Teatro el Balcón es un dispositivo de acción ciudadana desarrollado en la Central de Abastos de Oaxaca (México) por iniciativa de un grupo de artistas coordinado por Saúl López Velarde desde 2011.
Álbum de estampas (Proyecto). Central de Abastos.
El Balcón Dispositivo Parasitario en la Central de Abastos de Oaxaca.
La Central de Abastos de Oaxaca es escenario donde brotan y crecen relaciones singulares que definen las maneras de estar separados o juntos, dentro, en medio o fuera de los flujos y producciones del espacio material y simbólico compartido.
El Balcón Dispositivo Parasitario monta refiguraciones de lo sensible, lo perceptible y lo pensable, sin ningún cálculo determinable, a raíz de variadas maneras de devolver la vivencia del tiempo en el marco de ese territorio de acción legitimado como espacio común, formando nuevos escenarios cuando los locatarios destinados a permanecer en el espacio invisible del trabajo, se toman ese tiempo que no tienen para afirmarse como coparticipes de un mundo común.
El Balcón se apodera del espacio del trabajo que no se espera o de la libre inactividad de los locatarios, donde los espectadores se vuelven participantes en la medida en la que se involucran desde un gesto hasta la proposición o verificación de lo acontecido.
“El Balcón” Dispositivo Parasitario se ha convertido en ese “hueco abierto al exterior” desde el cual otear a la Central de Abastos de Oaxaca. Ahí, en un escenario entrópico, en un microcosmos donde brotan y crecen relaciones singulares regidas por una lógica que redibuja lo público y lo privado, lo visible y lo invisible, la palabra y el ruido, “El Balcón” despliega acciones devenidas por el interés en la performatividad del entramado urbano y a las herramientas artísticas emplazadas en el territorio de lo que acontece , que trazan zonas temporalmente autónomas en distintas áreas de la central de abastos para convertirse en un observatorio móvil y contingente.
Como afirma Shaday Larios, “El Balcón inventa reorganizaciones de lo sensible para transformar en testigos principales de una administración subvertida del espacio tácticamente homogeneizado, a quienes dentro de su inercia configuran el estadio de los que miran desapercibidos”. “El Balcón se propone así como una estructura hecha de eventos performativos que descentralizan, intercambian y perturban las coerciones de la inercia perceptiva del ser del locatario, el cliente y la propia inercia común de su mapadura consumista; se constituye como una máquina de transparentar e invertebrar el comportamiento perceptual de un tejido social condicionado en múltiples niveles por su pertenencia a un sistema regulado per se”.
“En esos puntos de conglomeración de la inercia de las producciones económicas” –continúa– El Balcón como “dispositivo planea el estallido del nodo: cierta micropolítica se esclarece poéticamente. De ahí que el dispositivo se autoconstruya por actos de rebeldía estratégica que se sirven de la supuesta estabilidad de esa regulación aceptada, pues tales actos surgen de la observación de las lógicas particulares e intersubjetivas que rodean a los operarios del hábitat elegido. Y en lugar de suscitarse como una violentación de las dinámicas del Mercado de Abastos, se adaptan a ellas como una intervención analítica devenida dentro de la misma fuerza emergente con la que se van asimilando los propios flujos de los transcursos comerciales cotidianos”. Para lograrlo, se emprendieron Acciones Transicionales –talleres, exposiciones, lecturas, conciertos, feria del libro, obras de teatro, procesos de formación actoral, biblioteca transeúnte – instaladas como una zona intersubjetiva que permite subvertir el tiempo laboral del locatario, el cual constituye el escenario en el que se desarrollarán experiencias culturales, que trazan reconfiguraciones en lo sensible, lo perceptible y lo pensable sin ningún cálculo determinado. Este acuerdo, este convenio, es de orden simbólico-lúdico, son acciones concretas, se proponen no se imponen, deben sobrevivir a la aprobación y/o al repudio, debe ser confiables, tener continuidad, susceptibles a ser observadas, corroboradas o verificadas.
Las Acciones Transicionales dan vida al proyecto, ha sido la mejor forma de conocer el propio dispositivo, el material más potente de investigación y son el andamiaje fundamental para instalar las Teatralidades en los Escenarios Sociales: montaje de conductas exaltadas que abren una fisura pública, generando un acto político o anagnórico encaminado a develar una dramaturgia abierta permitiéndonos detectar singularidades de lo real. El Balcón visibiliza espacio del trabajo o la libre inactividad de los locatarios, donde los espectadores se vuelven participantes en la medida en la que se involucran desde un gesto hasta la proposición o verificación de lo acontecido; el espectador como participante de un mundo común, de la coreografía del mercado en acción y de la significación de una masa caótica de instituciones, objetos, nombres propios y referencias.