Carolina: ¿Cómo ha ido derivando tu trabajo de una forma explícitamente teatral a una acción cada vez más directa y política?
Jesusa: Comenzaría al revés. Yo creo que el trabajo que ahora realizamos Liliana y yo está completamente inundado del aspecto político, y casi se vuelve incomprensible el trabajo sin lo político una vez que has convertido tu trabajo en un acto de acción directa. Entonces, a la distancia, hacia atrás, pierde sentido, ¿para qué hacías el teatro antes?¿cuál era el objetivo?. Ese objetivo de lo estético o el arte como una cosa formal, justamente ese arte que no debe tener contenido o que cuanto menos contenido político es más artístico, pierde para mí totalmente sentido ahora. Ahora creo que nuestro trabajo tiene sentido, en todo caso yo veo todo lo anterior como una preparación para llegar a esto, como un aprender a utilizar la herramienta para cuando necesitas usar la herramienta, pero antes era sólo el aprendizaje, no tenía ningún sentido, era como, bueno, voy a aprender a usar un martillo y un clavo, pero no sé qué voy a clavar o qué voy a construir. Ahora es usar la herramienta en función de algo que quieres construir con un objetivo preciso; y lo mismo el cuerpo, ¿dónde pones tu cuerpo? y ¿por qué pones tu cuerpo?. Digamos que no es lo mismo poner tu cuerpo sobre un escenario -que en sí, es un acto muy expuesto, estás exponiendo tu cuerpo- a ponerlo frente a la policía federal o frente al ejército. Es otra forma de exponer tu cuerpo, pero, a fin de cuentas es la misma exposición enorme. Digamos, para hablar de un punto intermedio, hace unos años a mí me pasó en México…Yo todo el sexenio de Carlos Salinas -que fue un presidente muy vergonzante , que para nosotros es muy vergonzoso que haya sido presidente de México y que hizo el fraude en el ’88- yo me puse su máscara, su maquillaje, durante todo su sexenio y…, después pues se reveló para todos quién era este ratero, este corrupto, este asesino. Se fue de México y, cuando él quiso regresar a México diez años después, yo me volví a poner esta cara y subí a un concierto de rock y nunca me esperé que los chavos de la banda de rock, el público, comenzaran a apedrearme a mí porque estaba vestida de Carlos Salinas. Ellos sabían que era yo…pero no les importó y me aventaron cilindros de acero, me podían haber realmente hecho un daño brutal, y, de hecho, al bajar de ahí no duré más de tres minutos, los chicos de…los rockeros me bajaron, les dijeron «oigan, espérense, no, ella es Jesusa, no es Salinas». De todos modos ya lo que la banda quería era lapidar a la imagen. Y ahí me di cuenta de lo expuesto que era estar en un escenario, pero cómo cuando eso tenía un tinte político era una doble exposición, eran dos formas de exponerte. Entonces eso es un poco lo que siento ahora, que nuestro trabajo tiene dos rostros. Ahora para mí tiene más sentido porque, como es toda la cultura mexicana que es dual, es doble. Ahora para mí el trabajo es doble: tiene toda esa función estética, tiene toda esa investigación como arte, como una búsqueda de los límites del alma humana, de rebasar los límites de las normas morales y sociales, de expandir el alma, pero al mismo tiempo tiene el objetivo de incidir en la vida cotidiana de la gente, y en la realidad económica y política de tu país y de tu planeta. Tiene dos rostros y a mí me resulta mucho más atractivo. Yo no sé si eso se llama «arte» o no, ya no me interesa, ahora me interesa hacer eso.
Carolina: O sea, que ha ido creciendo tu interés por esa parte, ¿no? ¿Se va quedando atrás el hedonismo primero del artista para disolverse en esas cuestiones sociales y políticas cada vez más?
Jesusa: Pues no sé si se queda atrás, sino que se potencian las dos cosas, no es que olvides lo estético y lo poético, sino que lo poético y lo político van juntos y se alimentan uno del otro.
