Todo juego incluye la idea de muerte.

Jim Morrison

  1. ACTO DE COPROLALIA. JUSTIFICACIÓN DE UNA HIJA DE PUTA

EL PERRO

Soy un puto resentido y un puto inadaptado.

Soy un puto actor que hace de perro,

por una puta vez en su puta vida,

después de las cucarachas,

en un Teatro Nacional

porque un perro cobra más que un puto actor.

Eso dijeron en el Teatro Nacional.

Un perro cobra más que un actor.

Porque un perro cobra más que un puto actor.

Porque un perro cobra más, más que un puto actor.

Un perro cobra más que un puto actor.

Sí, un perro cobra más que un puto actor.

Más, más, más,

más que un puto actor.

Un actor de mierda, un puto actor.

No las putas divas de la interpretación sino un puto actor.

Y la directora hija de puta

decidió sustituir al perro real por un puto actor.

Y después decidió interpretar ella misma al puto actor que hace de puto perro

porque ella misma es el puto perro hijo de la gran puta,

después de las cucarachas.

Y ningún puto actor de mierda,

que no sea la directora hija de puta,

puede decir estas frases con más odio,

con más asco

y más dolor

en un Teatro Nacional.

Estas frases le corresponden únicamente a la directora hija de puta,

reina del África de los putos actores de mierda,

y degollada por los putos actores de mierda,

mientras cobre un sueldo de un Teatro Nacional.

¡Jódete! ¡Contradícete!

Y digo yo,

ya era hora

de que alguien trabajara con odio por el teatro

y asco por el teatro

y dolor por el teatro

en un puto Teatro Nacional.

Cuando me dan patadas en el campo

meto un gol sólo para joder.

Meto goles sólo para joder.

Después de las cucarachas

hago teatro sólo para joder.

¡Hija de puta yo, hijos de puta todos!

  1. EL SOBRINO DE RAMEAU. EJERCICIO DE IDEAS

Soy la mejor medida

para juzgar las debilidades de un sistema.

Mido con mi resentimiento

el grado de cobardía de un sistema.

Soy un loco profesional.

El teatro es una batalla entre dos mentirosos:

el hipócrita y el puto actor.

El puto actor puede desprenderse de su máscara.

El hipócrita, es decir, el público, no.

El público es hipócrita,

el público es la cultura.

La cultura es hipócrita.

Y yo soy el encargado de luchar contra la cultura.

El arte debe luchar contra la cultura.

Mi rabia, mi rencor, mi malestar

deben luchar contra la cultura.

Hago humanismo,

porque el humanismo consiste en rebelarse

contra todo aquello que lesiona al hombre,

y que un perro cobre más que un puto actor

lesiona seriamente al hombre.

Interpreto a un perro hambriento y marginal

porque no existe mayor crítica que el hambre.

Puesto que soy un puto actor que hace de perro y no un perro,

dependo del poder.

Depender del poder me obliga a cuestionar el poder.

Esa es mi doble naturaleza.

Poseo dos estómagos:

uno para el pan y otro para los amos.

Combino la sumisión con el orgullo,

y siempre corro el riesgo de ser expulsado.

También corro el riesgo de ser admitido.

Si me expulsan, paso hambre.

Si soy admitido,

me encuentro expuesto al desprecio, a la humillación y al escarnio.

No me fío. No me fío.

No soporto enfrentarme a una profesión

marcada a partes iguales por el engreimiento y la imbecilidad.

La humildad y la vanidad me producen el mismo asco.

No me fío. No me fío.

De las garrapatas, de las sanguijuelas, de los reptiles,

no me fío, no me fío.

Sólo admito a los débiles sin teatro,

a los perdedores sin teatro,

a los enfermos sin teatro

y a los derrotados sin teatro.

El riesgo que corre el espectador frente al puto actor

es que el puto actor diga la verdad en voz demasiado alta

y muerda.

Con permiso de Combeferre,

vamos a empezar a trabajar.

COMBEFERRE.- (Al PERRO. El PERRO lleva un sobre en la boca.) ¿Quién eres tú? ¿Qué

es esto? (El PERRO ha escrito «Socorro, estoy en peligro».) «Socorro, estoy en

peligro.» ¿Lo has escrito tú?

EL PERRO.- Sí.

COMBEFERRE.- ¿Quién eres? ¿Eres el sobrino? ¿Eres el sobrino de Rameau? ¿Te

llamas Rameau?

EL PERRO.- Sí.

COMBEFERRE.- ¿Dónde está Diderot?

EL PERRO.- Al pie de este teatro donde nunca entra. Y es negro. Y mujer. Y pobre.

COMBEFERRE.- Busca, busca, busca… Busca a Diderot.

EL PERRO.- Ahora vamos a escuchar la pieza para clavecín del Concierto primero de

mi tío Jean-Philippe Rameau «La Livri». Su duración es de dos minutos. La

escucharemos completa y en silencio, Combeferre y yo. Si prestamos atención a la

pieza seremos capaces de entender la superioridad de nuestro sistema, es decir,

seremos capaces de entender la política exterior de los Estados Unidos, es decir,

seremos capaces de entender nuestra infinita habilidad para convertir en tópico y

en obviedad lo que debería ser un escándalo ininterrumpido, es decir, seremos

capaces de entender nuestra infinita habilidad para relativizar el sufrimiento

humano, es decir, seremos capaces de entender por qué Diderot escribió en la

clandestinidad, es decir, seremos capaces de entender por qué un perro cobra más

que un puto actor. Si no dijera todo esto, debería callar como una muñeca. Si no

dijera todo esto, debería callar como una muñeca. Y reventar. (Silencio.)

¿Entendéis? (Silencio.) Ahora vamos a escuchar con atención la música de mi tío,

Jean-Philippe Rameau. Son dos minutos. Y, como dijo Beckett, el ano es el final de

la boca, y también dijo, el que pueda entender que entienda.

