«La memoria del teatro se sitúa entre lo subjetivo y lo colectivo, en el cruce de una fenomenología de la conciencia subjetiva y de una sociología de la memoria colectiva», dice Josette Féral recordando las clásicas tesis de Halbwachs. En Cuadro de asfixia, Rafael Spregelburd pone en crisis el fenómeno de la memoria desde esa juntura donde se tocan la psicología del sujeto y la esfera socio-cultural. Una particular configuración ideológica de la memoria, que prefiere la amnesia creadora a la conservación obsesiva y archivística del pasado, se desenvuelve en la obra de un modo que resulta muy interesante vincular con la poética teatral de su autor y con la manera en que trabajan sus producciones dentro del campo cultural argentino. En la medida en que Cuadro de asfixia cuestiona el arraigo al pasado literario, en la medida en que construye una axiología positiva de la amnesia y en la medida en que tiende a disolver las diferencias entre lo pasado-olvidado y la idea de novedad, podría leerse la obra como síntoma de la propia labor de su autor para posicionarse en el canon teatral, y como declaración de la continuidad que concibe entre las tareas de escribir teatro y de hacer el teatro sobre la escena. A pesar de que Spregelburd no se hizo cargo de la dirección del espectáculo, sino que escribió la pieza por encargo de Luis Herrera en un momento en que ya había empezado a dirigir sus obras, se manifiestan en este texto su poética de verdadero «teatrista», su modo de pensar la escritura dramática como un proceso inseparable del hecho escénico y una noción consecuente a propósito de la memoria cultural: una memoria viva, sujeta a la acción del olvido y mucho más ligada, por ello, a la dimensión presencial y transitoria del acontecimiento teatral que a la función conservadora de la escritura.
Luis Emilio Abraham (2006): <Cantar al compás de la vizcacha>. Amnesia creativa y canon literario en la obra de Rafael Spregelburd».