«Crucificada y censurada en pubis, ojos, nalgas y tetas, aparezco en la parte superior del teatro.

Bajo entre sillas, pidiendo ayuda a la gente. Cargo una toalla en la espalda, amarrada con cinta de aislar.

En el escenario, subo a una mesa circular giratoria. Prendo una lap top, pongo música psycho. Desenrollo la toalla, acomodo los instrumentos. Me quito las censuras. Introduzco una lámpara en mi boca y otra en la vagina y una vela encendida en el ano. Las pego a mi cuerpo con cinta negra, formando un traje sadomasoquista.

Apago la música psycho. Quito la base que cubre una caja musical con un angelito de cerámica kitch. Le doy cuerda, prendo sus luces y gira. Se escucha la música de la caja musical. Bajan las luces. El angelito y yo giramos a la par.» La Congelada.