(Suena Rameau.)

COMBEFERRE

¡Habéis firmado al pie de la letra,

al mismísimo pie de la letra!

¡Habéis participado,

sí señor,

habéis participado!

Habéis firmado al pie de la letra El contrato,

El contrato,

habéis firmado un contrato en el que dice,

dice muy claramente,

tal vez con excesiva claridad,

dice Rousseau,

«la conservación del Estado es INCOMPATIBLE con la conservación del enemigo, es

preciso que uno de los dos perezca, y cuando se hace perecer al culpable es menos

como ciudadano que como enemigo»,

y lo habéis firmado,

lo habéis firmado con creces,

El contrato de Rousseau,

una y otra vez,

El contrato,

gracias al Contrato habéis invadido países,

habéis hecho saltar por los aires islas enteras,

habéis aniquilado,

sí señor,

aniquilado,

simplemente aniquilado al enemigo,

una y otra vez,

al enemigo.

Habéis unido la justicia a la venganza,

para aniquilar al enemigo.

CARTELES

  1. «Ya no hace falta ser fascista para odiar»
  2. «Sólo hace falta ser blanco»
  3. «Es mejor un enemigo reconocible a simple vista»
  4. «Un negro. Un moro. Un chino»
  5. «Lo llevan en la cara»

COMBEFERRE

¿Y ahora?

Ahora que vivís completamente seguros,

ahora que os han librado de todos los enemigos,

por fin, de todos los enemigos,

ahora,

no sabéis cómo administrar vuestra debilidad,

vuestra avidez de sufrimiento,

vuestra culpa,

vuestros deseos,

vuestra ruindad

y vuestros insultos.

La cuestión es, después de la matanza,

¿qué hace el hombre para seguir demostrando,

demostrándose a sí mismo,

que sigue siendo un hombre?

DEMOSTRACIONES

  1. Ataque de histeria. Hospital de la Salpêtrière.
  2. Carrera. Tanto en el deporte como en la guerra el entrenamiento es

indispensable. El atleta es un soldado y el soldado un atleta. Ambos son fuertes. El

atleta entrena para soportar la fuerza del soldado. El soldado entrena para aniquilar

la fuerza del atleta.

  1. Violación. El cuadro de Fragonard acaba en violación. Vamos a terminar el

cuadro de Fragonard con una violación.

  1. Sueño. Un sueño de diez segundos.
  2. Historia de Europa.

PRIMERA PARTE: EL MIEDO

Tintorería.

LAZAR.- ¿Por qué has matado al perro?

OCTAVIO.- Me ha entrado miedo.

LAZAR.- ¿Te atacó?

OCTAVIO.- No.

LAZAR.- ¿Entonces?

OCTAVIO.- Tenía miedo y lo he matado.

LAZAR.- ¿Te ha dado miedo el perro?

OCTAVIO.- No lo sé.

LAZAR.- No hacía falta matarlo así.

OCTAVIO.- Los mecanismos dan miedo.

LAZAR.- Pero el miedo es Incompatible. Incompatible con el Estado. Incompatible

con la Seguridad.

OCTAVIO.- ¿No lees los periódicos?

LAZAR.- ¿De dónde ha salido tanta sangre?

OCTAVIO.- La gente muere a puñados en la carretera.

LAZAR.- Parece un hombre.

OCTAVIO.- Este domingo 50 muertos.

LAZAR.- Con tanta sangre el perro parece un hombre.

OCTAVIO.- Desplazándose, mueren desplazándose.

LAZAR.- Con tanta sangre el perro parece un hombre.

OCTAVIO.- Desplazándose, mueren desplazándose.

LAZAR.- Con tanta sangre el perro parece un hombre.

OCTAVIO.- Desplazándose, mueren desplazándose.

COMBEFERRE

Morir en la carretera.

es el precio de la libertad,

el precio de la revolución tecnológica.

Toneladas de metal, cristal y carne

desplazándose a grandes velocidades.

Una guillotina moderna.

Gracias al tráfico

las clases populares

ya tienen su baño democrático de sangre

en nombre de la libertad.

Es el coste sangriento, ¿entendéis?

Sólo en este país,

3.000 muertos al año.

Es el coste sangriento

de la revolución tecnológica.

Vacación y sangre.

Playa y sangre.

Montaña y sangre.

Un coche te hace más libre.

De manera que la sangre

vuelve a contribuir

a la consolidación de la superioridad

de nuestro magnífico sistema.

Además de todo eso,

los neumáticos,

están compuestos de azufre.

4.000.000 de toneladas en Europa,

sólo en Europa,

expeliendo azufre,

el infierno sube.

OCTAVIO.- Los muertos superan a los vivos.

LAZAR.- Ellos son más.

OCTAVIO.- La victoria nunca sería nuestra.

LAZAR.- ¿Qué victoria?

OCTAVIO.- Todos están muertos, todos.

LAZAR.- Te vas a volver loco en la tintorería.

OCTAVIO.- Los inocentes y los culpables.

LAZAR.- Esos vestidos de novia…

OCTAVIO.- ¿Cómo pueden ensuciarlos tanto en un solo día?

LAZAR.- Tan largos, tan blancos…

OCTAVIO.- Sólo saben ensuciar.

LAZAR.- Ahorcados del techo…

OCTAVIO.- ¿No comprenden que yo soy el que limpia?

LAZAR.- Le has dado tan fuerte al perro que ha salpicado hasta allí.

OCTAVIO.- ¡Yo soy el que limpia!

LAZAR.- Tendrás que limpiar ése otra vez.

OCTAVIO.- Escupiendo en la mancha.

LAZAR.- ¡Más fuerte, más fuerte, más carga, más trabajo!

OCTAVIO.- Así se limpia.