Carolina: Y adquieren más fuerza los dos, claro…Como consecuencia también ha ido cambiando la relación con tu cuerpo y la percepción de él en escena, ambas han ido evolucionando a lo largo de estos años…
Jesusa: Enormemente, porque, por ejemplo, a mí me gusta mucho el trabajo de desnudo. Siempre, siempre he trabajado el desnudo en el escenario, y en muchas variables…pero ahora es justamente lo que en la resistencia podríamos llamar «¿dónde pones tu cuerpo?» y «¿cómo pones tu cuerpo?». Digamos, el cuerpo de la resistencia puede ser los millones de personas que llegan a una movilización. Finalmente es «dónde pones ese cuerpo», «contra quién», «contra qué»; y tienes que cuidar muy bien si ese cuerpo lo pones en riesgo y entonces te infiltran y te hacen pedazos, ¿no?. O si eres muy cuidadoso con ese cuerpo y cómo lo pones. Fíjate cuánto mucho ha crecido el asunto de usar el desnudo como una forma de protesta…Y también tienes ese fotógrafo que fotografía miles de gentes desnudas sin ningún objetivo más que eso, que ver esos cuerpos desnudos. Y de pronto yo me pregunto, bueno, ¿por qué ha cambiado el lenguaje? ¿Cómo es posible que un desnudo pueda ser una forma de protesta o un desnudo multitudinario, y al mismo tiempo pueda ser una forma de arte sin ningún objetivo político, como el que hace este hombre? ¿Qué es lo que le da ese tinte diferente? Y ¿por qué el cuerpo humano desnudo se convierte en una forma de protesta? Y ¿cuándo se convierte en una forma de arte y cuándo en una forma de protesta? ¿Cuándo es peligroso y cuándo es totalmente inofensivo? ¿Qué es, dónde está la línea que hace que un cuerpo humano desnudo pase de…? Es decir, de pronto sigue siendo sumamente agresivo un hombre que cruza por un estadio de fútbol, por la mitad de la cancha desnudo, sigue siendo una forma de ¡Ahhhh!, de llamar la atención, y lo vuelve a tomar la policía y se lo lleva. De pronto ves a las mujeres indígenas que se desnudan en México, ancianas desnudas…¿por qué eso se vuelve una forma tremenda de exhibir la pobreza en la que están sumidas las mujeres indígenas o los hombres indígenas? ¿Por qué el cuerpo anciano desnudo es una forma de protesta más terrible que el cuerpo joven? Y son preguntas muy extrañas porque es «¿dónde?», «¿en qué momento?», «¿por qué?», «¿en qué situación?». Y quizás se emparenta mucho con las formas de la resistencia en todo el mundo; muchas veces ese desnudo que en la calle puede ser nada, en la oficina del presidente de Estados Unidos puede ser muy importante, es decir, dónde pones ese cuerpo y con qué objetivo lo pones. Entonces, sí, son preguntas que te vas haciendo y que ahora son mucho más importantes. Por ejemplo, en este espectáculo de El Maíz yo voy prácticamente desnuda, pero tiene que ver con una cuestión estética y, sin embargo, cuando lo hice en México la primera vez, lo hice en una plaza de un pueblo y una mujer me dijo: «¿Cómo es posible que tú hayas puesto tu cuerpo desnudo, qué bueno, para decir esto del maíz?». Claro, pones tu cuerpo porque, a fin de cuentas yo NO necesitaba poner. Entonces ¿qué pesa más a estas alturas de nuestro trabajo? No lo sé, ambas cosas.
Carolina: Es fuerte, ¿no?, porque es el mismo instrumento con el que vivimos la vida, no es como alguien que pinta, por ejemplo, que tiene un objeto intermedio…
Jesusa: Claro…Siempre, desde que empiezas como actor, como actriz, te dicen «tu instrumento es tu cuerpo», pero no entiendes lo que es la exposición del cuerpo hasta que no estás frente a la policía.
