Existen dos versiones de Tartufo. La primera, en tres actos, representada ante el público el 12 de mayo de 1664, es inmediatamente prohibida por el rey Luis XIV a pesar de que, inicialmente, Molière la había leído ante el soberano y éste había dado su aprobación. La segunda y definitiva, en cinco actos, representada el 5 de febrero de 1669, es la que llega hasta nuestros días. La que presenta Pequeño Teatro, sin embargo, no es ni la una ni la otra.

Después de estudiar en detalle todo el contexto histórico de la obra y su autor, Rodrigo Saldarriaga piensa que el final del segundo Tartufo no guarda ninguna relación con la intención de la obra ni con el drama que padeció Molière por su causa. Y decide crear un final de profundo significado que, además de cumplir con lo que el propio Molière llamaba «el deber de la comedia»-que era el de educar a sus contemporáneos- recrea el ambiente dramático de los combates de Molière contra los hipócritas, sus enemigos declarados.

Después de estudiar en detalle todo el contexto histórico de la obra y su autor, Rodrigo Saldarriaga piensa que el final del segundo Tartufo no guarda ninguna relación con la intención de la obra ni con el drama que padeció Molière por su causa. Y decide crear un final de profundo significado que, además de cumplir con lo que el propio Molière llamaba «el deber de la comedia»-que era el de educar a sus contemporáneos- recrea el ambiente dramático de los combates de Molière contra los hipócritas, sus enemigos declarados.