Acusmatrix es la primera parte de una trilogía centrada en el análisis y el desarrollo de la interacción entre el gesto sonoro y el gesto dancístico. La pieza se centra en la transformación de cantos de pájaros que se desplazan en un entorno sonoro tridimensional estableciendo un diálogo constante con el bailarín. Acusmatrix ha sido creada con el apoyo de La Casa Encendida y la Universidad de Alcalá de Henares a través del aula de Danza Estrella Casero, dentro del programa Artistas en Residencia 08 establecido entre ambas instituticiones.

Aspectos teóricos y formales

1. Descripción general

Acusmatrix es una creación de danza para un bailarín y diseño sonoro en dieceséis canales. El interés de la pieza se centra en la correspondencia entre el gesto dancístico y el gesto sonoro. La pieza concreta los intentos de Rudolf Laban y más tarde de William Forsythe de realizar un análisis geométrico en tres dimensiones del movimiento dancístico, ubicando al bailarín dentro de un espacio virtual de proporciones cúbicas. Siguiendo esta linea de pensamiento, acusmatrix sitúa al bailarín en un espacio de sonido tridimensional en el que interacciona con objetos sonoros que se crean, transforman y desplazan en su interior. El universo sonoro de acusmatrix se genera a partir de transformaciones digitales de cantos de pájaros europeos, desarrolladas mediante estructuras algebraicas (clases residuales) que articulan los planos temporal, espacial y armónico de la pieza. Acusmatrix plantea un desarrollo matemático del movimiento a partir de dichas estructuras.

2. Gesto Dancístico, gesto sonoro y acusmática

Rudolf Laban sintetizó el infinito repertorio motriz del cuerpo humano en ocho tipos de esfuerzo, uno por cada vertice del cubo: Pressing (presionar), Flicking (sacudir), Wringing (retorcer), Dabbing (tocar apenas), Slashing (rajar, acuchillar), Gliding (deslizar), thrusting (empujar) y Floating (flotar). Laban mostró la dinámica espacio-temporal de estos ocho esfuerzos o gestos básicos en función del tiempo (súbito-sostenido), el espacio (directo-flexible) y el peso (ligero-fuerte) en un cuadro tridimensional que llamó La Dinamosfera, tratando así de realizar un análisis del flujo energético interno en el movimiento.

Estos y otros aspectos de la notación de Laban pueden ser asimismo considerados en relación a la articulación y la naturaleza de lo objetos sonoros. En un concierto observamos como el sonido que escuchamos depende del acoplamiento sensomotriz del músico con su instrumento. Un pizzicatto de violin, por ejemplo, se origina mediante toques breves (dabbing) y es ligero y súbito, mientras que un glissando de contrabajo se desliza (gliding) y es un objeto sonoro pesado y sostenido en el tiempo. Por otro lado hay músicas en las que no vemos la realización del gesto que origina el sonido, éste es imaginado o inferido y su morfología misteriosa y ambigua nos hace dudar de las causas que lo originan. Este es el caso de la música *acusmática, diseñada en la mayor parte de los casos usando procedimientos electroacústicos y para ser difundida en público mediante diversas configuraciones de altavoces que enfaticen el carácter de la obra.

Al enmascarar las causas instrumentales el enfoque acusmático produce una disociación vista-oído y nos induce a percibir las formas sonoras por sí mismas. En acusmatrix la danza viene a llenar metafóricamente ese vacío visual, descorriendo la cortina pitagórica y completando la experiencia perceptiva mediante una nueva asociación audiovisual. Acusmatrix se constituye entonces como una matriz experimental diseñada para establecer una relación gestural entre movimiento humano y sonido basándose en la existencia de un substrato gestural común a ambos fenómenos. Elementos de ambos dominios perceptuales (vista y oido) que responden a una misma realidad morfodinámica son asociados y puestos de manifiesto en diferentes niveles:

Geométrico: Los objetos sonoros se desplazan de acuerdo a las trayectorias trazadas por el bailarín, construyendo formas geométricas que son manipuladas y transformadas sucesivamente mediante la unión de puntos en el espacio delimitado por la instalación.

Estabilidad-inestabilidad: El bailarín oscila entre el equilibrio y el desequilibrio, análogamente los objetos sonoros evolucionan desde el orden al caos tanto en el plano temporal(regularidad-máxima irregularidad rítmica), como en lo que se refiere a su espectromorfología, es decir, moviéndose entre la armonicidad y el ruido (percibimos como ruido aquellos objetos sonoros cuyo espectro es totalmente inestable desde el punto de vista de sus componentes físicos o frecuencias, y decimos que son armónicos aquellos sonidos cuyo espectro es estable).

