La obra de Marta Galán (Madrid, 1973) puede entenderse como una búsqueda de una verdad emocional a la que se acerca a la vez desde la experiencia personal y la reflexión en torno a lo social. El mundo de las emociones, por un lado, y el ámbito de las ideas, por otro, presentados en un estrecho diálogo, son dos pilares sobre los que se construye su obra y pensamiento escénico. Esta exploración de los espacios del yo ha ido unida a la construcción de instancias escénicas que no rechazan el juego con la ficción. En 1998, a su regreso a Barcelona tras un año en Buenos Aires, donde realiza cursos de dramaturgia, actuación y escritura escénica junto a creadores como Daniel Veronese, Ricardo Bartís o Federico León, forma el grupo La Vuelta. Son los años en que la obra de Rodrigo García comienza a proyectarse con fuerza y surgen iniciativas como la General Eléctrica, en Barcelona, que abren nuevos horizontes para la creación escénica. Por La Vuelta pasan artistas de diversos ámbitos convocados por un proyecto colectivo de trabajo. En lo que terminará siendo el núcleo central del grupo se encuentran Mireia Serra, Núria Lloansi y Xavi Bobés, como intérpretes- creadores, Óscar Albaladejo, en la creación musical y sonora, Afra Rigamonti, con las luces, y Joan Ribas, en la construcción de objetos y elementos escénicos. Marta Galán escribe los textos en función de las situaciones escénicas que se plantean, ya sea como modo de provocar esas acciones o para conducir los procesos de trabajo. El centro de la creación es lo que está ocurriendo en escena, y en función de eso y de los materiales que se generan, se piensan los textos. Así se hace Lu blanc de lu groc, estrenada en Barcelona en el espacio Mon Obert en 1999, y Desvínculos, entre noviembre de ese mismo año y abril del 2000, todavía con una envoltura metafórica que se irá abandonando en los siguientes espectáculos en favor de una comunicación más directa con el público. Fue con K.O.S. (hacerse el muerto), presentada en 2001 en la sala Conservas de Barcelona, cuando el grupo adquirió más resonancia a raíz de su paso por el Festival de Sitges. No tuvo la misma suerte Estamos un poco perplejos, su siguiente creación, un año después, con un registro menos emotivo y unas acciones más desvestidas, ligadas a un horizonte social de fondo que se hacía más presente. Esta obra marca la disolución del grupo, en parte motivada por la propia evolución de sus participantes, que emprenden caminos propios.
A partir de ahí comienza una colaboración de varios años con el performer y cantante Santiago Maravilla, procedente del escenario off barcelonés. Su primera colaboración es Lola/2003, un monólogo sobre los roles de género, la sensiblería romántica y lo kitsch, en el que mezcla el teatro de acción, la interacción con el público y la actuación musical. En el trabajo de Santiago Maravilla descubre Marta Galán un mundo fresco y directo, procaz y exhibicionista a partir de unos códigos populares que chocan con lo correcto de la cultura teatral. Este espectáculo se completa con Machos/2005, en el que Maravilla comparte escena con Vicens Mayans. En él se continúa la reflexión sobre las convenciones de género y los lugares comunes relativos al hombre, pero con un alcance social más amplio, como la violencia y el deseo de poder, el sexo o la ambición de éxito profesional. Entre medias, El Mercat de les Flors coproduce Transilvania 187. In memoriam/2004, una poética reflexión sobre la vejez, la muerte, la belleza, la memoria y el paso del tiempo, que son algunos de los temas que atraviesan toda su obra. Para ello recurre a no actores y sobre todo a Víctor Israël, un conocido actor de películas de terror, ya retirado, de 74 años. En paralelo a esta obra, desarrolla un proyecto audiovisual en colaboración con Nestor Doménech, que comienza con una escapada de un geriátrico. Algunas de estas imágenes se proyectan durante la actuación, mientras Israël canta en karaoke Ne me quitte pas. El perro/2005 cierra un recorrido que arranca con Lola, mostrado en una retrospectiva en El Mercat de les Flors bajo el título de «Trilogía Cínica». En El perro se recurre nuevamente a no actores para llevar a escena el mundo de los niños o la (re)presentación de la familia, en contraste con el mundo de los animales, otra de las referencias características en su obra. En su última colaboración con Santiago Maravilla, Melodrama/2007, se retoma uno de los temas centrales de su producción, el lugar de las emociones. Desde un tratamiento abiertamente exagerado que combina lo kitsch, actitudes patéticas y expresiones emocionales extremas, se subraya el lado escénico de los sentimientos, el juego de engaño y realidad, de manipulación social y verdad personal que se esconde detrás de estos lugares.
En este cruce de caminos y espacio de tensiones entre el yo íntimo y las convenciones, entre la emoción y la razón, o el cuerpo y la política se mueve el trabajo de Marta Galán. Como repuesta se ofrece el hecho escénico transformado en un instante de apertura y comunicación, de encuentro y sentido grupal; a ello remiten las situaciones de fiesta, desorden vital y gratuidad de los finales con los que se cierra la mayor parte de sus trabajos, como un gesto de disolución de lo escénico hacia ámbitos menos institucionales. En 2007 impulsa la fundación de la Asociación de Artistas Escénicos, de la que es Presidenta, con el fin de apoyar nuevos planteamientos y objetivos dentro de las artes escénicas.
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Otras obras
- superproducción nº 2_ REPRISE VOL.2 – 2009
- Estamos un poco perplejos – 2002