El #MuseoPorVenir, ensayo de escena y política expandidas, acaba de volver de un viaje a los orígenes por Zapotillo (a donde Martha Bucaram, Jaime Roldós y su comitiva nunca llegaron), Celica-Huayrapungo (donde se estrellaron) y Saraguro (uno de los lugares donde germinaron).
Ayer en Gera, donde nos recibieron líderes de varias comunidades indígenas de Saraguro, sentí que ambxs vivían de la manera en la que sobreviven nuestrxs ancestrxs.
Nuestro compañero Rubén Ortiz, de La Comuna de México, ha venido publicando en FB una bitácora (también se puede leer en https://jeronimomx.info/bitacora-del-museoporvenir/ ) desde que arribó a Guayaquil, junto a Ricardo Andrade, de El Teatrito de Mérida, quien ha subido a sus redes memorias del viaje, como el video de la presentación del grupo de teatro Pucará de Celica, conformado por niñas y niños que se apropiaron a su modo del último discurso de Roldós https://www.youtube.com/watch?v=l4JkO8RKFQ4 .
Manolo Sarmiento, Kike Landívar y Christian Guerrero documentaron gran parte del viaje, y se encargaron de las proyecciones abiertas que ofrecimos del documental “La muerte de Jaime Roldós” (2013), codirigido por Manolo y Lisandra Rivera.
Las proyecciones más emocionantes fueron las de Zapotillo, en pleno parque central a espaldas del monumento a Roldós y frente a la réplica del Palacio de Carondelet que alberga la sede del Gobierno Autónomo Descentralizado Municipal; y la realizada en la Casa Comunal de Gera, donde además de líderes comunales nos recibieron docentes del sistema de educación bilingüe institucionalizado por Roldós con plena autonomía para las organizaciones, entonces encargadas elles mismas de designar a las autoridades del plan. Y nos contaron como, en estos 40 años, el sistema ha sido penetrado y desnaturalizado por distintos gobiernos, desde neoliberales hasta estatistas, siempre burocratizados y controladores, y cómo sin embargo las comunidades y maestras y maestros han resistido. En Gera lo más emocionante no fue lo que nosotrxs llevamos, sino lo que ellxs nos regalaron: una ceremonia de agradecimiento y sanación, dirigida en especial a mi hermana y a mí, pero en realidad sanadora de todos los círculos de quienes en ella participamos.
Suelen decirlo sintéticamente tanto Rubén como mi compañera y amor, Pilar Aranda: sólo se sana en comunidad, junto a lxs demás.
Guiadxs por Francisco Macas, trompetero a veces enmascarado con el sol y la luna, en modo Payaso Sagrado; y otras veces con el rostro descubierto, en modo Grotowski, en Gera nos tocaron el corazón y nos hicieron volar como el cóndor que habita sus quebradas. Mi hermana me dijo al oído que el teatro que buscamos y necesitamos siempre le enseña cosas a ella también, y yo le di de nuevo las gracias por haberme cuidado con amor y ahínco. Después lxs compañerxs nos ofrecieron guajango, un trago muy parecido al pulque, obtenido de sus pencas de maguey, y un grupo de jóvenes danzó sus bailes tradicionales, con músicas increíbles. Y luego de exhibir y debatir la película, lxs compañerxs de Saraguro llenaron nuestros cordeles de la memoria, sencillo dispositivo al que invitamos a la gente a escribir o dibujar un recuerdo, una frase, lo que necesite, y lo colgamos en un tendedero con pinzas de ropa.
En el cordel de la memoria de Celica abundaron dibujos de niñxs, varios aviones gigantescos y gordos dirigiéndose a una montaña, pero también frases llenas de indignación. Durante día y medio, decenas de celicanxs nos ofrecieron directamente a mi hermana y a mí, y a nuestrxs compañerxs del #Museo -entre ellxs, Gabriela Cabrera y Oswaldo Terreros, creadorxs del memorial a Jaime Roldós y Martha Bucaram de Guayaquil-, testimonios de sus recuerdos de hace 40 años, cuando medio pueblo subió en camionetas a contemplar la escena de la catástrofe apenas se enteró de lo ocurrido.