Morfodinámico: Tiene que ver con el esfuerzo, la trayectoria energética que desencadena y modela movimiento y sonido, como se origina, se sostiene en el tiempo y termina. Movimiento danzístico y sonido son concebidos como estructuras orgánicas que siguen procesos de crecimiento análogos. Estos tres niveles de interacción gestural no actúan aislados, sino que se combinan y refuerzan constantemente. El desplazamiento geométrico en el espacio depende directamente de la trayectoria morfodinámica, a lo que se suma el carácter estable o inestable de ambos. Por ejemplo, un objeto que flota (floating) en el espacio conlleva una geometría determinada, diferente de la de otro que es empujado (thrusting ), y será más estable que otro que se manifiesta mediante sacudidas (flicking).

Acusmático: nombre dado a los discíipulos de Pitágoras que durante cinco años escucharon sus lecciones escondidos tras una cortina , sin verle, y observando el silencio más riguroso. Adjetivo: se de dice de un ruido o sonido que se oye sin ver las causas de donde proviene.

3. Busqueda de simetrías a través del álgebra: danza y clases residuales

Tanto en la danza como en la música la organización de las simetrías (en el plano espacial) y de la periodicidad (en el plano temporal) juegan un papel de especial relevancia, ya que de ello depende la capacidad nuestro cerebro de reconocer estructuras con sentido. Al contemplar una pieza de danza identificamos identidades espaciales (simetrías) e identidades temporales (periodos), que actúan como una trama guiando nuestra pecepción y activando nuestra inteligencia. Podemos encontrar una analogía con este proceso en la astrofísica, que a través de gigantescos radares busca señales de vida inteligente en forma de simetrías o periodicidades entre el caos de frecuencias que nos llega del espacio exterior.
El álgebra, a través de la teoría de congruencias numéricas (clases residuales), nos permite formular una teoría para construir simetrías tan complejas como nosotros lo deseemos. Este sistema ya fue introducido en el ámbito sonoro por Iannis Xenakis (Sieve Theory), sin embargo su aplicación a la danza representa una novedad y un reto. En el diseño sonoro de acusmatrix los planos temporal, tímbrico-armónico y espacial se articulan mediante clases residuales. Dichas estructuras son utilizadas en el desarrollo del movimento y son la base para una formalización de la interacción entre el gesto sonoro y el gesto dancístico.

4. Transformación sonora en Acusmatrix

La necesidad de continuidad puede ejercer tanta fascinación sobre la imaginación como pueda ejercer la idea de cambio de forma o transformación. Al mismo tiempo que buscamos la conexión con nuestros orígenes aspiramos a transformarnos con el objetivo de realizarnos personalmente. Darwin estableció una continuidad entre las múltiples transformaciones de la cadena del ser y el hecho de que halla un eslabón perdido nos crea cierta inquietud…. No es de extrañar entonces que lo más importante en una composición sea la forma en la que se transforma el material, y que a veces desechemos ideas interesantes a favor de una mayor continuidad o fluidez.

El universo sonoro de Acusmatrix se construye a partir de transformaciones digitales sonoras de cantos de pájaros europeos. ¿Por qué esta elección? Los pájaros son probablemente los mayores virtuosos sobre el planeta y su repertorio presenta una gran variedad espectromorfológica de absoluta contemporaneidad que va desde lo que denominamos ruido hasta delicados sonidos aflautados.

Acusmatrix presenta un método de generación sonora en forma de árbol. Partiendo de un sonido (cantos de pájaros europeos en este caso) diferentes transformaciones van generando sucesivas metamorfósis del original, creando una genealogía de sonidos interconectados perceptualmente con múltiples nodos y bifurcaciones. Estas transformaciones abarcan la multidimensionalidad del espacio sonoro y reflejan el hecho de que el sonido es un continuo en constante transformación. Demasiado a menudo escuchamos músicas electroacústicas compuestas bajo el modelo notacional-instrumental que nos presentan objetos estáticos que ignoran la capacidad del computador para transformar cualquier material sonoro en otro diferente.

Este enfoque del sonido como un organismo en continua evolución posee un gran potencial adaptativo a la hora de trabajar con el cuerpo, y guarda una estrecha relación con la naturaleza orgánica de la danza. Todas las transformaciones sonoras han sido realizadas con software C.D.P (Composers Desktop Project).