Con el subtítulo de «Investigación sobre el Museo Aeronáutico», esta obra formó parte del IV Proyecto Museos, coordinado por Viviana Tellas, consistente en montar obras de teatro en museos de Buenos Aires que no fueran de arte. León escoge el Museo Nacional Aeronáutico y se centra en una sección dedicada a la aviación durante la Guerra de las Malvinas. La idea de partida era considerar el museo como un espacio de lo ex-, de lo que ha sido y ya no es. Trabaja con un ex-actor, Miguel Ángel Boezzio, que fue también piloto en las Malvinas. Boezzio cuenta en un tono de conferencia su vida, deteniéndose en detalles aparentemente insignificantes al tiempo que muestra documentos que dan fe de lo que dice, como certificados, fotografías, premios, poemas… Al igual que en la muestra del propio museo, se trata de hacer visible la distancia entre el tono triunfal de lo que se expone y la realidad oculta tras esos objetos, lo que en el caso del excombatiente se traducía en la valoración que éste hace de ciertas anécdotas de su vida, como la asistencia a un curso de lavandina o karate, y la realidad que se puede ocultar tras los respectivos certificados. Al final de la obra se encienden las luces del museo, y se ven expuestos los documentos que ha ido mostrando; al mismo tiempo se oye una grabación de una conversación entre las voces del actor y el director en los ensayos, preparando la obra. Durante la representación el actor lleva un auricular por el que está en contacto con León, lo que hace posible una suerte de dirección en vivo, que trata de dejar el suficiente espacio para que el actor construya la conferencia respondiendo a sus propios intereses.