Usando la figura de la Soldadera, la mujer guerrera que se hizo famosa durante la Revolución Mexicana, Jesusa Rodríguez proclama su manifiesto para una revolución genética y sexual.

«Ya estuvo bueno, pues’n, más vale que me vengan a mí a aplaudir. ¡Ahora sí, hijos de su centrifugada incubadora! ¡Vamos a ver lo que es bueno! Y además, alguien que se me arrime, que se las paso a vivipartir. Buenas las tengan, y si no, pos lástima. Ahorita como quiera lo que importa es leerles este panfleto, un documento que mal que les pese mi analfabetizadez’n, total y al cabo, su presidente Vicente Fuck, no tiene mejor verbabulario que yo. Y aquí desde este tribunal que mi regimiento y yo hemos tomado, porque ya nos cansamos de que el poder se mantenga depositado a plazo fijo y estado permanentes’n. Por eso, pa’ liberar al pueblo de la estupidización, el consumio, la multimedia, la polimedia y toda esa parafranela “¡ya estuvo bueno!” hemos hecho, provocado y proconsabido, conseguido el triunfo de nuestra revolución genética. Ahora, ¿en qué consiste, verdad? Repitan conmigo, (saca pistola) «¡No a la Represión! ¡Viva la Comandante Esther! ¡Chingue su madre Diego de Blancos de Ceballos! ¡Viva la revolución genética y sexual! ¡Viva el Proyecto Genoma y la transexualización de Truacti la Ambigua!» O como dijo William Burroughs, «las revoluciones cambian algunas costumbres, pero dejan la mierda intacta». Ojo, fíjense bien y analicen, mis queridas soldaderas’n. «No tiene sentido la revolución», dice Burros. «Creo que un cambio verdadero debe implicar un cambio drástico, como cuando los peces comenzaron a salir del agua». Vámonos analizando, pues’n, yo digo. Si las piedras se volvieron amébas’n, ¿por qué nosotros no íbamos a trasmutar? Pos qué caray, eh. Hoy por hoy, gen por gen, hemos transunstantivado nuestro ácido revivonoxinucleido, ¡¡y a simple vista se nos nota que los revolucionarios de hoy semos andróginos!! O séase, que ni hombres ni mujeres, sino que somos hombres y mujeres al mismo tiempo. Dos presentaciones en el mismo envase. Dos personas en un solo cuerpo. Un solo cuerpo vuelto pareja. Semos todos hermafroditas’n. ¡Y eso nos congratula, compañeros, nos llena de regocijo! ‘Ora sí se acabó el machismo y se acabó el feminismo y todas esas babosadas de las reguerías y las budeces, ¡puras mamadas’n! Se acabó la desigualdad entre hombres y mujeres’n. ¡Compañeros, compañeras, o compañeres’n! ‘Ora semos una y otra al mismo tiempo, ¡y decretamos la abolición de la familia! ¡Ya estuvo bueno! Nada de los valores sagrados de la familia, ni… ¡Puras mamadas! Es más, voy a cantarles una canción que dice así: (Canta, con Liliana al piano, la canción «Expresidentes». El coro es: «Ay ay ay ay, ¿dónde andarán esos hojetes que vinieron a robar?») Pinches culeros, ésos no son hermafroditas. ¡Son monocotiledóneos! Pero bueno, estábamos en otro tema. ¡Qué nos importan los expresidentes? Estos güeyes son sexualidades inferiores. ¡Viva el libre albedrío! ¡Viva la cópula de autoservicio! Semos el futuro, mal que les vuelva a pesar. Y en revisionar la historia del pasado, notaremos que la gran mayoría de nuestros héroes jueron andróginos. A saber, Josó María Morelos– Morelos, José María. Miguel Hidalgo y Costilla. Guadalupe Victoria. Emiliano Zapata. Ahí lo tienen, si la historia lo tiene muy claro. Semos productos de esta revolufia que hoy celebramos y cuyo máximo producto y logro se consolida en su naturaleza violenta y traviesa, amarga y dulzona, ni fría ni caliente, ¡¡pero mucho menos tibia, compañeres!! Hoy nos hacemos el manicure mientras nos afeitamos el bigote. Cambiamos pañales mientras arreglamos el mofle. Comemos mazapanes chopeados en chamois. Y jugamos a las matapenas en mitad de las charreadas. ¡Compañeros y compañeres revolucionaries! Al mismo tiempo compañeros y compañeras, ¡compañeres! Albergo en mi seno ambos miembros. Al chofer de la combi y al a doncella de Orleans. Al popo y al ista. Y al activar el doble espíritu motor en el vientre de nuestra humanidad –y pésimamente mal al que le vuelva a pesar– ¡no cederemos ni un paso! ¡No daremos ni un paso atrás en lo que a reitraitación se refiere! Porque yo conmigo semos marido y mujer, únicos e indivisibles, y todo aquel que quiera sumarse a las huestes andrógines hermafrodites, preséntese inmediatamismo de Deguaitepey, donde se le consagraró la doble sexualidad istmo facto. ¡Pa’ algo soy la soldadera autógena pues’n! Y ustedes concederán su doble sexualidad inmediata presentando las presentación de 3 cocholatas de refrescos de cola, su genoma desdoblado, y la convicción de que están dispuestos, dispuestas y y dispuestes, a ingresar a una etapa superior de la evolución humana. Y ahora sí, querides compañeres, a gozar de este bonito corrido, que dice así: Rosita se transexuó…»

Jesusa Rodr
íguez
(Texto transcrito por Marlene Ramírez-Cancio, Cabaret Incómodo, II Encuentro del Instituto Hemisférico de Performance y Política, Monterrey, México, 2001)