Los relatos son escatológicos, con descripciones precisas de cómo estaban destrozados y carbonizados los cuerpos y las cuerpas, menos el del presidente, al que sólo le faltaba un tercio de rostro y cabeza.
Después de que los militares limpiaron todo, encontraron un pie, y no está claro que pudiera dársele cristiana sepultura. Muchos cuentan que el encargado de devolver ese pie a Quito murió en el viaje de regreso, igual que el campesino que declaró a Canal 10 haber visto al avión en llamas en el aire, lo que contradecía la versión del choque.
Sea o no cierto la relación que guarda con la catástrofe y su silenciamiento al menos esta última muerte, producida efectivamente mes y medio después, en Celica se estableció una ley del silencio, fruto de una pedagogía del miedo/la crueldad, coherente con la manera en la que el Estado barrió los cadáveres presidenciales bajo la alfombra.
El actual alcalde de la ciudad quiere hacer en el cerro de Huayrapungo, donde terminó por colisionar la nave, un Museo de la Democracia, nombre que no deja de tener su ironía. Su propósito es económico y turístico, y no me parece ilegítimo: la ciudad sobrevive con evidentes dificultades. Según el alcalde, Oswaldo Román, el proyecto estaba financiado, pero la pandemia acabó también con eso. #MuseoPorVenir está interesado en acompañar y contribuir a la museografía del lugar.
El viernes 15 de octubre subimos a ver la famosa piedra, también llamada Altar de la Patria (en este caso el cursi no soy yo), contra la que supuestamente chocó la aeronave. Nos acompañaron Diego Subía y Álvaro Rodríguez: el primero, hijo menor del general Marco Aurelio Subía, ministro de defensa de Roldós, e Irlanda Sarango, ambos también fallecidos el 24 de mayo de 1981. Y el segundo, hijo del general Rafael Rodríguez Palacios, primer ministro de defensa de Roldós, muerto junto a su esposa, una hija y varios otros militares y sus familias el 18 de noviembre de 1979.
Ambas catástrofes hacen parte de lo que las hijas o huérfanas del Coronel Marco Andrade, edecán presidencial y piloto de la nave de 1981 llaman “epidemia de accidentes”, que durante años quebró o acabó con decenas de familias. Un cálculo aproximado -muchas de esas familias tampoco quieren hablar- arroja la cifra de unxs cien huérfanxs en el lapso de un lustro.
En varios de esos vuelos se perdieron familias enteras. Y ahí también había una ceremonia, más bien una dramaturgia: como muchxs de ellxs seguían viviendo en zonas y ciudadelas de la Fuerza Aérea, los huérfanxs más antiguxs eran llevadxs a consolar a lxs huérfanxs más recientes. Epidemia. ¿De qué?
Yo ya había subido a Huayrapungo hace 15 años. Mientras subía esta segunda vez la cuesta de terracería, le dije a mi amor que ya no sentía nada. No es que estuviera feliz, simplemente tranquilo. Pero en cuanto llegué frente a la famosa y ridícula piedra, me desmoroné. Me contuvo el abrazo y el rostro absorto de Diego, mi hermano de tragedia, pelando los ojos, y diciendo una y otra vez “10 metros, 10 metros”. Se refería a la escasa diferencia de altitud que hubiera bastado para que el avión librara la cuesta.
Diego ha venido a cerrar el asunto, yo también, cada uno a su manera. Gracias a mis amigxs del #MuseoPorVenir, incluyendo a nuestra querida y admirada Cristina Burneo Salazar, que vino desde Quito sólo para atestiguar y escribir lo vivido, ahora pienso que he
venido a dejar de ser una víctima, de una vez por todas, y asumir que soy un sobreviviente, un organismo vivo y potente capaz de dar cuenta de la ignominia, y algún día librarse de seguir hablando de ella.
Durante el viaje de vuelta a Guayaquil, ante el enésimo plato de seco de pollo, Rubén propone que cada quien hable de lo que le había interesado de su experiencia. De esa memoria, rescato sobre todo lo que dijeron lxs más jóvenes, de 25 a 14 años de edad. El elemento en común: lo importante de recorrer el Ecuador, un país desconocido para ellxs, y la cantidad de preguntas que les quedan sobre qué de lo ocurrido en el pasado permanece en el presente, y qué puede y no debería tolerar un país.