Carolina: Ésa es la exposición real…
Jesusa: Hace unos años, no, hace unos meses, me tocó estar sola, bueno con dos compañeros contra un cuerpo de policía, nos quedamos aislados los tres porque fuimos a hacer una protesta y los demás se quedaron del otro lado de la policía, y nosotros acá…y es duro porque tienes que enfrentar que te exhiban los gases lacrimógenos, que hagan como que te los van a echar…afortunadamente no nos los echaron. Y yo sí tenía, claro, mucho miedo, porque soy asmática, entonces los gases lacrimógenos son para mí la muerte, puedo pasar meses enferma…entonces cuando vi que caminaban con los gases lacrimógenos lo que hice fue sacar un sándwich y ponerme a hacer que no tenía nada de miedo, pero para mí fue muy difícil ese momento. Sí sabía que estaba, pues, enfrentando una situación muy, profundamente agresiva, y que yo tenía mucho miedo y trataba de no exponer ese miedo, no debía mostrarse. Entonces, sí, ahí la actuación me sirvió mucho para aparentar que no tenía nada de miedo y comerme mi sándwich muy tranquila, y, entonces dije, bueno no es que lo político sirva para el teatro, es que a veces, qué bueno ser actriz para poder enfrentar ese momento.
Carolina: En cuanto a tu investigación sobre el teatro mesoamericano, ¿sigues con ella? ¿En qué punto está?
Jesusa: Bueno, mira, entre medio, casi te podría decir, del teatro y de lo político vivimos una cosa intermedia, que fue cinco años de talleres para mujeres indígenas, que estaban a la mitad de la una y de la otra porque era hacer teatro, pero en función de la salud. El teatro y la salud; quizás ahora es el teatro y lo político, pero ahí en medio era la salud de las mujeres, que es muy político también, pero no es exactamente enfrentarte a la policía, digamos. Y yo ahí volví a refrendar esa parte, la importancia de lo indígena en México. Habiendo nacido en México, si tú te olvidas del mundo indígena es tanto como si te olvidaras de la mitad de tu cuerpo, es así de simple. Es como si prescindieras de esta parte de ti (Jesusa señala la parte derecha de su cuerpo) o de esta parte (se señala de cintura para abajo) o de esta (señalando la parte superior de su cuerpo); no hay manera. Entonces volví a tomar mucho interés en ahondar más, en conocer más de la cosmovisión indígena y siento que es muy difícil porque, como en cualquier caso, lo que se tendría que hacer es irse a vivir en una comunidad indígena por unos diez o veinte años para poder entender lo que está pasando ahí… Así que a lo que más he llegado es a tener amigas muy entrañables, mujeres indígenas muy cercanas que tienen ya ellas la doble cosmovisión, que ellas por necesidad han tenido que aprender la cosmovisión de Occidente, más conocido como «civilización accidental». Ellas han tenido que aprender esta civilización, pero han nacido en la otra. Y ahí por ejemplo tengo una amiga muy entrañable que se llama Hermelinda Tiburcio Cayetano, una gran mujer, increíble mujer, de Amusga, de allá de Guerrero, de una zona muy pobre, pero ella ya es P.H.D, tiene su Doctorado en Psicología… y le pregunté: «¿Por qué estudiaste esto?» y me dijo: «Porque quiero entender los dos mundos porque yo vivo en dos mundos». Y yo creo que, tú lo sabes, si tú quisieras, por ejemplo, realmente entender Alemania, pues te vas a vivir diez años porque si no vives allí por lo menos diez años nunca vas a entender. Lo mismo siento yo, sin embargo, entre que yo no me puedo ir a vivir diez años a una comunidad indígena, lo que he intentado es seguir estudiando tratando de entender y, bueno, por supuesto hablando con las mujeres indígenas para tratar de entender algo, un poquito porque por ejemplo, para dar un ejemplo sencillo, ella me decía: «Para ustedes los occidentales, los accidentales, el árbol tiene raíz, tronco y copa; nosotros no lo vemos así, para nosotros un árbol tiene sus piecitos, sus bracitos, tiene su cabello, tiene sus hombros,… entonces cuando tú dices «¿cuáles son los hombros de un árbol?», pues no, no lo piensas así, tú puedes decir «¿cuál es la copa?» o «¿cuál es el tronco?», pero no piensas cuáles son los piecitos del árbol; o sea, simplemente un árbol para ella era otra cosa absolutamente diferente. Entonces, bueno, sí me ha servido de mucho seguir tratando de entender, pero no entiendo nada.
