Las relaciones entre cuerpo y poder, entre lo privado y lo público, sostienen a este Ricardo monstruoso, exhibicionista cínico, que aprovecha los puntos débiles de los regímenes legítimos para justificar su repugnante alianza con la injusticia. Ricardo es uno de esos que ascienden al poder valiéndose del sistema democrático pero sin creer en parlamentos ni democracias, es uno de esos que utilizan los votos de una manera hipócrita, ruin y absolutista. Texto. Acción. Texto. Compromiso. Discurso. Estética. Un correlato magnífico de rotundidad ideológica, ética, estética, política. Angélica Liddell ha escrito un texto rotundo. Excelente. Una suerte de monólogo con varios resortes, que interpreta de una manera tan rotunda como concluyente. Todos los tics totalitarios, todas las dejaciones, todo aquello que va en contra de la libertad del ser humano es denunciado. Colocado cada pensamiento en su casilla, en su tono, en su grosera rotundidad. A veces simbólica, en otras hiperrealista, siempre directa, siempre teatral. Texto, palabra dramática, palabra que se eleva, tanto por su cruda poética, como por su sintaxis y la prosodia empleada, para convertirse en una rotunda herramienta de concienciación comprometida…
Carlos Gil Zamora (Artez, abril 2006)