A todo eso, al horizonte de poner en escena esas preguntas y suscitar confianza y crédito entre comunes, es a lo que Rubén y La Escuela de la Nada llamamos teatro.
Este próximo viernes 22 #MuseoPorVenir abre sus puertas en Espacio Muégano y su Mancomunidad. Los ensayos continúan.
Día 12
Martes 19.10.21
21:41
Amanecimos con el decreto de estado de excepción en Ecuador.
No lo hemos comentado mucho porque -contrario a lo que marcaba la agenda como «día de descanso»- hemos hecho un repaso de pendientes y hay muchos.
Es toda una tarea convertir a un teatro en un museo. Más allá de las tareas que cada quien ha realizado con puntualidad y cariño, el objetivo será que el museo se vuelva un lugar que permita el pensamiento y la sensación. Y eso dependerá no sólo de los objetos acomodados en el espacio, sino sobre todo de lo que logremos nosotras como huéspedes /guías.
Por otra parte, los Cuadernitos del refugio han maquetado la plaquet Lo que nunca de olvida, que es un texto que escribió para el Museo un vecino del callejón, Jorge Carcelén.
Son sus memorias desde que llegó al barrio en 1967. Haremos un tiraje de 50 ejemplares para repartir principalmente a los vecinos y a quienes lleguen a las actividades.
(Es un regalo cabal que la editorial de juguete que nació para sobrellevar el encierro tenga ahora la oportunidad de llevar la palabra de una comunidad).
Estamos agotadas por el viaje tan intenso y algunas kamaradas siguen en el teatro, arrimando el hombro. Dionisos me las bendiga.
Día 13
Miércoles 20.10.21
22:14
Hoy fue cumpleaños de María y la trup le cantó las mañanitas a distancia. Me hubiera gustado decirle: «Mira, mi amor, ella es Pilar y este año tengo 30 años de conocerla, hicimos una pastorela juntos y nos divertimos mucho. Y él es Ricardo, es una de las personas más buenas en el mundo y también de las más fuertes, aunque no se lo termine de creer. Y de Santiago ya te he platicado, ya te he contado cuánto nos queremos. Y aquí están Santi y Emi, y me encantaría que tú y tú hermano estuvieran aquí porque todo esto no es
una pieza de arte, sino un acto de amor. Así, nomás. Porque jamás pensamos estar juntos 30 años después queriéndonos tanto y haciendo esto para que más gente se llene de cariño. Y por eso no estoy en casa, contigo y tu mamá y tus abuelxs y tu tío. Y sé que lo sabes, pero no sé cómo ponerlo en palabras. Cómo poner en palabras lo que las extraño a ustedes y cómo esto también es para ustedes, de una manera que no alcanzo a decir. Y en dos días inauguramos esto y sólo quisiéramos que la gente supiera que en el mundo que queremos hay muchos actos de amor, así porque sí. Te amo. Feliz cumpleaños, mi niña».
Día 14
Jueves 21.10.21
23:08
Me acuerdo que en una entrevista de hace 30 años la gran Roberta Carreri hablaba de la importancia de la fatiga en el entrenamiento. Después de la fatiga, el cuerpo ya no pone resistencia y logra nuevas cosas, decía.
Estamos fatigadxs, pero alegres porque el Museo ha tomado su lugar. Falta lo más importante: habitarlo; que los cuerpos convocados hagan su aparición. Por lo pronto, hoy se volvió a invitar a las y los vecinos.
Tenemos planeado el protocolo que, espero, saltará por la borda en el momento de la verdad. Mañana apenas empezaremos a saber cómo vive esta bestia.
Día 15
Viernes 22 de octubre
Inauguración
Jorge Carcelén, autor de las Memorias del Callejón Magallanes, tomó el libro, lo hojeo, sus ojos se pusieron rojos y dijo: «Estoy muy orgulloso de tener amigos como ustedes». Y luego, para torcer el momento, me dijo: «Ahora voy a escribir todas las aventuras que me sé y así luego nos hacemos ricos con el libro que usted me edite».