LAZAR.- ¿Por qué lo tienes todavía escrito en árabe?

OCTAVIO.- Escupiendo en la mancha…

LAZAR.- Tintorería escrito en árabe.

OCTAVIO.- ¡Escupe, escupe!

LAZAR.- ¿Quién demonios lo va a leer en árabe?

OCTAVIO.- ¿Cómo sabes que los hemos matado a todos?

LAZAR.- La Seguridad es Incompatible con esa pregunta.

OCTAVIO.- Es por culpa del perro.

LAZAR.-¿Cuántas veces te follas a los vestidos?

OCTAVIO.- ¿Qué hacemos con el perro?

LAZAR.- ¿Cuántas veces?

OCTAVIO.- ¿Qué hacemos con el perro?

LAZAR.- ¿Cuántas veces los manchas y los devuelves manchados?

OCTAVIO.- ¿Qué hacemos con el perro?

LAZAR.- ¿Has probado ya con los vestidos de comunión?

OCTAVIO.- ¡Ayúdame a limpiar!

LAZAR.- ¿Para eso me has llamado?

OCTAVIO.- ¡Tenía miedo!

LAZAR.- ¿De quién era el perro?

OCTAVIO.- No lo sé.

LAZAR.- ¿Y qué ha hecho el perro?

OCTAVIO.- Ha entrado…

LAZAR.- Ha entrado…

OCTAVIO.- … se ha sentado ahí…

LAZAR.- ¡Sigue!

OCTAVIO.- … y luego se ha tumbado a mirarme.

LAZAR.- ¿Y sólo por eso lo has matado?

OCTAVIO.- ¡Era sólo un perro!

LAZAR.- ¡Si era sólo un perro, haberlo dejado marchar!

OCTAVIO.- ¡Tú también tienes miedo!

LAZAR.- ¡Yo soy fuerte!

OCTAVIO.- ¿Desde cuándo tienes miedo?

LAZAR.- (Grita.)

OCTAVIO.- ¿Qué? ¿Qué?

LAZAR.- (Temblando, agotado.) He abandonado el museo. No podía seguir

trabajando. He dejado de vigilar.

OCTAVIO.- ¿Justo ahora, ahora que empieza todo, dejar de vigilar?

LAZAR.- Fue un temblor… Primero esta mano, así, después la otra mano, así, ¿lo

ves?, «floración de la carne de una mano», ¿conoces esas palabras?, cuando

temblé pensé «floración de la carne de una mano», después me caí al suelo, frente

a ellos, y empecé a temblar otra vez, así…

OCTAVIO.- ¿Por qué?

LAZAR.- Pensé que iban a rajar el Fray Angélico…

OCTAVIO.- Y no lo hicieron.

LAZAR.- Pensé que iban a rajar el Fray Angélico…

OCTAVIO.- Y no lo hicieron.

LAZAR.- «Amar el cuerpo de una mujer desbarata cualquier explicación.»

OCTAVIO.- ¿Y el perro? ¡No me dejes solo con el perro! ¡Vuelve! ¡No me dejes solo

con el perro!

Colegio.

HADEWIJCH.- Fuera, fuera, fuera… Fuera del colegio.

LAZAR.- Te quiero, te quiero, te quiero…

HADEWIJCH.- Los niños, los niños.

LAZAR.- Los niños tienen que saberlo todo. Tienen que aprenderlo todo. (Les grita a

los niños.) ¡Amar el cuerpo de una mujer desbarata cualquier explicación! ¡Amar el

cuerpo de un hombre desbarata cualquier explicación!

HADEWIJCH.- Voy a llorar, voy a llorar, voy a llorar…

LAZAR.- ¡Fuera! ¡Se acabó la clase! ¡Un poeta americano ha hecho llorar a la

maestra! ¡La maestra está llorando! ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!

HADEWIJCH.- Qué vergüenza, qué vergüenza.

LAZAR.- Y yo te quiero, te quiero, te quiero…

HADEWIJCH.- Tengo que seguir con la clase.

LAZAR.- ¿Qué les estás enseñando?

HADEWIJCH.- El modelo romano.

LAZAR.- ¡Escuchadme, niños, escuchadme…! República, pero conquista. República,

pero invasión. Democracia y guerra. Lo que nos ha hecho fuertes. Fuertes y

seguros.

HADEWIJCH.- Los niños, los niños…

LAZAR.- Si las naciones negocian, ¿por qué tú y yo no podemos negociar?

HADEWIJCH.- Los niños se están riendo.

LAZAR.- ¡Fuera! ¡Prohibido reírse de la maestra! ¡La maestra es la civilización!

¡Fuera, fuera, fuera!

HADEWIJCH.- ¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza!

LAZAR.- No eres muy alta. No eres muy guapa. No tienes los ojos verdes. Ni

siquiera un pelo bonito. Nadie va a quererte como yo. Un vigilante de Fray

Angélico, un vigilante de Botticelli, un vigilante de Rafael, un vigilante del

mismísimo Renacimiento… ¡Nadie va a querer a la civilización como yo!

HADEWIJCH.- No se te ocurra asustar a los niños.

LAZAR.- Nadie va a querer a la civilización como yo.

HADEWIJCH.- No se te ocurra asustar a los niños.

LAZAR.- Nadie va a querer a la civilización como yo.

HADEWIJCH.- No se te ocurra asustar a los niños.

LAZAR.- Nadie va a querer a la civilización como yo.

HADEWIJCH.- ¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza!

LAZAR.- Necesitarás defenderte.

HADEWIJCH.- ¿Defenderme de ti?

LAZAR.- ¡Civilización más defensa igual a barbarie!

HADEWIJCH.- ¡Está prohibido hablar así!

LAZAR.- Si te defiendes cometes crímenes de guerra contra mí.

