Esta acción fue una intervención efímera en la que la artista, a lo largo de la bahía de Navachiste, realizaba un recorrido silencioso a manera de ritual.
El público asistente al festival comenzó a seguirla a manera de caravana, sumándose niños, pescadores y poetas. La artista, después de cruzar un manglar, establece un círculo o espacio sagrado en donde limpió y purificó a algunos asistentes, transfigurada en maga y chamana. Después convierte a una mujer del público en sirena, en un ser marino, bañándola con agua de mar, conchas, caracoles y burbujas.
En este performance se puede apreciar la influencia del trabajo de la artista cubana Ana Mendieta -en especial su serie «Siluetas»- quien trabajaba con su cuerpo unido a la naturaleza, a la tierra, y creaba sus acciones casi siempre efémeras a partir de los materiales que encontraba en el lugar, como ramas, tierra, hojas y fuego.