Luego, la inauguración.
Estamos satisfechxs, pero agotadxs.
No hay más energía para hacer bitácora.
Día 16
Sábado 23.10.21
Quizá donde podremos hacer la diferencia es en el acompañamiento. Ni el espacio ni los objetos bastan, hace falta la conversación, lo que haga a la experiencia derivar en la memoria de quien visita.
La Escuela de la Nada ha reflexionado de la mano de Ricardo sobre la Carta de Conducta. Un historiador que venía a la cafetería ha visto el Museo y me ha contado la historia de las calles de Guayaquil desde que era un estero, y el amigo que hace el café me dijo, detenido en la misma posición desde hacía 2 minutos, en la Cápsula de la Memoria: «en qué momento pasabamos de Roldós a la porquería de Abdalá y cómo saldremos de allí».
Más tarde, hermosa charla con mi querida Bertha y mi poeta favorita, María Auxiliadora Balladares.
Y por si fuera poco, un rato de delirio con La comuna, antes de encontrarse con las kamaradas de Muégano.
Conversar para habitar.
Día 17
24.10.21
Viajo a Cuenca. Daré un breve seminario en la Universidad y un acompañamiento al proyecto de vinculación comunitaria de la Carrera de Artes escánicas. El coordinador, Paul Sanmartín, viene por mí, pues me llevará por la carretera que pasa por Cañar, que alcanza menos altitud que la vía por el Cajas, donde la última vez que pasamos de regreso del Museo itinerante, tuve uno de esos colapsos que me hacen querer dejarlo todo para solo vivir en mi cama.
Me duele un poco perderme tres días presenciales de actividades del Museo.
Día 18
25.10.21
Cuenca
Pero es otra cosa que una pieza. Digamos que es una plataforma. Lo importante no es solo lo que contiene, sino lo que provoca. Genera un marco para algunas cosas ocurran, pero también propicia conexiones. Se desdobla y se pliega.
Como cuando hacemos la charla con las geniales Amarela Varela, Cristina Burneo Salazar y María José Gutiérrez, para preparar el Homenaje Bailable del sábado que queremos dedicar a las personas en tránsito y a las madres buscadoras de los dos países. Entonces Cristina nos lee perfecto el proyecto, como uno en el que lo común es precisamente la búsqueda de nuestras personas amadas que o bien perecieron en un avión cuyas partes importantes nunca aparecieron; o bien desaparecieron en el tránsito migrante. Una búsqueda que, como explica Amarela, a veces se traduce en comunidades dolientes de ciudado o que a veces necesita la vergüenza para hacerse pública y reunir a sus pares para hacerse compañía.
Entonces, el Museo extiende ramas, se cuela -al menos imaginariamente- más allá de su fecha de clausura. Porque estar aquí no nos compromete únicamente con el pasado, sino ante todo con el presente.
Qué poderosas y qué chingonas amigas tenemos.
Día 19
26.10.21
Cuenca
Voluspa Jarpa, Mauricio Barría y Santiago conversan. Chile como emblema. Las relaciones de Piñera con la CIA, la fuerza de las nuevas generaciones en el estallido que aún expande sus ondas y la urgencia del trabajo en comunidad.
Mientras tanto: «Organizaciones sociales, indígenas, gremios de trabajadores y sindicatos de Ecuador iniciaron en las primeras horas de este martes una nueva jornada de protestas contra las políticas económicas del presidente Guillermo Lasso».
Y en Cuenca discutimos (en todo momento llevo el chaleco del Museo) acerca de los procedimientos de vinculación entre la Universidad y la ciudadanía. ¿Será que los (ir) racionales candados burocráticos de las universidades permitan prácticas sensibles de acercamiento a la comunidad, desplazando sus indicadores cuantitativos a ultranza? El Museo Por Venir como herramienta para pensar el presente.