HADEWIJCH.- Voy a llorar, voy a llorar, voy a llorar…

LAZAR.- (A los niños.) ¡Fuera! ¡La civilización va a volver a llorar! ¡Fuera, fuera,

fuera!

HADEWIJCH.- ¿Y si llamo al vigilante?

LAZAR.- ¡No he visto, no he visto al vigilante! ¿Y si ya no vigila? ¿Qué será de la

Justicia si ya nadie vigila? ¿Qué será del Renacimiento si ya nadie vigila? He

abandonado el museo. Hace dos días que ya nadie vigila el Renacimiento.

HADEWIJCH.- ¿Y si grito?

LAZAR.- ¡Atención niños, escuchadme todos, ¿la veis?, ésta es la pistola con la que

se vigilaba el Renacimiento. «Fascinante, se la mata, maravillándola». Había que

ser un experto en poesía francesa, escuchadme bien, en poesía francesa, para

poder usar la pistola con la que se vigilaba el Renacimiento!

HADEWIJCH.- ¿Y si me tiro al suelo?

LAZAR.- Si estamos tan seguros, ¿por qué vigilamos tanto?

HADEWIJCH.- Te perseguirán.

LAZAR.- No persiguen a las víctimas.

HADEWIJCH.- ¿Qué pensarán los niños?

LAZAR.- Depende de Sócrates. ¿Les has hablado ya de Sócrates? ¿Confían ya en el

poder de la razón?

HADEWIJCH.- Me echarán del colegio.

LAZAR.- ¿Y si te mato? ¿Y si te corto en trozos como si fueras un perro?

HADEWIJCH.- Los niños, los niños, los niños…

LAZAR.- ¿Significan lo mismo «vigilar» y «defender»?

HADEWIJCH.- Me das miedo.

LAZAR.- ¡No digas que te doy miedo!

HADEWIJCH.- (Ataque de tos y cae al suelo.) Me das miedo.

LAZAR.- ¡No habéis escuchado nada, no habéis escuchado nada! ¡La civilización no

ha dicho nada! ¡Todos a casa! ¡Fuera! ¡Hay que evitar el contagio! ¡Hay que evitar

el contagio! ¡A casa! ¡No regreséis al colegio! ¡No hay explicación! ¡Desbarata

cualquier explicación! ¡Es inútil regresar! ¡Desbaratar! ¡Fuera! ¡No hay explicación!

Amar los cuerpos, amar este cuerpo… ¡No hay explicación! «¡Fascinante, se la

mata, maravillándola!» ¡La maestra, la civilización, la maestra, la civilización, la

maestra, la maestra, la maestra tiene miedo! ¡Corred a vuestras casas! ¡La

civilización tiene miedo! ¡La maestra tiene miedo!

Tintorería.

GETSEMANÍ.- (Recitando de memoria, como si se aprendiera un papel.) Por detrás.

Por detrás. Así me gusta, cariño. En la boca. ¿Te excita, te excita mi dolor de

muelas, cariño? Córrete en mi boca, me lo trago, te lo juro. Fóllame, fóllame,

fóllame…

OCTAVIO.- ¿Ya estás preparada?

GETSEMANÍ.- Es preciso descender más allá de cierto nivel para que los humillados

piensen que son mejores que la puta.

OCTAVIO.- No empieces hoy.

GETSEMANÍ.- Te asfixio, te asfixio, te pongo las tetas en la cara y te asfixio,

déjame hacerlo, cielo, mete tu lengua en mi culo, fóllame, fóllame, fóllame…

OCTAVIO.- ¿No vas al hospital?

GETSEMANÍ.- Córrete en mi cara, córrete en mi cara, en mi cara de virgen, en mi

preciosa cara…

OCTAVIO.- El otro día mataron a una.

GETSEMANÍ.- La mataron.

OCTAVIO.- Una prostituta como tú.

GETSEMANÍ.- Sí.

OCTAVIO.- Pequeña.

GETSEMANÍ.- Como yo.

OCTAVIO.- ¿Se puede violar a una prostituta?

GETSEMANÍ.- La violaron.

OCTAVIO.- ¿Y después?

GETSEMANÍ.- Y después la quemaron viva.

OCTAVIO.- ¿Cuántos eran?

GETSEMANÍ.- Cuatro.

OCTAVIO.- ¿Y la violaron todos?

GETSEMANÍ.- ¿Para qué me lo preguntas si lo acabas de leer en el periódico, si te

has aprendido la noticia de memoria? ¿Para qué me lo preguntas? ¿No ves que todo

es falso?

OCTAVIO.- ¿Crees que se inventan todos los crímenes?

GETSEMANÍ.- ¿Por qué iban a existir los crímenes?

OCTAVIO.- ¿Estás completamente segura?

GETSEMANÍ.- Se lo inventan.

OCTAVIO.- Para que no los echemos de menos.

GETSEMANÍ.- Se lo inventan para complacernos.

OCTAVIO.- Para satisfacernos.

GETSEMANÍ.- Si no se lo inventaran, ¿qué sería de nuestra avidez?

OCTAVIO.- Claro, nuestra avidez.

GETSEMANÍ.- Puedo correrme en tu cara, cariño, puedo correrme en tu cara, te

estrangulo, bolsa de plástico en la cabeza, te ato, te ato las manos a la espalda y te

hundo los dedos en la garganta…

OCTAVIO.- Pero los accidentes son reales.

GETSEMANÍ.- Los accidentes sí, son reales.

OCTAVIO.- La carretera está llena de sangre.

GETSEMANÍ.- Cualquiera puede tener un accidente.

OCTAVIO.- Cualquiera puede cortarse un dedo troceando el pan.

GETSEMANÍ.- Los accidentes pueden ser sangrientos.

OCTAVIO.- Lo del perro, por ejemplo, fue un accidente sangriento.

