El Grupo Atalaya nace en Sevilla en octubre de 1983, a partir de una serie de talleres impartidos por Ricardo Iniesta (Úbeda, 1956), director del grupo desde aquel momento. Ya Ricardo Iniesta había pasado por varias experiencias teatrales, tanto desde la escena, en el grupo Lejanía, como en la gestión –fue uno de los creadores del Festival Internacional de Teatro de Calle de Madrid. Iniesta ha reconocido en varias ocasiones que tras conocer el trabajo de Odin Teatret decidió trasladarse a Sevilla y tratar de realizar allí un trabajo de investigación teatral, tal y como el que había visto en los trabajos de grupo de Barba , así como el de Tadeus Kantor y Peter Brook. Tras una serie de pruebas, seleccionó a siete jóvenes, sin apenas experiencia teatral, con los que formó el grupo.

El ideario de Atalaya ha sido siempre el trabajo de investigación, la realización de un teatro de laboratorio, donde tiene tanta significación el espectáculo resultante como el proceso de trabajo. De ahí que la primera confrontación con el público no fuese con un espectáculo sino con muestras de trabajo, hasta que en 1984 realizan su primera propuesta, se trata de El jardín de las Hespérides, un trabajo de antropología teatral, en el que buscaron los ancestros de la cultura andaluza, parten de los referentes de la cultura de los Tartessos y tras improvisaciones y un continuo entrenamiento, en el toman técnicas de la acrobacia, la pantomima, la danza o del flamenco y, con una dramaturgia del propio Ricardo Iniesta, presentan un trabajo muy visual que significa la búsqueda de un lenguaje propio.

En esta misma línea de búsqueda se inscribe, Pa jartarse de reí (1985), subtitulado Situaciones, donde también lo mímico, gestual, la acrobacia, lo visual y la acción dramática es lo más destacado. Se conforma en base a una sucesión de situaciones cómicas deudoras del cine mudo.

Este mismo año asiste Ricardo Iniesta al ISTA que se celebró en París, y él mismo ha reconocido que fue definitivo y fundamental en labor como director. Más tarde marcha a Berlín y desde el Berliner Ensemble se acerca a Bertold Brech, a Rudolf Laban y conoce también el teatro de Heiner Müller. Con estas nuevas experiencias decide afrontar ahora un espectáculo en el que por primera vez parte de un texto, se trata de Así que pasen cinco años, de Lorca, que estrenarían en 1986. Es el primero de la trilogía llamada «Teatro poético del desasosiego» –completada con La rebelión de los objetos (1988) y Hamlet-Máquina (1989). Esta nueva empresa significa un reto para el director y los actores, pues ya no se trata sólo de acciones físicas sino de asumir un texto de la carga poética de la obra de Lorca. El director mencionó desde el principio su intención de mantenerse fiel a la obra, de la que sólo se alterarían la concepción naturalista de la escenografía –dijo Iniesta– y la supresión de los objetos escénicos. La puesta tiene una gran carga onírica y en ella destaca el poder simbólico del cuerpo del actor en escena, que se mueve a un ritmo pausado, en una suerte de tiempo inamovible. De hecho, la escena está dominada por un gigantesco reloj que gira y lanza destellos de luz, de modo que de él parte la luz o la oscuridad de la escena.

Carmen Márquez,
Universidad de las Palmas

 

Obras

  • Ariadna (2008)
  • A solas con Marilyn (2007)
  • La Ópera de tres centavos-Atalaya (2006)
  • Medea (2004)
  • El público (2002)
  • Exiliadas, cantata para un siglo (2000)
  • Divinas palabras (1998)
  • Elektra (1996)
  • Corteza de un árbol (1993)
  • La oreja izquierda de Van Gogh (1992)
  • Descripción de un cuadro (1991)
  • Hamlet-Machine (1989)
  • La rebelión de los objetos (1988)
  • Así que pasen cinco años (1986)
  • Pa jartarse de reí  (1984)
  • El jardín de las Hespérides (1984)
  • Duendes, fantasmas y conjuros (1983)
  • Espejismos