Los artistas todo a 1 Euro, 2015terrorismo.jpg
Vídeo, 25′ 10”

La pieza “Los artistas de todo a 1 euro” es un trabajo que se inscribe en el marco de la precariedad o de la minusvaloración del trabajador cultural. Una reflexión sobre los usos y abusos institucionales y del desvío como respuesta para que acontezca lo inesperado. La institución, la precariedad y el trabajador cultural no dejan de ser aquí trasuntos de una realidad mucho más amplia donde la violencia, la explotación y el abandono están a la orden del día.

Sin embargo, no es el resultado final de la pieza ni su alcance lo verdaderamente importante. Tal vez la pregunta que haya que hacerse sea la siguiente: ¿cuáles son las condiciones que han de darse para que se produzca el desvío como respuesta? Entendido el desvío, en este caso, siempre como un mal menor, repleto de contradicciones, y jamás considerado como una pequeña victoria. Pero cómo salirnos de la alternancia entre exclusión y abuso como formas de respuesta; cómo salirse del rechazo categórico a unas condiciones de programación inaceptables y, por otro lado, no sucumbir a la aceptación de dichas condiciones con el plus de impotencia y frustración que acarrean. De momento, no hay salida. Solo desvío.

El cuento de la visibilidad ya no nos vale, a no ser que nos seduzcan los cantos de sirena de la vanidad, el narcisismo y la irresponsabilidad. No necesitamos ser vistos, lo que necesitamos es que quien nos programe con esas condiciones al menos nos deje meterle un dedo en el culo… o dos.

En el caso de “Los artistas de todo a 1 euro” el desvío comienza por trabajar con lo que hay. Y lo que hay de partida son unas condiciones de exhibición decepcionantes que propician un malestar. Justamente es sobre esa relación insatisfactoria y sobre la sensación de mierda que nos queda en el cuerpo sobre lo que vamos a trabajar. Es decir, nos desviamos sencillamente al poner el foco en la relación que se establece y en lo que nos pasa a nosotros al entablar esa relación. Dicho de otro modo, ¿qué nos pide el cuerpo cuando nos abusan? Y ante esta pregunta surgen las contradicciones, porque al final lo que nos pide el cuerpo implica mayor trabajo, esfuerzo y riesgo, pero también mayor disfrute, deseo y responsabilidad. Así que bendita contradicción, bendita situación.