Carolina: Ése es trabajo para toda la vida, ¿no?… Y ¿con qué otras mujeres artistas te sientes emparentada?
Jesusa: Pues eso no lo pienso mucho, tengo amigas muy extraordinarias, como Elena Poniatowska, yo creo nuestra más grande escritora, pero con ella siento un amor y una cercanía tan grande porque somos muy amigas, nos vemos continuamente, no podría yo vivir sin ella cerca; pero no es precisamente el hecho de que ella sea una artista lo que más me importa, sino toda ella, todo lo que ella es. En cambio me siento…. a nivel artístico si yo pensara en un artista, pues pienso en Sor Juana Inés de la Cruz porque como no la conozco como persona sólo la puedo conocer a través de su poesía o su literatura, ahí sí que siento que me emparento con ella -que quisiera- que la admiro tanto y que me inspira muchísimo y que sólo puedo obtener de ella su parte de artista y no su parte humana.
Carolina: ¿Cuándo nació el espectáculo de El Maíz?
Jesusa: Empezó hace ya casi cuatro años en Nueva York porque me pidieron un espectáculo que tuviera que ver con una exposición que se hizo en el Museo Guggenheim sobre los aztecas. Entonces llevaron muchísimas piezas del Museo de Antropología y llenaron todo ese museo en espiral de dioses de piedra, y a mí me propusieron que hiciera un espectáculo para el teatro que está en la parte de abajo, en el subsuelo del Guggenheim, e hice este espectáculo. Pero de ahí aquí ha cambiado bastante; es decir, lo que yo buscaba era, así, hacer la denuncia del maíz hace cuatro años, pero cada día es más grave lo que está pasando con el maíz, entonces el espectáculo se ha ido reduciendo y ha ido cobrando más fuerza, más énfasis en la parte dramática.
Carolina: ¿Las mujeres con las que habéis trabajado en los talleres han llegado a ver algún espectáculo vuestro?
Jesusa: Probablemente sí, pero no lo sé con claridad…
Carolina: Ellas están en otro mundo, claro…
Jesusa: Totalmente, sí, son otros lugares…La verdad es que nosotros pudimos hacer ese trabajo porque iba aliado al programa de salud, entonces podíamos ir a muchos estados de la república y, sobre todo, no es tanto el problema de ir, sino cómo convocas a las mujeres líderes de comunidades remotas. Necesitas tener una red de detección de esas personas que sea muy anterior, y es porque este programa tiene más de treinta años y las mujeres buscan la salud, que ellos tenían y tienen detectadas a las mujeres líderes de las comunidades, por eso teníamos acceso a tantas mujeres fuertes que estaban pobremente en situación de miseria y de violencia, pero mujeres con mucho potencial para regresar con esa información y sobre todo para vivir esa experiencia tan increíble. Pero teníamos esa oportunidad porque había todo un aparato de estado sosteniendo la posibilidad de encontrar… De otra forma, si quisiéramos hacer ese trabajo por nuestra cuenta te llevaría treinta o cuarenta años hacer lo que hicimos en cinco. Entonces tampoco… saber si ellas han visto nuestro trabajo… Ese mismo programa de salud nos pidió que hiciésemos sobre seis temas: violencia, alcoholismo, drogadicción,… vídeos para ahora poder enviar a todo el país, entonces hicimos seis vídeos que quizá eso si lo han visto las mismas mujeres porque se está distribuyendo en todo el país. Y también quizás, como ahora estamos en este movimiento de resistencia contra el fraude en México o contra el secuestro del país, estamos haciendo un pequeño programa de televisión -por primera vez yo en mi vida estoy apareciendo en la televisión- en un horario absurdo, a la una de la mañana los martes, es decir, pasando la medianoche del lunes, en un canal muy abierto a todo el país, entonces eso puede ser que lo hayan visto ellas porque la televisión sí llega, esa televisión llega a todo el país; pero dudo mucho que ellas tengan acceso a nuestro trabajo en un teatro porque, sí, es muy difícil.
