«Jean Anouilh escribe su Medea en la postguerra de los cuarenta como un argumento contra la violencia, el desarraigo y el abandono. Sobre el tema griego, escrita para el teatro por Eurípides, el dramaturgo francés recava el conflicto trágico del hombre, pero esta vez la acción no es guiada por el destino sino por la voluntad de una Medea profundamente humana que ha perdido los rasgos de la hechicera divina para convertirse en la mujer amante que con su amor mueve el mundo, de vida y muerte. Es esta Medea una lectura contemporánea que en el verbo de Anouilh y en el montaje de Pequeño Teatro se convierte en una nueva epopeya y en una nueva discusión, pero ahora contra el estado de violencia y desarraigo en el que vivimos. Por esto, Medea nos ha permitido ir a lo más profundo de nuestras propias raíces, nos vincula con un pasado que amamos y nos inscribe en el mundo de hoy con nuestro teatro como expresión propia de los actores del grupo.»