«Territorio mexicano -una especie de auto-tortura en la cual mi cuerpo fungía metafóricamente como el territorio mexicano- fue un comentario sobre la pasividad e indefensión de los mexicanos tras la crisis del 94. La obra estaba basada en imágenes asociadas a experiencias sexuales extremas que la convertían a la vez atractiva y repulsiva.
El ambiente era clínico, blanco y estéril. Desnuda sobre una mesa quirúrgica y atada fuertemente a ella de pies y manos, yo recibía el impacto continuo de gotas de sangre sobre el vientre durante seis horas, mientras una voz en tono policiaco en off insistente y tediosamente repetía ‘Peligro, se está acercando a territorio mexicano’. La pieza no tenía principio ni fin y el público podía entrar y salir a su antojo.
La intención tras la larga duración de esta pieza era darle la oportunidad al espectador/voyeur y suficiente tiempo para reflexionar y darse cuenta de que no estaba frente a un espectáculo sadomasoquista, sino que formaba parte de un ritual político de pena y voyeurismo politizado.» Lorena Wolffer.