Estado Fallido es un proyecto que ha dado lugar a distintas obras, entre las que se encuentra México mi amor, no mires atrás. Este proyecto busca señalar “zonas de disturbio”, entendidas como las ruinas que nos ayudan a configurar la constelación de la fallida modernidad de un Estado. Nuestra intención ha sido –en palabras de Jacques Lacan– ensayar un “arte que agujere”. Y a través de esos agujeros, hacer ver: lo que por demasiado visto soslayamos, lo que consciente o inconscientemente pactamos velar, lo que olvidamos. También lo que no es visible, porque falta, porque desapareció. Entonces la obra exhibe la ausencia, muestra los agujeros de la memoria, vuelve a tensar ese espacio perceptible que llamamos realidad. La ruina es un “menos objeto” con un “más de memoria”. Si avanzamos hasta la ruina que ya no está, es decir, la que desapareció totalmente o que incluso nunca existió, estamos frente a un espectro, pura memoria. Inserta -inevitable, fatalmente- en ese marco, esta pieza se erige en la promesa de llegar a ser un proceso melancólico acompañado.