«Sobre un reclinatorio doy lectura al texto ‘El arte del azote’. Invito al público a que pase a nalguearme mientras leo. Hombres, mujeres y niños pasan a golpear mis nalgas. Grito que no me duele y que no saben golpear, los reto.
Varios hombres se juntan a golpearme, me tiran. Termino de leer y pido a la gente que pase a pintarme en los glúteos, lo que quieran sobre el body blanco que cubre mi cuerpo. Una mujer pasa a cortarme la ropa. Se descubre el trasero maltratado por los golpes. Con un lápiz de labios le pido a Katia Tirado que pinte unos besos en mis nalgas. Carlos Martínez Rentaría me acomoda una flor entre las nalgas.» La Congelada.