La disposición espacial, el trabajo actoral y el tratamiento dramatúrgico de los primeros espectáculos que Etelvino Vázquez produjo con Teatro del Norte (después de abandonar Margen) delataban claramente su filiación: Malas noticias acerca de mí mismo y Carlota Corday se presentaron sobre una escena central flanqueada por dos gradas para los espectadores, en tanto la interpretación estaba marcada por los modos de actuación orientales y una reinterpretación de la idea de crueldad con una fuerte dosis de expresividad. En cuanto a la dramaturgia, Vázquez optó por una intervención personal sobre textos de diversa procedencia, que se articulaban en una especie de partitura verbal de tono poético. Su mejor espectáculo fue sin duda el tercero de la serie, Viaje al profundo Norte, basado en textos de Hölderlin, García Lorca, Chejov, Shakespeare, Arbusov, Kafka, Cernuda y el propio Etelvino. En este caso, se optó por una diposición frontal de la escena y el trabajo corporal de los actores se completaba y contrastaba con la proyección de imágenes, que iluminaban abiertamente el tema tratado: la sexualidad adolescente y la homosexualidad.
Este espectáculo, calificado por Francisco Valcarce como «tremendamente transgresor», cerraba una primera trilogía enmarcada en lo que Etelvino Vázquez denominó «teatro secreto». La publicidad (teatral) de lo secreto tenía que ver con la exposición de la propia biografía como vía para abordar una reflexión sobre la sexualidad, el amor y, sobre todo, la soledad. La efectividad comunicativa del espectáculo resultaba del contraste entre la intención expresiva y los procedimientos distanciadores (textos grabados, actuaciones «gélidas, inquietantes, profundamente desesperanzadas»): una emoción «más cerebral que visceral», que alcanzaba, no obstante, las «fibras sensibles del espectador». (Rodríguez Blanco, 1988: 53)
El Teatro del Norte, opera prima, J. Rodriguez Blanco. El Publico, 24. Madrid, Sep. 1985. pp. 30-31