Día 20
27.10.21
Cuenca/Suscal/Tambo/Cañar/Cuenca/Cajas
Vamos levantando espesas nubes por el camino de tierra. Algunas personas se asoman desde sus casas, los perros se hacen a un lado, la noche se hace más cerrada. Somos una caravana de siete carros tratando de encontrar una vía de retorno a la Carretera Panamericana, de la que nos ha sacado el bloqueo en el borde de, pueblo de Tambo. Vamos con dirección a Cuenca, lo que quiere decir, para nosotros, que venimos de regreso. Hace dos horas que salíamos de Cuenca rumbo a Guayaquil y habíamos logrado pasar un primer bloqueo de los kamaradas de la CONAIE pero más adelante, ya de bajada, en medio del camino de niebla, en Suscal, otro bloqueo nos ha detenido. Apenas cinco o seis carros adelante. Es un bloqueo reciente. Son las seis de la tarde y justo le estaba escribiendo a Bertha para decirle que llegaríamos, Paul y yo, en hora y media. Decidimos esperar media hora para ver si aquí también dejarían pasar. La niebla baja como emisaria de la noche, mientras una vaca come indiferente a los conflictos de la gente.
Decidimos regresar: quizá podemos ir a un hotel en el pueblo e intentar cruzar de madrugada. El pueblo es muy pequeño y paramos en una farmacia para preguntar por el hotel. Las chicas que atienden nos dicen que el bloqueo seguirá y que quizá podemos llegar por la carretera vieja. La señora que estaban atendiendo dice que no, que esa carretera es peligrosa si no la conoces y de noche. Se discute la pertinencia de la ruta y se piensa que tal vez sería más seguro si hubiera varios coches. Una de las chicas llama a una conocida que vive por la ruta alterna. No se va a poder, también allí hay bloqueo. Nos dicen que quizá el hotel que está a la salida tenga habitaciones, pero no saben si está abierto siquiera.
No lo está. De manera que seguimos de largo, pensando que quizá en Tambo, que es una pequeña ciudad, haya hoteles. Volvemos a subir. Siento la altitud en toda mi sangre.
En la entrada a Tambo, otro bloqueo. Las barricadas constan de alguna o varias maderas grandes, piedras y material inflamable. Fogatas que anuncian los cuerpos y la lucha que los sostiene.
Allí, delante de nosotros, de una camioneta Van con calcomanías turísticas, se baja el chofer y discute con pobladores las posibles rutas alternas. Cuando me doy cuenta, somos ya más de siete personas escuchando. El chofer dice que entiende como tomar el camino alterno. Los demás asentamos y seguimos a la Van por una vía muy estrecha que nos va llevando hacia lo profundo del territorio. La vía de tierra iluminada por los faros es la única franja que da alguna seguridad, pues a un lado solo hay oscuridad y del otro filas de árboles y, de pronto, casas.
Paul y yo bromeamos sobre la buena decisión de comprar esta camioneta y el secreto del chsite privado es que en casa compramos una similar porque nos fuimos a vivir al bosque. De pronto, otra fila de faros enfrente. Otra caravana de cuatro autos se topa con la nuestra. El camino es muy estrecho y es difícil que pasemos en dos vías. Los choferes se bajan. Mi imaginario mexicano dibuja la situación en la que hay una disputa de machos por pasar primero. Pero no, los choferes discuten la situación y la caravana nos dice que acaba de pasar por un lugar donde apenas estaban poniendo las ramas del bloqueo. Entonces esa fogata que se ve a lo lejos…
Tres minutos después estamos frente una decena de personas, lideradas por una mujer con la que comienzan las negociaciones. Un chico trae una llanta y la echa al fuego. La señora dice que ya sabíamos que habría paro y que sabemos también la situación de «los compañeros». Una señora de nuestra Caravana insiste en que nos dejen pasar solo a nosotros, y que también tenemos familias que queremos ver.
Un hombre con una peluca de colores aparece y dice que no, que no pasaremos, que aunque nos dejaran pasar, más adelante hay otros bloqueos.
