Directora: Isis Saz
Link a descarga: http://hdl.handle.net/10578/29959
Varias ramas del conocimiento como la filosofía, la medicina, el derecho, la economía, el lenguaje, entre otras, nos presentan al individuo -persona indivisible- como su fundamento. Sin embargo, la existencia de cuerpos siameses pone en duda, cuestiona y trastorna la posibilidad del individuo elemental, la idea canónica de persona, desafiando conceptos relacionados como la autonomía, la conciencia, la racionalidad, la responsabilidad, la libertad, entre otros. Es decir, el cuerpo y la presencia de la monstrua siamesa atenta contra el orden antropológico de las sociedades occidentales. Los cuerpos abyectos desnaturalizan el mundo.
La tesis Sïamesa, un nosotras monstruoso es una apuesta por descifrar el potencial político de los cuerpos reunidos pues, en su posibilidad de ser múltiples, informes, e impertinentes, reside su capacidad de resistencia y su potencia. La figura de la monstrua siamesa -cuerpo único y múltiple a la vez-, se plantea como la singularidad desde la cual podemos acercarnos con una renovada perspectiva al cuerpo social en la actualidad. ¿Cómo podemos ser muchos y uno a la vez? ¿Qué puede aportarnos al presente la historia y persistencia de estos cuerpos geminados? ¿Cómo ha resistido la monstrua a su desaparición? Y, en este sentido, ¿podemos apostar porque el cuerpo siamés -cuerpo del exceso y la multiplicidad-, nos permita inaugurar otros agenciamientos y tramas subjetivas? ¿De qué es capaz este cuerpo que excede el estatuto de normalidad, que no encaja, que descoloca nuestras certezas? ¿Podemos considerar al cuerpo siamés como una propuesta epistémica, capaz de reconfigurar nuestro modo de estar en el mundo?
A partir de estos cuestionamientos, la monstrua siamesa se devela como la puesta en crisis de la ‘normalidad’ -y del aparataje sociocultural y colonial que sustenta esta ‘normalidad’-, y nos invita a devenir seres ciberorgánicos, en el que las relaciones y el contacto son el centro de un nuevo modo de estar-con en mundo.
