Haciendo performances es el único modo en que puedo vengarme de la vida que me tiene cogida de los huevos.
Es mi forma de pintarle mecos y burlarme de ella; de perder mi fragilidad frente a la vida y sobrepasar la muerte.
Envalentonarme, transgredir y no temerle a nada destruyendo los límites que me constriñen.
Esta es la gran posibilidad que me da la burbuja del Arte-Acción. Sin cordura, sin ortodoxia sin reglas, sin cuestionamientos, sin lineamientos.
Aventarme de lleno a la locura y poder salir no sólo ilesa sino más lúcida, más cuerda.
Qué mejor que zambullirse en los temas prohibidos, perversos, censurados, señalados para hacerme fuerte frente al camino del tiempo que me conduce a la destrucción de mi vitalidad, de mi encanto, de mi lucidez, de mi belleza, de mi fuerza.
El sexo, las drogas, las filias, el dolor, la escatología.
Arrancar a rasguños y jalones la máscara de esta gran mentira que ha creado el hombre, esta podrida forma de comunicarse unos con otros. Asqueada de la mentira cotidiana, de la aceptación de la hipocresía como pasaporte.
Me vomito sobre todos, me cago en sus jetas, los asusto y los hago sufrir, los pongo en jaque.
Soy francamente dichosa cuando logro enmudecer a los que miran o escuchan o sienten lo que hago. Feliz de borrar sus estúpidas sonrisas de comercial, de tirarlos de sus baratos andamiajes y verlos caer y revolcarse en el vacío sin saber de dónde agarrarse, no les enseñaron este juego.
Electroshocks que aplico a las mentes dormidas, alienadas, que esperan que los divierta, que ilusamente cortejan con el cosquilleo del morbo y terminan apaleados, rebasados, mudos idiotas.
La neta como bofetada, eso es el performance.
El único espacio donde puedo vivir y batirme en mis más perversos e incoherentes pensamientos sin que me encierren en cárceles o manicomios. El último recodo para mi desesperación, mi dosis de droga para tolerar hasta antes de mi nueva acción.
¿Hasta dónde puedes llegar cuando se te ofrece un espacio de absoluta libertad, cuánto estás dispuesto a arriesgar? Porque en esto vas solo. Los de fuera ven cómo te expones, cómo tropiezas, cómo desbarras y tú contagias la segregación de adrenalina, el miedo, la excitación y las palpitaciones hacen hervir el atrevimiento contra este mundo que te cobra la osadía de ser. Pero el performance me protege, es mi aliado y castiga la intromisión de censura, castración o reprimenda transformando éstos en parte del show. Si alguien osa a tales comportamientos durante un performance sería devorado y terminaría convertido en un elemento más, enriqueciendo la transgresión.
El performance se traga todo, es voraz, es certero, es diestro, contundente en la lucha contra la imbecilidad.
La Congelada de Uva y su constante referencia al sexo. Si el sexo fuera aceptado sin mayores miramientos, buscaría otros temas, siempre los prohibidos, los frikeantes, de ahí la consuetudinaria referencia al sexo, porque sé que es un gran Talón de Aquiles para dar en el blanco y convertirme en la certera ninya que hace girar de debajo de la manga sus mortíferas estrellas envenenadas para hundirlas en las zonas más vulnerables.
¿De qué no quieren que se hable, para que La Congelada lo grite? ¿De qué se avergüenzan para que La Congelada lo muestre? ¿A qué le temen para que La Congelada lo enfrente?
¿Qué no se debe hacer para que La Congelada lo haga? Mis primicias para mi Arte Acción.