Inspirada en la escritura polifónica de Dostoievski antes que en su temática, esta obra trata de crear un efecto característico en la obra de León de estar construyén-dose desde un presente inmediato y conflictivo, el presente de la escritura, proyectado ahora sobre un escenario, en el que unas y otras voces, cuerpos y emociones, tipos de actuación y registros estilísticos, adquieren autonomía para desarrollar un camino propio que crece a base de encuentros y desencuentros, choques y mezclas, creando un ritmo que empuja de manera específica esta escritura/actuación, tras la que termina desapareciendo la mano del director. Esta impresión de presente, de estar-haciéndose, desenvolviéndose desde dentro, empujada por una fuerza intrínseca, es lo que León traslada a un mundo escénico construido sobre el conflicto entre dos tipos de energía física, de mentalidad y actitudes claramente diferenciados, el de los adolescentes frente a los adultos. La adolescencia remite a un mundo inestable, atravesado por emociones contradictorias e incluso caprichosas, recorridos erráticos vividos en ese continuo presente que es también el de la escritura; un mundo en el que un proyecto de persona está todavía abierto, dispuesto a experimentarlo al máximo, al ritmo de una energía no plegada aún a los intereses o lógicas que van a conformar el mundo de los adultos, cerrándolo sobre sí mismo. «Hay más un mundo interior» afirma León (2005: 250), mucho más potente que lo que se pueda exteriorizar. Y la exteriorización tiene que ver con golpes y con balbuceos.» Esta forma de ser se proyecta como una forma de escritura escénica, es decir, de actuación, inspirada en Dostoievski, pero igualmente se podría pensar en otros mundos literarios cercanos a la cultura argentina, como el de Witold Gombrowicz, cuya obra también ha llenado los escenarios porteños en los últimos años. La blandura todavía sin formar del cuerpo, reflejo de un universo de ideas y emociones que se están aún construyendo, que necesitan todavía ser confrontadas, define un escenario recorrido por acciones apasionadas y ridículas, patéticas y poéticas al mismo tiempo. Todo se ello se despliega bajo la presencia de los cuerpos y la mentalidad de dos actores adultos que tratan de ser aceptados por los adolescentes. De este conflicto fundamental surge la obra, creciendo desde dentro a partir de acciones básicas, ejercicios físicos llevados al extremo, canciones de instituto entonadas a coro con acompañamiento de guitarra, acciones violentas, arengas morales y enfrentamientos físicos que preceden a la reconciliación.