Las personas con problemas de aprendizaje no tienen representación y hay muy pocos discursos sobre ellos. Tampoco existen en el esfera pública, están exluidos de la sociedad. El espacio entre la mayoría y esta minoría es insondable. Hay una división que es intolerable. Uno de los retos para mí es hacer más visible la comunidad de estos actores, mostrar que estos actores infravalorados pueden enriquecer el teatro experimental, que su unicidad está llena de promesas para el teatro y la danza, del mismo modo que deberían ser para la sociedad en general.