Sobre el nombre

El nombre del grupo tiene su origen en el error, pues cuando se formó en la Universidad de Guayaquil, a comienzos de los años ochenta, con la visión predominante de lo andino como característica de lo nacional y latinoamericano, se confundieron las palabras quechua Arawa (Horca)* y Aranwa (Teatro). Descubierto el error, el actual grupo (2005), asumió el error semántico y decidió mantener el nombre porque encontraron la posibilidad de elevar la palabra Arawa a un nivel simbólico, donde la Horca (aquella tarima de madera que se ubicaba en el centro de la plaza pública medieval para que todos pudieran VER la ejecución del “condenado”, el espectáculo público de la muerte) se presenta como la analogía cruel de lo efímero, de la reducción de la existencia en un instante, convertido en un aquí y ahora irrepetible en el tiempo y el espacio.

Sobre los integrantes

El grupo esta integrado por su director general y actor Juan Coba Caiza; Juan Antonio Coba: actor, codirector de los talleres y técnico; Aníbal Páez: dramaturgo, director, actor y gestor cultural; Marcelo Leyton: dramaturgo, actor, director y pedagogo.

Sobre los procesos creativos

Los proyectos escénicos se llevan a cabo según la necesidad y la motivación que se deriven de algún asunto de interés grupal. En algunas ocasiones puede llevar más de un año de trabajo. Aquí, la creación se toma su propio tiempo, pero en la mayoría de las veces, el grupo lo acelera y colabora.

Sobre el taller permanente

Anualmente, ARAWA tiene como política grupal, abrir un taller dirigido a los estudiantes de la Universidad de Guayaquil, pero siempre está abierto al público en general, donde el único requisito para estar en él, es mantener la regularidad en los ensayos. Después de seis meses, los resultados de este taller se muestran en el ENTUPE (Encuentro de Teatro Universitario y Politécnico de Ecuador) y a partir de ahí está abierto a todas las funciones posibles.

Sobre la poética grupal del ARAWA

Nuestro quehacer teatral se podría inscribir en lo que Peter Brook llama Teatro Tosco; o sea teatro popular, que se caracteriza por su precariedad, por su anti-pomposidad y por no ser pretencioso en términos de forma y demanda comercial. Esto se complementa con los objetivos teatrales de Brecht, donde se requiere de una constante conciencia para compartir contenidos sociales significativos. Sin pretender cerrarlos en una respuesta absoluta, nuestros procesos creativos se debaten entre lo que se quiere y lo que se necesita. Además de ello, nos asiste Augusto Boal, por las herramientas pedagógicas dirigidas a todas aquellas personas que lo requieran un espacio de expresión, tanto como público o como integrante de algún taller. Todo esto, en colaboración y a la orden de la Creación colectiva.