Carolina: Cuando habéis actuado en espacios públicos o en espacios no teatrales, con espectadores que no son conscientes de que son espectadores o con gente que no iría nunca al teatro o a El Hábito a veros…¿cómo es la relación que se produce con ese tipo de «público»·-por llamarlo de alguna manera-?
Jesusa: Bueno, lo que ocurrió es que, por ejemplo, como protesta, como acto de resistencia extremo, después del fraude electoral, nos quedamos cuarenta y ocho días en un plantón de dieciocho kilómetros; cerramos la calle más grande de México, que es Reforma, y nos quedamos cuarenta y ocho días ahí. Durante los cuarenta y ocho días yo llevé el escenario de El Zócalo todos los días todo el día, entonces la relación que se estableció con ese público…-ahí sí creo que haya habido varias mujeres de las que habían trabajado con nosotras- Pero ahí la relación con el público fue totalmente diferente porque era teatro, era un escenario, y yo estaba día y noche con la gente que se quedó a vivir en la calle durante cuarenta y ocho días. Entonces la relación es muy diferente porque es gente que nunca había ido al teatro, tampoco estábamos haciendo teatro, porque era un escenario y cumple las leyes todas de un escenario, pero era una relación de otro orden, era una relación con un acto de resistencia, con un acto de creatividad, de imaginación frente al secuestro de un país o a la cancelación de la vía democrática. Y yo creo, pues un poco así lo veo, es como un secuestro, tal cual. A ti te secuestran, tienes que decidir qué haces; si te pones violento muy probablemente te van a matar tus secuestradores, si te desesperas probablemente vas a acabar muerto tú solo. Entonces en un secuestro, si nosotras estamos metidas en este cuarto secuestradas, tenemos que tener mucha inteligencia, mucha serenidad, mucha paciencia, saber enfrentar la situación de una manera muy peculiar, y yo creo que sólo puedes salvar la vida y puedes probablemente vencer a tus secuestradores, si eres capaz de sobreponerte al secuestro, poder realmente llegar a controlar tú la situación, o controlarte sobre todo a ti mismo. Entonces, así está nuestro país en este momento, estamos secuestrados. ¿Cómo acciona un país entero que está secuestrado?. Si vamos a la violencia vamos a acabar muertos todos y muy probablemente los primeros que se mueren serán los secuestrados, no los secuestradores. Entonces ahora estamos en ese momento, estamos secuestrados y tenemos que tener un gran ingenio, una gran paciencia, un sentido de la entereza; saber descifrar cada señal, cada signo, para poder entender por dónde vamos a salir de este secuestro del país. Y al mismo tiempo yo lo veo con la cercanía de los Estados Unidos, que también ha habido un fraude, que también están secuestrados por una mafia en el poder de Bush , Cheney y Rumsfeld y Condoleeza y toda esta mafia, muy claramente amafiados, delincuentes muy evidentes. Criminales sin escrúpulos que tienen secuestrado a todo un país y en este caso a todo un imperio, ¿no? que aparentemente sería el secuestro de la Tierra, pero como no se puede tener secuestrada a la Tierra, entonces tienes así un país. Yo veo a los norteamericanos que se sienten secuestrados también, porque a quienes nos han hecho esto de cancelarnos la vía democrática sientes que te han cortado la salida, la única vía que tenías de salida para millones de personas…entonces yo lo veo en Estados Unidos y veo cómo hay una población desesperada, gran parte de la población desesperada sin saber salir de ese secuestro, y ellos llevan bastantes más años que nosotros en esa situación. Entonces está interesante porque yo creo que si tú estás secuestrada y eres una artista tus recursos van a ser el arte para salir de ahí, no puedes pensar que tu recursos van a ser la violencia o voy a ver cómo agarro ese extintor para incendios y echo a andar, porque es algo que no conozco, tengo que usar mis recursos, y eso es lo que yo estoy haciendo, usando mis recursos; lo que aprendí a usar, la herramienta que aprendía a usar, tratar de usarla como herramienta para oponernos al fraude, al secuestro y para buscar la transformación del país.
