Los integrantes de este grupo se habían conocido en el Grup d’Estudis Teatrals d’Horta y el taller del Sac y su primer espectáculo, Non plus plis (1972) se había ensayado por las noches en el mismo lugar donde Els Joglars ensayaba aún por las mañanas Mary d’Ous y donde Albert Boadella, María Aurelia Capmany, Xavier Fàbregas y Albert Vidal daban clase por las tardes: la escuela de Estudis Nous de la calle Aribau. En Non plus plis, observaba Moisés Pérez Coterillo, «estaban ya prefiguradas muchas de las constantes mantenidas por Comediants a lo largo de sus primeros quince fecundos años: la necesidad de reintentase el espacio escénico; la fiesta mediterránea con su cortejo pólvora, música y cabezudos; la oscilación entre la euforia festiva y los registros graves de cierta trascendencia metafísica; la participación activa del espectador, la proposición de un juego para adultos-niños.»
Durante la década de los setenta, Comediants, practicó un teatro festivo y de calle, en versión infantil (Catacroc, 1974), espectáculo-taller (Moros i cristians, 1975), espectáculo «de azotea» (Plou i fa sol, 1976) o baile tradicional (Revetlla o ball per a tothom, 1978). Muy influidos por Lecoq, en cuya escuela de París estudiaron Joan Font, Anna Lizaran e Imma Colomer, los Comediants supieron encontrar rápidamente sus propios métodos de trabajo, vinculando la enseñanza del mimo a la del clown, las máscaras y prótesis y los elementos tradicionales y festivos. El «cuerpo poético» de Lecoq se transformó en los espectáculos de Comediants en un cuerpo «prometeico, ávido de gozo». Según Mercé Saumell, el gozo sirve como «instrumento polivalente de la acción, como catalizador de las reacciones con el público y como medio de liberación colectiva», en tanto «los actores positivan la ambivalencia del deseo, contenido y reprimido secularmente» En 1978, Comediants alcanzó un punto álgido con la producción de Sol Solet, al que siguieron Dimonis (1981), un espectáculo de calle inspirado en los bailes tradicionales de diablos, y Alé (1984), una «sinfonía desenfadada de la raza humana», que surgía del deseo de mostrar escénicamente «las ganas de vivir» en una época marcada por un cierto pesimismo.
Referencias:
Fàbregas, Xavier (1983 a),»Comediants: demonios mediterráneos», El Público, nº 1, pp. 5-7
Pérez Coterillo, Moisés (1987), «Viaje al corazón de la fiesta», en Joan-Antón Benach y otros, Comediants 15 años, Cuadernos El Público nº 27, Centro de Documentación Teatral, Madrid, 57-71
Saumell, Mercé (2001), Teatre contemporani de dramatúrgia visual a catalunya (1960-1992). Aportacions formals. Conexions amb el panorama internacional. Els Joglars, Els Comediants i La Fura dels Baus, tesis inédita, Universidad de Barcelona.
Prensa
Comediants O como enseñar divirtiendo. Maryse Badiou. El Publico, 72. Sep. 1989. pp.29-31
Comediants, demonios mediterraneos. Xavier Fabregas. Primer acto, num 5, oct. 1983
Comediants, teatro y vida en un puno. Joaquim Vila i Folch. Primer acto, num. 5, oct. 1983.