El grupo sevillano Producciones Imperdible nace en 1990, aunque sus componentes formaban parte con anterioridad a La Pupa (fundada en 1980), pero en el año citado los miembros de La Pupa crean la sala de Teatro La Imperdible, siendo ésta la compañía residente de la sala, que al poco tiempo abre tres vías principales de funcionamiento; por una parte, la programación de espectáculos; por otra, la organización de cursos, talleres, conferencias, etc.; y la tercera vía es la producción de espectáculos. De manera que el original nombre La Pupa desaparece y pasan a denominarse Producciones Imperdible, que en la actualidad cuenta con José María Roca y Gema  López como directores artísticos, así como con un grupo permanente de profesionales del teatro y del arte.

La Sala La Imperdible tiene una vida muy activa y la programación está acorde con la línea de trabajo del grupo estables, pues además de la sala de teatro cuenta con otros dos espacios, uno denominado Almacén-Café, concebido como un lugar de encuentro, con una biblioteca de artes escénicas y donde se representan espectáculos de pequeño formato de café-teatro, micro-danza, títeres, etc., se proyectan cortometrajes, se realizan presentaciones de libros, lecturas de poemas y se realizan talleres; y donde hay una exposición permanente de carteles y elementos teatrales. Otro espacio es el llamado «La Herrería. Arte y Ensayo», concebido como espacio abierto para la creación contemporánea, se trata de una sala multifuncional donde se realizan exposiciones, instalaciones visuales y sonoras, performances, videocreación, etc. y se realizan talleres de arte.

Todos los espectáculos realizados por Producciones Imperdible tienen un sello muy personal y todos ellos significan una búsqueda de nuevas formas expresivas de investigación del espacio escénico. Son siempre espectáculos visuales, de rigurosa y, podría decirse, de exquisita confección, cada nueva producción es una indagación sobre la escena y una búsqueda de nuevas formas de mirada del espectador.

Si bien es cierto que este camino de exploración de nuevos lenguajes ya estaba presente en los espectáculos elaborados bajo el nombre La Pupa, sólo nos centraremos en los producidos desde 1990, momentos en los que comienzan la nueva singladura bajo el nombre de Producciones Imperdible.

Así, desde Lluvia (1990), primera propuesta de La Imperdible, está el lenguaje visual y de trabajo físico, donde no se apela nada más que a los sentidos, el grupo no pretendía dotarlo de más significación que la de una sucesión de imágenes visuales y sonoras muy sugerentes, se trata, como dice el grupo, de «una sinfonía visual con agua real que cae en sonoros chaparrones encima de los actores y que con los diferentes efectos de luz forman un espectáculo plásticamente muy atractivo». Movimiento, música y acción física, en el que destaca una sugerente coreografía creada con paraguas de varios tamaños con los que los actores juegan y que, unido al sonido de la lluvia al caer sobre ellos, produce una singular danza. En este espectáculo se utiliza ya un recurso que será habitual en el grupo, como es la pintura de un enorme lienzo.

Inevitable No? (1992), continua en la misma línea de sucesión de sketchs, ahora con una mayor conexión temática, pues se trata de las búsquedas del otro, de manera que los tres personajes en escena –dos actrices y un actor– se buscan y se rehuyen continuamente en un juego de impulsos. Los actores están atados a unos muelles que les imponen movimientos bruscos a veces y de los que quedan colgados o que los impulsa de pronto hacia un lugar, supuestamente, no deseado. En una línea similar de experimentación se inscriben No comment(1994), Gaspar de la noche (1995) e Incongruencias (1996), fieles, eso sí, al teatro visual, donde la acción física y la creación de imágenes sugestivas están encaminadas no tanto a crear un sentido lógico sino que va directamente a los sentidos, en una sucesión muy plástica de acciones, danza y con una música sugerente como recursos principales. Ello no quiere decir que cada uno de estas espectáculos no signifiquen una reflexión sobre temas diversos, sino que esos temas son tratados sólo desde la plasticidad, dibujando ideas y conceptos a través de imágenes y sonidos, sin la presencia del texto como elemento protagónico. Aunque en Incongruencias (1996) comienzan a percibirse algunos cambios, pues ya el texto tomará mayor significación.