Carolina: ¿Y El Hábito? ¿Lo traspasasteis?
Jesusa: Hace dos años, más, casi tres años.
Carolina: ¿A «Las Reinas Chulas»? Entonces ¿ya no actuáis ahí?
Jesusa: No, mira, teníamos quince años de trabajar y es muy pesado; podíamos haber seguido, pero nos ocurrió la necesidad… bueno, vimos venir por un lado lo que venía, porque cuando tú trabajas en la farsa, en el cabaret, tu trabajo consiste en mirar hacia delante, en adivinar lo que viene, si no… Tiene que ver mucho con el trabajo periodístico. Un periodista que no sabe analizar lo que viene no funciona como periodista; el periódico de ayer es basura, lo importante es quien se adelanta a lo que va a pasar, y con el arte te puedes adelantar aún más porque te da señales muy claras, al estar detectando la realidad y transformándola a través de esta especie de mortero que es el trabajo artístico, surgen quizás además las proyecciones de las sombras de lo que viene. Entonces, yo había hecho desde el año del 2004 un espectáculo de resistencia civil. Se llamó Los Enemigos de Fox. Club de Desobediencia Civil, y eso era la intención de conocer lo que era la resistencia. ¿Por qué -me pregunto yo- en el 2004 estaba yo haciendo un espectáculo de desobediencia civil? Porque era obvio que era lo que íbamos a vivir después, dos años después estábamos metidos en la resistencia hasta acá (señalándose la frente)…pero en el 2004 no se hablaba de desobediencia civil en México. Para que veas cómo el cabaret te da la pauta..Y luego también en el 2005 fue que ocurre el Tsunami, a fines del 2005, ¿no? o en el 2004… Entonces cuando vino el tsunami para Lili y para mí fue muy claro que algo nos estaba hablando de… por un lado, un acontecimiento de la Naturaleza o no, no sabemos…, pero un acontecimiento que aparentemente es de la Naturaleza y arrasa con trescientas mil personas y ni un animal, te habla muy claro de que los humanos nos hemos alejado un poco de entender a la Naturaleza, o de por lo menos adivinarlo. O, como decía Antonin Artaud, «el que vive cerca de la Naturaleza participa de sus secretos»; por lo tanto, estamos ya muy lejos de la Naturaleza porque sus secretos nos quedan peor como misterios que como amenazas. Y, junto a eso, la utilización del tsunami como una forma de ocultar la guerra en los medios, utilizar las imágenes del tsunami una y otra y otra y otra vez para que la gente se olvidara de lo que realmente era un desastre también gigantesco, que es la guerra en Irak. Entonces, las dos cosas hablan de una Humanidad completamente desquiciada y confundida.
Carolina: Desconectada totalmente…
Jesusa: Desconectada de todo y utilizando sus medios de conexión para desinformar, para justamente confundir más. Son los mass-media los medios de confusión, ya no son de información. Entonces, fíjate, un tsunami que a la vez era usado como una máscara, es ya demasiado…Ahí Liliana y yo dijimos «¿Por qué no paramos lo que estamos haciendo y nos paramos a pensar un poco a dónde vamos con todo esto? ¿qué queremos?» Y yo creo que fue una decisión muy buena, fue en un momento que todo estaba puesto para hacerlo; estaban además Las Reinas Chulas que nos permitían… las chicas que son toda una generación de jóvenes que quieren hacer farsa política, que querían asumir este proyecto, es decir, no se perdía este proyecto como tal, que nos llevó muchos años construir. Y entonces no se perdió este proyecto, teníamos a Las Reinas Chulas que querían hacerlo con un grupo de muchísimos actores jóvenes y dijimos «qué gran oportunidad para nosotras tomar aire, respirar otras cosas…»; por ejemplo ahora podemos venir acá, viajar un poco más, ver otras situaciones y decidir qué va a seguir después de esto, o esto es lo que sigue quizás, andar de un lado para el otro. Pero sobre todo la máxima oportunidad que fue poder dedicarnos de lleno a trabajar contra el fraude, eso nunca lo hubiéramos podido hacer sosteniendo aquel lugar porque aquello te exige un trabajo constante y esto también, entonces no puedes tener los trabajos constantes de todo el día, era imposible. Digamos, yo no habría podido estar cincuenta días en El Zócalo día y noche si hubiese tenido que atender un espacio escénico.
