El Festival de Teatro de Manizales ha sido testigo de su tiempo. Siempre se ha sostenido que el teatro es un reflejo de su época y, en estas circunstancias, los proyectos de realidad, desarrollados en escena, estarían reflejando lo que ocurre en el entorno: como son las transformaciones profundas que viene experimentando la cultura y la civilización latinoamericanas, y, por extensión, al espacio cultural común iberoamericano.