Inspirado en el célebre poema de José Lezama Lima y en la más dura zona de la realidad cubana actual, Rapsodia para el mulo constituye un acto de absoluta radicalidad. El cuerpo desnudo y en permanente tensión de la actriz deviene aquí el principal escenario de un conflicto, la manifestación de un derrumbe, la evidencia de un aniquilamiento. El espectáculo confronta la visión utópica de la Cuba ideal  al tiempo que corporiza los complejos procesos que tienen lugar al interior de la sociedad cubana actual.  La crudeza de las imágenes obliga a una mirada urgente hacia un contexto en el que no somos espectadores. Denuncia y exorcismo, llamado a  recuperar la conciencia, el performance se presenta como una instalación en movimiento que quiebra la ficción para arrostrar al espectador una imagen no complaciente del sí mismo.

 

Hemos cargado maletas y mochilas atestadas de libros escolares que alimentaron nuestras tempranas escoliosis.

Su destino frente a la piedra, piedra que sangra

Creando la abierta risa en las granadas.*

Cargamos maletones de palo y jabucos llenos de latas, galletas, azúcar, en fin “comidas” para atenuar el hambre de la cárcel o la beca.

Las sucesivas coronas del desfiladero- van creciendo corona tras corona-

Sobre nuestros hombros cargamos cajas de alimentos de todo tipo de un extremo a otro del país por la visita a algún pariente.

Su don ya no estéril: su creación

La segura marcha en el abismo

Hemos cargado sabanas, toallas, almohadas, ventiladores, cubos, etc., etc., etc., hacia el hospital donde tenemos internado algún ser querido.

Ya se acostumbra, colcha del mulo,

A estar clavado en lo oscuro sucesivo

A rastras cargamos con televisores, refrigedores, muebles de todo orden, que necesitan un remiendo.

Paso es el paso del mulo en el abismo.

Hemos cargado tantos cubos de agua. Tantas latas o sacos de café, tomate y papas en la escuela al campo o los trabajos voluntarios. Tantas cubetas de sancocho para los puercos.

Aprieta Dios la faja del mulo

Y lo hincha de plomo como premio.

Siempre cargamos pozuelos, pomos, bolsas de plástico, por lo que pueda aparecer para armar la cena familiar.

En el desfiladero prosigue el mulo

Avanzando como las aguas impulsadas

Por los ojos de los maniatados.

Cargamos trozos de madera, pedazos de cristal, vigas de hierro, bolsas de cemento, carretillas de ladrillos y polvos pútridos extraídos de algún derrumbe. Carretillas de viandas, de envases vacios, de cartones, de cualquier cosa.

Con qué seguro paso el mulo en el abismo.

Y además cargamos con la ruina de la casa, de la ciudad, del país. Con la fragmentación familiar, y la frustración de una vida pensada para otra cosa, con la presión de una sobrevivencia que depende de insólitos malabares. Con la desconfianza, el resentimiento, y la tristeza. Con el embotamiento, el escape, el miedo y el cansancio.

Un trasiego infinito y circular sin la esperanza ya del próximo quinquenio.

Lento es el mulo. Su misión no siente.

*Fragmentos del poema Rapsodia para el mulo, de José Lezama Lima

 

Fuentes de investigación

Poema Rapsodia para el mulo, José Lezama Lima

Parque Vidal, Santa Clara, Villa Clara, Cuba.

Calle Galiano, La Habana, Cuba.

Plaza de San Luis, Matanzas, Cuba.

Calle República, Camagüey, Cuba.

Calle Milanés, Pinar del Rio, Cuba

Calle Trocha, Santiago de Cuba

Calle Martí, Manzanillo, Cuba

Terminal de ómnibus, Guantánamo, Cuba

Calle Libertad, Isla de la Juventud, Cuba.

Banda Sonora

Selección del programa Gotas del Saber, de Radio Enciclopedia.