Esta obra de 2010 se inscribe en un proyecto más amplio: La Rebeldía que es, a su vez, un proyecto que se compone de TRES SEGMENTOS:

1) El rumor del oleaje es un blog, donde durante 5 meses hemos   compartido, en entregas quincenales, la investigación que hicimos sobre los movimientos armados en México durante la segunda mitad del siglo XX.

2) El rumor del incendio, es un documental escénico sobre la vida de Margarita Urías Herosillo y una exposición de lo publicado en el blog.

3) El rumor de, es un libro compuesto por colaboraciones de 35 personas. A partir de la convivencia de distintas voces queremos configurar un camino a futuro. Un mapa de esperanza.

¿Puede una mirada crítica al pasado transformar el futuro? ¿Cómo fue el mundo de nuestros padres? ¿Qué heredamos? ¿Qué luchas se libraron antes de que naciéramos? ¿Dónde nacimos? ¿Qué es la rebeldía en el siglo XXI? ¿Cómo se configura la disidencia hoy? ¿Cómo se construye un mejor país? ¿Cómo se reduce la desigualdad? ¿Cómo procuramos nuestras libertades? ¿Cómo politizamos nuestras vidas? ¿Se puede cambiar México por la vía armada? ¿No? ¿Entonces cómo? ¿Se puede ser revolucionario e institucional al mismo tiempo? ¿Cómo ser actores? ¿Hay otros sistemas de gestión? ¿Por qué es tan difícil criticar éste? ¿Habría que inventar otro? ¿Mejorar éste? ¿Un error del pasado podría ser una llave para el futuro? ¿Cómo recuperamos la esperanza?

Este proyecto parte de la necesidad de mirarnos reflejados en otras personas: de mirar nuestro tiempo en relación a otras generaciones, de crear coordenadas para ubicarnos en el México del año 2010.

Partimos de la idea de contar una historia que no esté buscando validar un estado de cosas, queremos configurar un relato que nos permita situarnos, entendernos. Asentar el presente como un momento en un proceso que ni empieza ni acaba hoy. Pensar que el mundo va mejorando inexorablemente, por el simple hecho de que el tiempo transcurre, es igual de ingenuo que pensar que todo tiempo pasado fue mejor.

Durante los años sesenta y setenta se conformaron en México decenas de guerrillas con diferencias políticas e ideológicas notables. La principal división se puede realizar entre los movimientos armados rurales y los urbanos, mientras los primeros buscaron la solución de ciertas demandas concretas vinculadas a sus lugares de origen. Los segundos por lo general buscaban la transformación del mundo.

El resultado de estos episodios fue un número indefinido de muertes y alrededor de un millar de desapariciones forzadas. Se trataba de una juventud de origen rural, popular y de clase media, que vio en las acciones revolucionarias el único camino para cambiar a un estado sin espacio para cualquier manifestación disidente.

Hay un momento donde ciertos hombres y mujeres consideran que no sólo sería preferible otra manera de estar en el mundo, sino que les resulta intolerable ser parte de una realidad ordenada de ese modo y entonces arriesgan la propia vida con tal de subvertirlo. Partiendo de que “colocarse al margen de la ley es la única ubicación honesta cuando la ley no es igualitaria, cuando la ley está para defender los intereses de una minoría en perjuicio de la mayoría”. ¿Cuánta voluntad y cuántas razones hacen falta para arriesgar la vida cuando la pasividad es tan fácil, tan natural? ¿Qué impulsó a esos hombres y mujeres a tomar las armas, abandonando el confort y la inercia cotidiana en pos de una transformación?

Lejos estamos de tener un visión romántica o acrítica sobre los movimientos armados. Una historia llena de desgarros y contradicciones, de inocencia, pero a la vez de coraje, valentía y ganas. ¿Habrá sido que en parte esta historia contribuyó a la apertura democrática? ¿Es un fracaso no conseguir lo que se buscaba como intuición, si se obtuvieron otros resultados? Colón llegó a América, dicen que salió rumbo a Las Indias.

Walter Benjamin afirmó que las revoluciones no son la locomotora de la historia hacia el futuro prometido, sino que “son el manotazo hacia el freno de emergencia que da el género humano que viaja en ese tren”.

Y así, absolutamente conscientes de las diferencias que nos separan del México de los años sesenta y setenta, nos sentimos inmersos en una profunda desazón. Enfermos. En un país en el que nos hemos vuelto insensibles a la desigualdad y a nuestro parecer incapaces de configurar proyectos políticos portadores de esperanza.

Sentimos un enclaustramiento, frente a la opinión muy generalizada de que el mundo está definitivamente cerrado y de que ya no existe más que un único sistema de gestión política social y cultural. Sistema al que además resulta muy difícil criticar. La indignación, la resistencia, la protesta, el desvío, la revuelta y la insurrección se nos presentan como cosas del pasado. Este proyecto está lejos de ser una arenga para tomar las armas; este proyecto es una tentativa por recuperar la idea de utopía y la posibilidad de crear nuevos pensamientos que nos permitan imaginar mundos más justos. Ver el dibujo en el esbozo y aventurar algunas ideas sobre el futuro. Esperemos que zarpen a su destino ya sabremos después si llegaron a éste o a otro. Las razones del corazón no se cuestionan, se acatan.