GETSEMANÍ.- Un accidente.

OCTAVIO.- ¿Por qué me dijiste que matara al perro?

GETSEMANÍ.- Me marcho.

OCTAVIO.- ¡No empieces hoy!

GETSEMANÍ.- Hoy es el mejor día.

OCTAVIO.- ¡No me dejes solo!

GETSEMANÍ.- Las calles están llenas de basura.

OCTAVIO.- Vamos a repasar…

GETSEMANÍ.- Ya no me haces falta.

OCTAVIO.- Es preciso sentir…

GETSEMANÍ.- ¡Es preciso sentir asco y lástima al mismo tiempo por un mismo

individuo!

OCTAVIO.- Sería mejor encerrarse.

GETSEMANÍ.- Unir el asco y la compasión da como resultado la culpa.

OCTAVIO.- Si nos encerramos evitaremos los accidentes.

GETSEMANÍ.- La culpa de la puta debe ser prolongada, poderosa, indestructible. La

culpa de todos. La culpa de todos.

OCTAVIO.- ¿Y si nos encerramos ya?

GETSEMANÍ.- ¿Por qué contribuiste entonces a mi formación?

OCTAVIO.- Dentro resistiremos mejor.

GETSEMANÍ.- ¿Por qué contribuiste entonces a mi formación?

OCTAVIO.- Dentro resistiremos mejor.

GETSEMANÍ.- ¿Por qué contribuiste entonces a mi formación?

OCTAVIO.- Dentro resistiremos mejor.

GETSEMANÍ.- ¡Me he pinchado!

OCTAVIO.- Te has clavado la aguja.

GETSEMANÍ.- ¿Qué aguja?

OCTAVIO.- La aguja de mi vestido.

GETSEMANÍ.- ¿Por qué llevas una aguja en el vestido?

OCTAVIO.- Siempre llevo una aguja en el vestido.

GETSEMANÍ.- ¿No ves que me la puedo clavar?

OCTAVIO.- Los rompen en un solo día.

GETSEMANÍ.- ¡Lo has hecho a propósito!

OCTAVIO.- Los ensucian en un solo día.

GETSEMANÍ.- No ha sido un accidente.

OCTAVIO.- Ha sido un accidente real.

GETSEMANÍ.- ¡Huele a quemado!

OCTAVIO.- ¡El vestido!

GETSEMANÍ.- ¡Hay humo en la tintorería!

OCTAVIO.- ¡He dejado la plancha encima del vestido!

GETSEMANÍ.- ¡Lo haces todo a propósito!

OCTAVIO.- ¡El vestido, el vestido, el vestido!

GUANTÁNAMO

  1. Los poemas secretos de los presos de Guantánamo.
  2. Confiscan las poesías que los internos escriben para aliviar su cautiverio.
  3. El Pentágono considera estos poemas peligrosos para la seguridad nacional.
  4. Escriben con las uñas en vasos de plástico.
  5. ¿Quién se atreve a darme un vaso de plástico?

Tintorería.

OCTAVIO.- ¿Ha leído los periódicos?

HADEWIJCH.- No.

OCTAVIO.- ¿Sabe lo de la niña en llamas?

HADEWIJCH.- No.

OCTAVIO.- La falda ardió de repente.

HADEWIJCH.- ¿Ardió? ¿Se quemó?

OCTAVIO.- Cuando parecía que el fuego se había terminado la niña empezaba a

arder otra vez. De repente. Una y otra vez. La niña se apagaba y ardía, se apagaba

y ardía…

HADEWIJCH.- ¿Mi vestido también ardió de repente?

OCTAVIO.- Se hubieran quemado todas las huellas.

HADEWIJCH.- ¿Qué huellas?

OCTAVIO.- Usted trajo el vestido sucio.

HADEWIJCH.- Las cosas siempre se traen un poco sucias.

OCTAVIO.- Cuando sucede algo siempre hay huellas, quiero decir, suciedad. Y su

vestido estaba sucio. Muy sucio. Hubo que limpiarlo dos veces.

HADEWIJCH.- Un poco sucio.

OCTAVIO.- Ahora está limpio.

HADEWIJCH.- Pero se ha quemado.

OCTAVIO.- Puedo corregirlo. Un vestido puede corregirse. Igual que un hueso.

Igual que una palabra.

HADEWIJCH.- No hace falta.

OCTAVIO.- No le corre prisa.

HADEWIJCH.- No.

OCTAVIO.- Al fin y al cabo usted ya ha utilizado el vestido, quiero decir, usted ya se

ha casado.

HADEWIJCH.- No.

OCTAVIO.- Entonces le han prestado el vestido.

HADEWIJCH.- El vestido es mío.

OCTAVIO.- Está viejo. Está usado.

HADEWIJCH.- Lo traje a la tintorería porque está usado.

OCTAVIO.- Y sucio.

HADEWIJCH.- Quería limpiarlo.

OCTAVIO.- ¿Va a casarse con este vestido?

HADEWIJCH.- No lo sé.

OCTAVIO.- ¿Cuándo piensa hacerlo?

HADEWIJCH.- ¿Hacer qué?

OCTAVIO.- Estará usted prometida.

HADEWIJCH.- No.

Silencio.

HADEWIJCH.- Lo siento.

HADEWIJCH.- Lo siento.

HADEWIJCH.- Estaba extendido, encima del sofá, y se derramó el café. Y la tierra

de una maceta. Fue un accidente.

HADEWIJCH.- Tendré más cuidado.

HADEWIJCH.- Sí, claro, el olor…

HADEWIJCH.- Es necesario congelar los restos.

HADEWIJCH.- Es necesario.

HADEWIJCH.- ¿Cómo corrige usted?

HADEWIJCH.- ¿Vestidos de otras mujeres?

HADEWIJCH.- Yo regresaré a por él.