Paul y yo nos resignamos. Pasaremos la noche en el auto, en medio del campo. Entonces reviso el bolsillo donde tengo el pasaporte y busco en la galería del teléfono alguna foto donde estoy cerca de Lucho Macas. En mi cabeza armo el discurso con el que me acercaré a los compañeros, contándoles un poco de nuestra jornada en Gera para luego hacerles entrevistas. Miro todos los rostros para indagar con quien empezar mientras una ola de calor me golpea del lado izquierdo. El fuego ha prendido la llanta al fin.
Pulso para hallar la aplicación de la grabadora, cuando siento agitación entre la gente de la caravana. Finalmente nos dejarán pasar. Tomo un par de fotos y Paul me llama a subir al auto. Seguramente alguien pagó un par de dólares por que nos dejaran pasar, es lo que oímos.
Pero también oímos que pronto pondrán otro bloqueo más adelante y la caravana acelera. Pienso y le digo a Paul que a pesar de todo me siento tranquilo, pues esto no es México. Aquí sabes quién hace el bloqueo, allá sabes que un retén puede ser la línea entre la vida y la muerte.
Después de 15 minutos más y muchos giros, volvemos a la Panamericana ya dentro de Tambo. Dos minutos después nuestro guía se detiene. Hasta aquí llega, podemos seguir seguros hasta Cuenca.
Pero esta es apenas la mitad de la historia. A la entrada de Cañar hay otro bloqueo. Esta vez no con fogatas, sino con un par de camiones. Se escucha el rumor de las consignas. Acercándonos un poco al retén, preguntamos a un señor si hay otra ruta hacia Cuenca y lacónico nos dice que sigamos a la camioneta negra que ha tomado la calle hacia la izquierda.
Otra vez salimos de la Panamericana, pero ahora por un camino asfaltado que, según un letrero lleva a Ingapirinca. La carretera, sin embargo, se hunde en varios lugares y hay que hacer rodeos. Veinte minutos después de ir en sentido contrario al que mi intuición me dice que estaría Cuenca y luego de subir y subir, llegamos a Ingapirica.
Pero la pequeña Caravana de tres coches continúa (nos dimos cuenta que al auto negro a su vez seguía un auto gris). Vueltas y más vueltas. Subidas y bajadas bajo un cielo estrelladísimo que alcanzó a distinguir entre los reflejos del cristal y de las poblaciones que pasamos.
Finalmente, casi una hora después, llegamos a Cañar. Han pasado cuatro horas de camino y esperamos que la vía hacia Cuenca esté despejada.
Eran las nueve de la noche en la línea anterior. Son las 11:09. Voy en una Van hacia Guayaquil. A punto de llegar a casa de Paul en Cuenca, finalmente pudimos contactar con la compañera Paula que también tenía intención de ir a Guayaquil. Nos ha dicho que tomaría la Van de las 10 y que se sabe que la ruta por Cajas está libre.
Iba a acabar estas líneas, pero luego de Cajas, nos han vuelto a bloquear…
Días 20bis y 21
28.10.21
Veía el arrugado y magnífico horizonte cercano a Quito y pensaba en los 10 metros. Los 10 metros entre la piedra donde supuestamente se estrelló el avión y la cumbre del cerro. Casi nada a esa velocidad y altura. La mínima franja entre la vida y su secuestro.
Pero que también era factible rodear el cerro. Y no pasó.
Hay una hipótesis que dice que desde tierra piratearon los controles e hicieron al avión perder el rumbo.
Hemos tenido que comprar boletos de avíon para que llegue a Guayaquil, pero como no hay línea directa, tendré que pasar por Quito, my love.
Y yo, con el rumbo perdido, llego a Quito a las 3 de la tarde, con el boleto de un viaje que partió a las 8 de la mañana previa; con la fatiga lo compramos mal. Entonces llevo ya 24 horas intentando llegar a Guayaquil sin lograrlo y pasaré 18 más, pues el próximo avión sale mañana a las 8.
Agradezco, en medio de todo, tener unos minutos de la luz de Quito frente a mí.
Pienso entonces que esta pieza es una pieza de desvíos. Desvíos y accidentes. (Cada tecnología trae en sí su propio accidente, dice Virilio).
¿Qué desvío es este, me pregunto ya con el cerebro fundido y fatigado? ¿A dónde me quiere llevar?