Carolina: Entonces actuáis en diferentes espacios, una vez fuera de El Hábito…
Jesusa: Bueno, te digo que ahora la situación es muy extraña porque de pronto yo estoy haciendo cabaret en el Hemiciclo a Juárez, en La Alameda, en La Reforma… Ahorita por ejemplo, lo que hago en la televisión lo hago con la resistencia, entonces nos vamos a grabar el programa de televisión haciendo resistencia civil en las calles, pero yo voy vestida de Pedro Infante, de un personaje, o de Salinas de Gotari, en fin, ahora creo que voy a hacer de Sor Juana…, pero todo esto es ya una traducción muy extraña, yo ahora estoy haciendo el cabaret en la calle.
Carolina: En Europa actualmente pasa mucho que hasta los artistas más radicales o antisistema están participando de subvenciones del Estado y actúan en espacios patrocinados incluso por bancos, por ejemplo, en espacios de instituciones o empresas a las que están criticando y que así controlan de alguna manera a estos individuos «peligrosos» para el sistema, con lo cual se produce una gran contradicción… ¿Sucede esto también en México?
Jesusa: No, no, en absoluto. Yo estoy trabajando en boicot contra los bancos, en boicot contra las empresas, contra el Estado, y no cobro ni un centavo por ese trabajo. No estoy trabajando pues, en función de que ésa sea mi fuente de ingresos, sino al contrario. Ahí estamos trabajando de modo que, ve la diferencia, estamos yendo a las calles porque en las calles nos exigen ir a hacer este trabajo no porque queramos ir hacer este trabajo a las calles, ¿me explico la diferencia? Yo no tengo ningún interés en ir a hacer este trabajo a las calles, sino que es la calle la que nos está pidiendo que salgamos a hacer el trabajo; entonces no es ir a actuar en espacios del gobierno, sino al contrario, es ir en contra. En este caso es así, y tenemos la oportunidad de hacerlo no sé por qué, porque realmente nos tocó que en este momento podemos vivir sin cobrar, tenemos posibilidad de vivir sin cobrar y entonces, por ejemplo, hace ocho días nos fuimos a meter al mol más ostentoso que han hecho en México, en la zona residencial, una cosa asquerosa de millonarios así, pero ya una ostentación de lavado de dinero, de riqueza, en un país con esta miseria, como es México. Pues nos fuimos a meter ahí y de pronto entramos a la tienda de Nike, la empezaron a cerrar y detuvimos la puerta, pues éramos doscientas personas, y entonces entramos a hacer todo este programa de televisión a la tienda de Nike y a decir «Miren, estos tenis cuestan cinco dólares cuando mucho la hechura o es lo que les pagan a los que lo hacen y los venden a ciento cincuenta dólares, tal tal tal», como una acción directa, pero era con personajes, entonces todo se vuelve una cosa sumamente divertida.