HADEWIJCH.- Un poco.

HADEWIJCH.- No lo sé.

HADEWIJCH.- Yo no tengo miedo. (Tose.)

HADEWIJCH.- No.

HADEWIJCH.- Yo no tengo miedo.

HADEWIJCH.- No lo sé.

HADEWIJCH.- No.

HADEWIJCH.- No.

HADEWIJCH.- Yo jamás haría algo así.

HADEWIJCH.- Segura.

HADEWIJCH.- Totalmente segura.

HADEWIJCH.- (Tose.)

HADEWIJCH.- No, no…

HADEWIJCH.- ¿Terminará pronto?

HADEWIJCH.- No sé…

HADEWIJCH.- Sí. Me ha pasado algo… Este perro. ¿Lo ha visto?

HADEWIJCH.- Fíjese bien.

HADEWIJCH.- Se ha perdido.

HADEWIJCH.- Se llama Rameau.

OCTAVIO.- Ha costado mucho limpiarlo.

OCTAVIO.- Tenía unas manchas espantosas.

OCTAVIO.- No lo sienta. Con su vestido puede hacer lo que se le antoje.

OCTAVIO.- Así pasan las cosas. Un descuido. Un accidente. Lea los periódicos.

Luego ya no hay remedio. La madre le estaba dando el pecho el bebé, pero le entró

sueño, se quedó dormida, se quedó dormida encima del bebé, sin darse cuenta, por

descuido, y asfixió al bebé con el peso de su barriga, con el peso de la grasa de su

barriga. Kilos de grasa. Eso no es Incompatible. Los accidentes no son

Incompatibles, ¿verdad?

OCTAVIO.- Alguien abandonó una piara de cerdos, cientos de cerdos, y se han

comido unos a otros. Cien cerdos comiéndose a otros cien cerdos. Y el olor.

OCTAVIO.- No hay servicio de limpieza. ¿Lo sabe?

OCTAVIO.- Sí, es necesario.

OCTAVIO.- Lo corregiré. Me obsesiona la corrección. La corrección de los vestidos.

Nadie lo notará.

OCTAVIO.- Utilizo tela de otros vestidos.

OCTAVIO.- Vestidos abandonados. Hay mujeres que abandonan aquí sus vestidos.

Como el hombre que abandonó a los cerdos. Sé cuándo una mujer abandona un

vestido, nada más verla.

OCTAVIO.- Dígame la verdad, ¿le corre prisa?

OCTAVIO.- ¿Le gustaría casarse?

OCTAVIO.- Teme quedarse sola.

OCTAVIO.- Un hombre, le hace falta un hombre.

OCTAVIO.- Lleve cuidado con los hombres. Los hombres abandonan a las mujeres.

Siempre. Incluso los que juran que no las abandonarán nunca. Ésos son los peores.

OCTAVIO.- ¿Quiere tener hijos? Me refiero a tenerlos con un hombre. Me refiero a

engendrarlos, engendrar, formar una familia.

OCTAVIO.- Lleve cuidado. Nadie quiere tener hijos. Los hay que se arrepienten

después de haberlos tenido. ¿Ha leído el periódico?

OCTAVIO.- Debería leerlo. El 65% de los padres se arrepiente alguna vez de haber

tenido hijos. Han encontrado a un recién nacido en una bolsa de basura. Y a otro en

el tambor de una lavadora. Y a otro en la taza de un váter. Hay recién nacidos por

todos los rincones. Todos muertos. ¿Sabe cuál es la mayor causa de muerte en los

niños?

OCTAVIO.- Los padres. Los padres causan la mayor mortandad entre la población

infantil. Abusos de todo tipo. Violaciones. Un padre sentó a su hijo sobre el lomo de

un cocodrilo. Ya sabe, lo que se le hace a los niños no es del todo Incompatible, no

tiene que ver estrictamente con la Seguridad.

OCTAVIO.- ¿Está convencida?

OCTAVIO.- En serio, ¿está convencida?

OCTAVIO.- Entonces será mejor que tenga hijos. Tenga muchos hijos, por los que

se puedan morir. Por los que la odien cuando usted se haga vieja. Pero recuerde,

tenga muchos. Nunca se sabe.

OCTAVIO.- ¿No estará embarazada?

OCTAVIO.- Sólo saben ensuciar.

OCTAVIO.- ¿Le ha pasado algo últimamente?

OCTAVIO.- Píenselo, es importante. Se están multiplicando los accidentes. Los

accidentes sangrientos.

OCTAVIO.- No.

OCTAVIO.- No lo he visto.

OCTAVIO.- No lo he visto nunca.

OCTAVIO.- Se pierden muchos perros. Lo he leído en los periódicos. Los utilizan

para transportar droga en sus estómagos, los hacen pelear a unos con otros hasta

caer muertos, les cortan las cuatro patas para divertirse, los torturan, los

envenenan para verlos echar sangre por la boca, apagan cigarrillos en sus cabezas,

hay gente que disfruta torturando a los perros. Torturar a los animales no es

Incompatible. No tiene que ver con la Seguridad.

HADEWIJCH.- ¿Puedo dejar la foto del perro?

OCTAVIO.- ¿Llevaba la correa puesta?

HADEWIJCH.- No.

OCTAVIO.- Los perros no pueden andar sueltos.

HADEWIJCH.- (Tose.)

OCTAVIO.- ¿Por qué tose?

HADEWIJCH.- Necesito descansar.

OCTAVIO.- ¿Le duele el pecho?

HADEWIJCH.- No.

OCTAVIO.- Visite al médico.

HADEWIJCH.- No, no.

OCTAVIO.- Usted necesita un médico.

HADEWIJCH.- No.

OCTAVIO.- Los médicos están para ayudarnos.

HADEWIJCH.- No me gustan los médicos.