Finalmente: Guayaquil de nuevo. El Museo en su casa, donde han pasado tantas cosas, pero la más grande es que Santiago ha logrado llegar al balcón. Me refiero al balcón de Clemente Ballén, donde vivía con su familia, donde nació La Fuerza del Cambio y donde Roldós dirigió unas palabras a los seguidores entusiasmados y que me obsesiona desde que vi la escena en el documental.
El balcón, pues, ha sido tomado y, a la vez, ha abierto las puertas de la más profunda memoria.
El Museo, también, como balcón.
Hoy, los accidentes han continuado. Un proyector que se niega a responder, unas mariposas que se niegan a aparecer y la caída de una espectadora que no pasó a mayores.
Pienso que quizá fue porque hoy pusimos a México en la escena, porque escuchamos algo de su dolor y también de su valentía. El documental «Lupita», de Mónica Wise pone finalmente nuestros corazones en su lugar.
Viene la recta final. Espero que sin desvíos y con accidentes afortunados.
Foto de Ricardo Jardí
Día 21
29.10.21
¿Podría ser todo esto un poema? Me pregunto mientras la gente baila. Baila un danzón, una cumbia, un merengue, son bailes dedicados a las personas migrantes y a las madres rastreadoras. Oímos las voces iluminadoras de Cristina Burneo y Amarela Varela, o los poemas de las chicas tan jóvenes y brillantes. Todo en este homenaje bailable que es evidente cuánto a tocado a Pilar, y a Gaby y a Myriam que lo han organizado.
¿Podría una conversación ser un poema? Pensaba antes, cuando nos reunimos a hacer la caja de preguntas sobre el museo, para intentar activar las respuestas en conjunto.
Pero también me preguntaba antes, durante el Scroll de la memoria mientras pasaban los memes referidos a Jaime o el álbum de fotos de archivos públicos y privados sobre Martha y Jaime que Santiago comentaba junto con los invitados.
Finalmente, para rematar la noche, una compañera venezolana invitada a presentar su «emprendimiento» – a poner su changarrito- en el evento, nos lee el poema que fue escribiendo mientras oía y veía los testimonios y los bailes.
Allí tuvimos en cuerpo y alma la experiencia del exilio, pero también de la hospitalidad. Así compusimos nuestro poema hoy, el antepenúltimo día del museo.
Día 23
30.10.21
Gabriela Cabrera y Oswaldo Terreros nos han contado su trayectoria conceptual para rediseñar el monumento a Martha Bucaram y Jaime Roldós en Guayaquil. Primero, bajaron a Jaime del pedestal, segundo lo pusieron a caminar al lado de Martha y tercero quitaron las rejas. Toda una reflexión sobre la diferencia entre un monumento y un memorial, pero también una discusión sobre lo que puede un cuerpo ciudadano en el espacio público. Democratizar el espacio público es dar la oportunidad de su apropiación (que no privatización). Gaby y Oswaldo son artistas enormes y me alegra tanto que sean cómplices del Museo.
Y su charla abrió otra proyección del documental, sobre el que vuelvo a quedar sorprendido por el trabajo de archivo y un guion de claridad impecable.
Afuera, Pilar comandó apasionada y entrañablemente otra edificación: la de la ofrenda para nuestros muertos, que incluye personas desaparecidas o asesinadas bajo estos regímenes del capitalismo salvaje y la izquierda disfrazada de cordero.
Así fue nuestro penúltimo día.
También fue cumpleaños de Zbigniew Herbert
EL TRENO DE FORTINBRÁS para M. C.