Carolina: En la que no sé sabe dónde están los límites…
Jesusa: No hay límite, no, ya no hay límite. O entramos a los bancos y se enloquecen, porque cómo es posible que se meta un grupo de resistencia a un banco, no están acostumbrados, pero tampoco pueden hacer nada porque tú eres cliente del banco, aunque estés vestido de Pepe El Toro o de lo que sea, entonces finalmente como cliente del banco nadie te puede decir que no y resulta que vienes con doscientas personas al banco, pues sí, vienes con doscientas personas, ¿y cuál es el problema? De pronto te das cuenta de la gran vulnerabilidad que tiene el sistema también, sólo que no estamos acostumbrados a organizarnos y yo creo que basta con organización para poder enfrentar al sistema de mil maneras, lo difícil es organizarse, eso sí, ponerse de acuerdo; y sobre todo en la acción directa porque en las ideas estamos de acuerdo hace años, pero en la acción directa. El arte ayuda mucho en la acción directa porque, por ejemplo, había un hombre para la seguridad, de esos que están pagados para la seguridad de un mol, si yo llego vestido de Pepe El Toro que es su ídolo porque es el ídolo de todos los mexicanos, él ha visto las películas de Pedro Infante toda su vida y Pepe El Toro es el personaje al cual adoran como a la Virgen de Guadalupe; entonces yo de pronto llegué y le di la mano al hombre de seguridad y él se quedó así (se pone muy seria y rígida) y no me quería dar la mano, y le dije (extiende la mano) «Pero cómo ¿me va usted a dejar con la mano? a Pepe El Toro», entonces ya me dio la mano, porque él tampoco sabe ya dónde está el límite entre la realidad y lo teatral y el icono. Muy interesante, eso está siendo muy interesante para mí ahora, que yo tampoco sé ya dónde está el límite. Y además ese límite que es tan difícil, hasta dónde estás respetando la ley, hasta dónde debes pasarte de lo que lo legal dice porque ya no es legítimo; esa delgada línea de hasta dónde llega la ley que quienes hacemos resistencia sabemos se vuelve lo más difícil, porque tú estás defendiendo la ley y a veces debes de transgredirla porque ellos la están violando.
Carolina: ¿El Hábito tuvo algún tipo de problema con la censura o con la policía alguna vez
Jesusa: Bueno, yo he vivido dos formas de censura. Una muy violenta que fue por parte de los católicos fundamentalistas de Pro-vida y de los neonazis, cuando puse la obra del Concilio de Amor, una obra alemana muy maravillosa, muy anticatólica, pero que es una obra que tiene cien años de haberse estrenado, es un clásico, pero que siempre que se estrena donde se estrena tiene problemas porque es un texto muy fuerte. Y ahí tuve amenazas de muerte y ahí aprendí lo que era eso de vivir bajo amenaza de fanáticos. Y la presión política, la censura política que te llega de una manera –en México por lo menos- siempre escondida, te hacen multa porque no funciona la ventana de… ¡mentira!, te inventan cualquier cosa para censurarte, pero nunca… -en México se supone que la censura es ilegal, está prohibida- te mandan un papel… aunque una vez me lo mandaron, lo cual es increíble que las autoridades puedan llegar incluso a escribir una violación a la ley. Pero nada más, ese tipo de censura.
Carolina: Tenía pensado preguntarte en último lugar si tenías más desesperanza que hace un tiempo, o si había ido en aumento el pesimismo en estos años; pero creo que transmites bastante optimismo o, al menos, muchas ganas de seguir luchando…
Jesusa: Bueno, ya te digo, yo creo que estamos secuestrados, si se puede tener esperanza metido en una habitación secuestrado… tú siempre crees que vas a salvar la vida y que vas a transformar algo, pero mientras estemos secuestrados estamos ahí, en ese hoyo y llenos de peligro y desesperación.
Carolina: Pero bueno, el estar ahí también da un impulso…, a lo mejor, en situaciones de más calma uno no saca tanto de dentro, ¿no?
Jesusa: Yo creo que hay días que estás más desesperada y otros días menos; hay días que dices «Esto no va a cambiar nunca». Es una vez más la colonización de México diaria, la conquista diaria, primero hecha por España y ahora hecha por Estados Unidos; es ese pisar una cultura, ese pisoteo de la cultura que dices «¿Realmente podremos cambiar a México esta circunstancia de ser un país tan agredido por los colonialistas? ¿Podremos realmente surgir como un país libre?» A veces dices «no», y a veces dices «claro que tenemos que poder porque este pueblo es mucha pieza».
Carolina: Y a nivel mundial también…
Jesusa: Y a nivel mundial… Parece que está secuestrado el mundo, ¿verdad? Pero ahí vamos….