Entre las variadas expresiones teatrales surgidas en Buenos Aires tras la dictadura militar, la de Rafael Spregelburd es una de las que han atraído en mayores proporciones la atención de la mirada nacional e internacional. Su obra se asoció en los primeros noventa a lo que se percibía como la aparición de una «nueva dramaturgia», pero pronto giró hacia los modos de producción más representativos de este útimo tramo de la historia del teatro argentino: la integración de las labores de escritura, dirección y actuación como procesos estrechamente ligados, e indisociables incluso. Trabajando como «un actor que se escribe las obras en las que le gustaría actuar» –así se define él mismo– y también como un director que compone los textos con los ojos puestos ya en la escena, Spregelburd ha venido generando una obra prolífica y muy singular, que aúna la práctica del teatro y la permanente indagación teórica. A lo largo de su producción, ocupa un papel primordial la reflexión sobre la arbitrariedad de los lenguajes –desde los idiomas humanos hasta la convenciones de la propia escena–, sobre la habilidad de estos sistemas representativos para construir –y fingir– realidades, y sobre la posibilidad de hacer aparecer en el teatro la complejidad de la vida, de exhibir la «mera» presencia de las cosas al menos por un instante, de mostrar esa pura realidad que suele quedar oculta tras los modelos explicativos del mundo, las simplificaciones del pensamiento y, en definitiva, los actos de representación.

Texto de Luis Emilio Abraham: «De la realidad como mero lenguaje a un lenguaje para la «mera» realidad: el teatro de Rafael Spregelburd».

Pablo Gorlero, «Spregelburd en épocas de La estupidez»,  Blogspot. Mirar, escribir, escuchar (13.06.2008).