En este número de Cairon. Revista de Estudios de Danza queremos indagar
sobre diversos modos de relación, trasvase y contaminación entre las nociones
de Cuerpo y Arquitectura. Aunque pueda parecer que el punto de tangencia
entre los dos términos se encuentra en la noción de movimiento (del cuerpo),
en realidad es la noción de espacio la que se adueña del lugar, tanto concep-
tual como material o físico, que se encuentra entre el Cuerpo y la Arquitectura.
Nuestro campo de interés se centra en ese lugar intermedio y común.
En el par Cuerpo-Arquitectura, cada elemento es, a la vez, activo y pasivo
en su relación con el espacio. Puede asumirse que la arquitectura define el
espacio que el cuerpo ocupa, siendo en este caso la arquitectura únicamente
un agente activo en la producción de espacio, y el cuerpo un agente activo sólo
en su ocupación. Simétricamente, en dicho par la arquitectura juega un papel
pasivo en la ocupación o activación espacial, y el cuerpo es así mismo pasivo
como productor de espacio, siendo más bien su consumidor o activador como
bulto. Es evidente que esta visión del par admite otras lecturas, por ejemplo
una lectura opuesta en la que el cuerpo produce el espacio, bien con su movi-
miento, real o posible, o bien con su mera presencia, mientras que la arqui-
tectura, lejos de conformar espacio, simplemente lo consume, materialmente,
en el acto de la construcción. En cualquiera de las lecturas el espacio aparece
como el elemento mediado y de encuentro fundamental entre la arquitectura y
el cuerpo.