AHORA que nos hemos quedado solos podemos hablar príncipe
de hombre a hombre
aunque yaces tendido en la escalera y ves tanto como una hormiga muerta es decir un negro sol de rayos quebrados
Nunca pude pensar en tus manos sin una sonrisa
y ahora que yacen sobre la piedra como nidos derribados
están tan indefensas como antes y es este precisamente el final
Las manos yacen aparte La espada yace aparte Aparte la cabeza
y los pies de caballero en blandas pantuflas
Tendrás un funeral militar aunque no fuiste soldado
es el único ritual con el que estoy algo familiarizado
No habrá cirios ni cantos sino mechas y estruendo
el crespón negro arrastrado por el empedrado yelmos herradas
botas caballos de artillería redobles redobles lo sé nada del otro mundo serán mis maniobras antes del traspaso de poderes
es preciso agarrar a la ciudad por el pescuezo y sacudirla un poco
Antes o después tenías que morir Hamlet no estabas hecho para la vida creías en ideas de cristal y no en la arcilla humana
vivías en continuos calambres como en un sueño cazabas quimeras con voracidad masticabas el aire y al punto vomitabas
no sabías ninguna cosa humana ni siquiera respirar sabías
Ahora tienes paz Hamlet hiciste lo que te correspondía
y tienes paz El resto no es silencio sino que me pertenece elegiste la parte más fácil la estocada efectista
mas qué es una muerta heroica frente al eterno velar
con la fría manzana en el puño en el sitial alto
con la vista sobre el hormiguero y la esfera de un reloj
Adiós príncipe me espera un proyecto de alcantarillado
y el decreto concerniente a prostitutas y mendigos
debo también idear un mejor sistema de prisiones
ya que como con razón observaste Dinamarca es una prisión Parto hacia mis asuntos Hoy en la noche nacerá
la estrella Hamlet Ya nunca nos encontraremos
lo que tras de mí quedará ya no será materia de tragedia alguna
Ni darnos la bienvenida ni el adiós vivimos en archipiélagos y estas aguas estas palabras qué pueden qué pueden príncipe (1961)
Día 23
01.11.21
No sé si quiero escribir hoy.
Último día.
3190 kilómetros de viaje para encontrarme con la gente que más amo en el mundo y un país que no sabía que iba a querer tanto.
Para cerrar un arco de casi 30 años (que resultaron 40).
No quiero escribir, pero me prometí hacerlo.
Y porque hoy compartimos historias: nos abrimos como archivos y la gente se sumó y no sé cómo, terminamos con los sonidos de un corno francés tocando Piazzola.
No quiero escribir
No quiero
No
Día 24.
02.11.21 1
Allá abajo de la ofrenda está Ludwik. Que llegara allí fue un acuerdo sin muchas palabras entre Pilar, Santiago, Ricardo y yo.
No hemos dejado de contarnos anécdotas sobre los años de formación donde destaca la «pedagogía de la crueldad» (Segato) del medio teatral mexicano.
Muchos ritos de iniciación al maltrato y un imaginario de competencia muy desgastante. Pero también hubo momentos de camaradería y de cuidado que hacen que estemos aquí 30 años después queriéndonos tanto.
Y Ludwik siempre fue el día y la noche en la misma acera. Lo adoramos y le admitimos acciones y dichos que no admitiríamos ahora. Pero también le paramos el carro y nos fuimos cuando era necesario.
Hoy es un relato dentro de otro relato que juega a hacer justicia a la imagen paterna. Estamos en paz y somos los mapadres que deseamos ser.
Estamos en paz.
Que los fantasmas recorran el Callejón Magallanes y sepan que los recibimos con amor.
2.
CDMX
¡A borrarlo todo!
Tal vez también pueda ser que aprendamos algo de soltarlo todo. Tanto insistir en la memoria no debe pasar por alto que el olvido también tiene un papel principal. Que hay olvidos que lastran y otros que dejan levantar el vuelo
A borrarlo todo. A dejar que el teatro vuelva a ser teatro para que el Museo sepa decir por dónde quiere continuar.
Porque eso quedaba claro mientras compartíamos el último almuerzo que nos hacía Santiago: el Museo continúa. Ya con las líneas abiertas en su camino, ya con las derivas inesperadas. El Museo es material e inmaterial porque es, ante todo, este estar juntos, este querer estar juntos
ya sea bailando vogue, haciendo largas sobremesas o encontrando la historia en los cuerpos de las personas que se topan con el Museo.
(¿Por qué lo primero que me hallo en tuiter al llegar a México es esta estampilla Mariposa/Ecuador?)
Este Museo es ya el lugar donde nací.