OCTAVIO.- Tiene razón. Hay que empezar a desconfiar de la gente que está aquí

para ayudarnos.

HADEWIJCH.- Hay que empezar a desconfiar de la gente que está aquí para

ayudarnos.

EL PERRO

Con permiso de Combeferre.

Hay un Contrato Social y un Contrato del Puto Actor.

Los derechos civiles del Contrato Social

se encuentran mermados por las servidumbres del Contrato del Puto Actor.

Primero: El Puto Actor puede decir lo que quiera porque se le desprecia.

Segundo: Entre el Puto Actor y el amo jamás hay transferencia de poder

ni de clase social.

La libertad para decir lo que uno piensa

es insignificante comparada con la libertad

para comprar lo que uno desea.

Tercero: El objetivo principal del Puto Actor es el entretenimiento.

Esta es una de las peores lacras del trabajo del Puto Actor:

mezclar la ética y la estética con el jodido entretenimiento.

Cuarto: Pero, sobre todo,

el Puto Actor pertenece a una estirpe formada por tullidos,

retrasados mentales,

enanos,

seres deformes

y pobres diablos,

obligados a arrancar,

como si fuera una costra pestilente,

la carcajada estúpida de sus espectadores.

Arrastro cada una de las deformaciones

que han hecho reír a reyes,

cardenales,

nobles,

burgueses

y demás necios.

Llevo en mi inconsciente genético

todo el desprecio,

todos los insultos,

y todas las humillaciones

de que he sido objeto durante siglos.

Soporto con mi alma masacrada

el alma masacrada de generaciones de esclavos.

Rebelarme contra el poder es una exigencia

porque me siento esclavo del poder,

porque llevo sobre mis hombros de Puto Actor

el peso de millones de vejaciones.

Solamente ofendiendo a los que me contratan

y a los que pagan por verme,

me libro de la sensación de servidumbre.

Ofender me hace sentir menos esclavo,

menos necio que el público y que el amo.

Darme cuenta de todo lo que ocurre a mi alrededor,

darme cuenta, por ejemplo,

de que un perro cobra más que un Puto Actor

ya me hace sentir menos esclavo.

Darme cuenta de toda la mierda que hay a mi alrededor

ya me hace sentir menos esclavo.

Mencionar la palabra «servidumbre»

ya me hace sentir menos esclavo.

El verdadero espectáculo

está siempre en el puto patio de butacas.

Amplío mi escenario

al mundo donde actúa la sociedad entera.

Theatrum mundi.

Theatrum mundi.

Cada patio de butacas

es una reproducción de la mezquindad universal.

De ese modo, el espectador

se convierte en Puto actor de su Puto actor.

Ahora mismo sois mis putos actores.

Y digo lo que quiero porque me despreciáis.

Pero cuando os levantéis de la butaca,

airados o aburridos,

yo no os despreciaré a vosotros.

Me despreciaré a mí mismo

por no haber sabido ser un buen esclavo,

el mejor esclavo,

por no haber sabido poner debidamente el culo,

una vez más.

Es peor no comer que ser esclavo.

Por esa razón me he dejado contratar.

Y entonces diré:

«Lo importante es ir tranquilamente, libremente, agradablemente, cuantiosamente

cada noche al retrete.

¡Oh, estiércol precioso,

ése es el resultado de la vida en cualquiera de sus estamentos!»,

escrito por Diderot, El sobrino de Rameau, siglo XVIII.

Ahora vamos a trabajar en la escena del columpio.

La puta va a citar a Rousseau.

Citar es representar.

El hombre natural frente a la civilización,

es decir, frente a la puta,

es decir, frente a Rousseau.

El amor frente a Rousseau.

Una maestra es la civilización,

pero una puta lo es más.

Combate entre Combeferre y Rousseau.

Amor y política.

Amor y política.

¡Siempre amor y política!

Godard, Godard, Godard.

El columpio de Fragonard

con música de mi tío Jean-Philippe Rameau,

«La Cupis», «La Cupis», mon amour,

y Kurt Cobain aullando,

«¡Estaréis mejor sin mí!», «¡Estaréis mejor sin mí!», «¡Estaréis mejor sin mí!».

«I love you, I love you», ¡I love you!,

detrás del árbol principal.

LA ESCENA DEL COLUMPIO

GETSEMANÍ.- «El hombre ha nacido libre.»

COMBEFERRE.- Si no me amas, oblígame a ser disidente del origen del hombre, si

no me amas…

GETSEMANÍ.- «Habiendo nacido todo hombre libre y dueño de sí mismo, nadie

puede, bajo el pretexto que sea, someterle sin su consentimiento. Ningún hombre

tiene autoridad natural sobre su semejante.»

COMBEFERRE.- Soy una centuria, un cuerpo de 100 jinetes obligados, obligados,

que argumentan razones cardíacas, déjame ser débil y tener fuerza.

GETSEMANÍ.- «La fuerza no produce ningún derecho.»

COMBEFERRE.- ¿Puedo ser un esclavo con derechos?

GETSEMANÍ.- «Estas palabras, “esclavitud” y “derecho”, son contradictorias: se

excluyen mutuamente.»

COMBEFERRE.- ¿Es posible que existan al mismo tiempo, sin excluirse

mutuamente, mi amor y una taza de café, mi amor y las camisas limpias y blancas

de los políticos, mi amor y la voluntad general?

GETSEMANÍ.- «Quien rehúse obedecer a la voluntad general será obligado a ello

por todo el cuerpo: esto quiere decir que se le forzará a ser libre.»

COMBEFERRE.- Entonces, fuérzame a ser libre.

GETSEMANÍ.- «Se le forzará a ser libre.» «Se le forzará a ser libre.»

COMBEFERRE.- ¿Me permites mirar bajo tu columpio?

