¿Qué fue exactamente lo que experimentaste, leíste o viste que te llevó a la idea que hay detrás de Ojos de ciervo rumano?

No es, a pesar de su apariencia, una pregunta simple y posiblemente esté muy lejos de poder contestarla. Sucede que me siento atravesada por varios estímulos simultáneamente. En el caso de Ojos, hay una mezcla de mi experiencia, percepciones no siempre conscientes y relatos míticos griegos, (en especial Eurípides, Las Bacantes). Y todo esto se funde de manera imprecisa para mí. Tal vez las imágenes de la lectura de Eurípides, y la forma en que me fueron generando asociaciones, me hayan hecho comprender que quería trabajar sobre los orígenes, sobre el nacimiento, sobre la identidad primaria de una mujer y la identidad política de un país. Y lo abordé desde mis propias marcas personales, lo que no quiere decir exactamente que mis textos sean biográficos, pero sí que recrean sensaciones y percepciones por las que atravesé.

En cuanto a la propuesta formal que organiza esos contenidos en el caso de Ojos, me interesaba indagar acerca de cómo crear una realidad (teatral) que no represente ni reproduzca la vida real.
Buscaba una relación tensa entre realidad y ficción. En este caso a través de un espacio real, plantas naturales, jugos, uso “real” de los cuerpos, etc., en una construcción argumental ficcionalizada al extremo, con rasgos de índole fantástica.
(Buscaba una “realidad” propia de lo teatral que no se apoyara de manera hegemónica en la acción, y que produciera más que un sentido ilustrativo un vínculo poético entre personajes y contexto).

¿Está el proyecto situado literalmente o metafóricamente en el contexto de la sociedad en la que vives?

Ojos se me ha vuelto demasiada “clara” ahora, a posteriori de los hechos ocurridos en mi país.
Estrené Ojos a 20 metros del epicentro de la crisis: El Obelisco, el 26 de diciembre de 2001. Ensayamos las obra durante todo el año 2001.Y, (al mismo tiempo), mi padre luchaba por no perder un negocio que había sido sustento de nuestra familia por años.

En ese momento nuestra propia dificultad para entender el país, la mirada paradójica y ambivalente sobre nosotros mismos no estaba instalada de manera tan consciente. Por eso los niveles metafóricos permanecían más ocultos.

Si es así, ¿en qué sentido?

Ojos habla de una familia que tiene un pasado esplendoroso, que ha confiado en la tierra “bendita” de su país, que se ha reducido a un departamento donde conserva algunas plantas. Plantas que, a su vez, signadas por la peste: se están secando. Este virus avanza en el transcurso de la obra hasta determinar el fracaso del padre agricultor. Ojos también es una obra que juega a crear ambigüedad y cruces de miradas: Dos tramas superpuestas, dos países, dos madres, dos hermanos.

Hoy todo esto es significante de la Argentina en crisis, por un lado:

1. El empobrecimiento, la asfixia y la reducción permanente de espacio y de sentido:
El Tiempo Futuro como idea de achicamiento: Las plantaciones reducidas a naranjos en maceteros. La madre a un ojo. El parto a una menstruación. La catástrofe del incendio a una plaga natural. Las necesidades del hombre a la obsesión de la nutrición. El último espacio: el pecho de una mujer (hija-madre-hermana).
El Tiempo Presente es un tiempo reducido y deteriorado. Básicamente ocupado por los relatos del pasado.

Y por otro lado:

2. Nuestra propia mirada como argentinos. Mirada paradójica que nos devuelve una identidad desorganizada, también en crisis.
La gran ausente, la “madre”, (asociada también a la tierra), es para la hija una “idealizada» cantante rumana, para el hijo una borracha de suburbios y para el padre una mujer terca y peligrosa, característica reforzada por su condición de extranjera.

También las menciones a Rumania están cargadas de esa ambivalencia. Rumania es a la vez un país maldito y un país idealizado. Un país excéntrico y cercano a la vez, que pese a ser europeo se nos vuelve incomprensible; tanto como Argentina.

¿Cómo están organizadas las artes escénicas en tu país?

Podemos decir que hay un teatro comercial, un teatro oficial y un teatro independiente, según su inserción en el aparato económico.

La franja comercial realiza un teatro de “entretenimiento” basado en la lógica del “mercado”.
El teatro oficial, (con subsidio del Estado), responde a un criterio de teatro “culto” o “serio” que muchas veces termina presentando obras tediosamente viejas. En los últimos tiempos, algunas propuestas de teatros oficiales, (las de más bajo presupuesto), contienen también algunas propuestas experimentales.

En el teatro independiente, como su nombre lo indica, su sostenimiento económico no depende de la venta de entradas ni de los contratos oficiales. A veces cuenta con algunos subsidios de instituciones privadas o internacionales. Dentro de este margen es donde se produce la mayor parte del teatro experimental.

Y ese es el teatro argentino que está generando interés internacional, y que trata de enfrentar la carencia de medios y de producción, investigando y experimentando sobre sus propias posibilidades expresivas. (No significa esto que defienda la escasez de recursos, no es ése el mérito de este teatro, tal vez sí algo de obstinación, y de asumir riesgos.) También dentro del teatro independiente se ven obras de características poco cuestionadoras de modelos vigentes, (tanto en formatos como contenidos).
Es decir que tampoco todo trabajo producido por fuera de los circuitos comerciales u oficiales garantiza una propuesta artística interesante.

¿Dónde te encuadras dentro de este escenario?

Mi trabajo está dentro de la franja de teatro independiente. Tuve colaboración del Teatro San Martín para Ojos y en algunos otros proyectos; y algunos subsidios.
Pero como la denominación de teatro independiente es, como dije, una noción demasiado generalizadora, (y abarca una enorme y disímil cantidad de propuestas), define más mi producción, el término de Teatro Experimental. Teatro que experimenta con los lenguajes escénicos.

En lo posible me interesa producir desde la ciudad de La Plata y trabajar con gente que está aún fuera de los lugares más representativos del teatro en Buenos Aires, gente de mis talleres de trabajo. Es decir, elijo producir desde la periferia.

¿Por qué has elegido específicamente el teatro como un medio de expresión?

No estoy muy segura. Empecé actuando y por otro lado escribía narrativa, y de algún modo eso se unió en el teatro. Pensándolo a posteriori me interesa de este medio la capacidad de comunicación que generan los cuerpos de actores presentes. El “estar” de actores y público. Y a la vez peleo mucho con este medio, porque a diferencia de otros lenguajes, (como el cine), la convención que genera la teatralidad exige demasiado al espectador.

Un espacio que no “es”, un tiempo que tampoco “es” ese, personas que “hacen” de otras… Por eso también últimamente me interesa trabajar en función de achicar los márgenes de la “representación”….

¿Qué consideras que es el máximo nivel de indigencia?

Voy a hablar de una imagen.
Constitución (Estación terminal de trenes en Buenos Aires, zona del ramal La Plata, donde vivo). Una familia en el piso. Madre recostada sobre el Padre, comiendo algo no muy definido del piso. Hijo llorando, sobresaliendo desde adentro de una caja de cartón a modo de cuna, intentando protegerse del frío.

Hay infinidad de situaciones terribles sobre las que solo puedo tener una comprensión racional y eso creo que es un área muy limitada del conocimiento. “Ver”, “sentir” el empobrecimiento es una manera de comprensión diferente. Por eso yo hablo de esta imagen, y por eso seguramente cada uno tendrá las suyas

¿Cuál es la relación que desea establecer con el público?

Una comunicación intelectual y sensible. Me interesa un público activo y atento. En todo caso, como decía Tarkovsky, una imagen sólo es potente cuando el autor y el espectador comparten la misma alegría y la misma dificultad para crearla.

¿Cuál es el hilo (rojo) de su adaptación escénica?

Tal vez encontrar la relación entre el material y el lenguaje de actuación particular a ese material sea la clave de un trabajo teatral, de una obra de teatro. Al menos es, seguramente, uno de los aspectos que más profundamente me movilizan. Es un juego que va apareciendo lentamente, más allá de las impresiones o reflexiones a-priori. La actuación no puede definirse más que desde la práctica. Al menos en mi caso, que dirijo textos propios o materiales adaptados, la interrelación entre textos y actores es, a veces, de una movilidad agotadora pero esencial. Termina generándose una misteriosa línea entre el cuerpo del actor y el texto. Una construcción que pareciera borrar la idea de personaje, como creación formal.