GETSEMANÍ.- «Todo hombre tiene derecho a arriesgar la vida para conservarla.»

COMBEFERRE.- Debe haber una parte de mí que tú puedas amar. Si aíslas una

parte de mi cuerpo, podrás amarla, metida en un vaso, ya sabes, una libra de carne

de mi lado izquierdo, dentro de un vaso.

GETSEMANÍ.- «El Contrato social tiene por fin la conservación de los contratantes.»

COMBEFERRE.- ¿Qué haría falta para vivir en una cabaña, en Vancouver, midiendo

la temperatura y estudiando la evolución de los conceptos, acariciando tu cabeza,

en una mano tu pelo y en la otra tu digestión, en paz, gozando de una vida sencilla

y laboriosa, totalmente en paz?

GETSEMANÍ.- «Tu vida no es sÓlo un beneficio de la naturaleza, sino un don

condicional del Estado. Es oportuno para el Estado que mueras, entonces, debes

morir.»

COMBEFERRE.- ¿Qué es una guerra comparada con la posibilidad de tu rechazo?

GETSEMANÍ.- «Harían falta dioses para dar leyes a los hombres. Si hubiera un

pueblo de dioses, se gobernaría democráticamente. Un gobierno tan perfecto no

conviene a los hombres.»

COMBEFERRE.- Si soy un dios, te gobernaré.

GETSEMANÍ.- «Toda acción libre tiene dos causas que concurren a producirla, una

física y una moral.»

COMBEFERRE.- La electricidad del quirófano es amor, los antibióticos son amor, las

jeringuillas y las bolsas de suero son amor, tus brazos atareados alrededor de las

vendas… Hay más amor en tus brazos a sueldo que en mi débil esperma sin ortiga.

GETSEMANÍ.- «El poder que viene del amor de los pueblos es sin duda el más

grande.»

COMBEFERRE.- Soy el amor de los pueblos.

GETSEMANÍ.- «Es más fácil conquistar que regir.»

COMBEFERRE.- Vigila tus hombros. Los estoy imaginando.

GETSEMANÍ.- «Los lugares ingratos donde el producto no vale el trabajo deben

seguir incultos y desiertos o habitados solamente por salvajes.»

COMBEFERRE.- Sólo soy el cuerpo de un hombre. Soy un salvaje.

GETSEMANÍ.- «El cuerpo político, igual que el cuerpo del hombre, comienza a morir

desde su nacimiento y lleva en sí mismo las causas de su destrucción.»

COMBEFERRE.- Hazme hijo y no moriré. Decide que nazca esclavo.

GETSEMANÍ.- «Decidir que el hijo de un esclavo nace esclavo es decidir que no

nace hombre.»

COMBEFERRE.- No temo ser esclavo de tu falda.

GETSEMANÍ.- «Os importa más vuestro provecho que vuestra libertad y teméis

mucho menos la esclavitud que la miseria.»

COMBEFERRE.- Si soy tu esclavo, haz viento con mi dogal.

GETSEMANÍ.- «Obligarse a obedecer a un amo es entregarse en plena libertad.»

COMBEFERRE.- Tiemblo tanto que permitiré que tu trato sea injusto. Totalmente

injusto.

EL PERRO

Con permiso de Combeferre.

Ante la inmundicia de los deseos humanos

se tambalea cualquier tipo de orden social.

Por tanto, comer, beber, dormir y fornicar,

excepto eso, todo es vanidad.

Me rebajo a mí mismo

para darme placer.

Autodegradase es ser excelente en algo.

Al fin y al cabo soy un puto actor que hace de perro

porque un perro cobra más que un puto actor.

Se necesita más valor de lo que uno piensa

para llamarse a sí mismo por su propio nombre.

Hölderlin, Nerval, Nietzsche, Van Gogh.

Artaud.

Mi trabajo es el alpinismo del dolor.

Estoy más cerca de los leprosos y los criminales

que de los cocineros.

Cuando uno es capaz de llamarse a sí mismo

por su propio nombre

da comienzo a su locura.

Cuando uno profundiza en su propia bajeza

llega a acumular la bajeza de toda la humanidad.

Es como llevar una piedra en algún sitio del cuerpo.

Y el loco es el encargado de llevar esa piedra.

El loco y la piedra.

Todo un clásico.

SEGUNDA PARTE: LA CONCIENCIA

Tintorería.

LAZAR.- ¿Sabes tú algo de esta piedra?

OCTAVIO.- No.

LAZAR.- Mírala bien.

OCTAVIO.- No sé nada.

LAZAR.- Alguien la ha dejado a la puerta de mi casa.

OCTAVIO.- ¿Has pensado en los motivos?

LAZAR.- ¿Qué motivos?

OCTAVIO.- Habrás hecho algo Incompatible.

LAZAR.- ¿Por qué piensas que he hecho algo Incompatible?

OCTAVIO.- Te han dejado una piedra.

LAZAR.- ¿Sólo por eso tengo que dar explicaciones?

OCTAVIO.- Si alguien te amenaza con una piedra…

LAZAR.- ¿Crees que tiene razón el que ha dejado la piedra? ¿El que amenaza?

OCTAVIO.- No sabemos cómo ha ido a parar esa piedra a tu casa. Eres tú el que se

comporta como si esa piedra fuera una amenaza. Eres tú el que pide explicaciones.

COMBEFERRE.- Antes sabíamos quién era el enemigo.

De un solo lado todas las fuerzas,

todo el poder,

los derechos de todos,

el derecho a castigar…

Había un enemigo común…

Pero ahora el enemigo puede ser cualquiera, ¿verdad?

OCTAVIO.- ¿Y si la has dejado tú mismo?

LAZAR.- Si la hubiera dejado yo mismo me la hubiera atado a los pies. Me hubiera

arrojado a un río.

OCTAVIO.- Todo ha cambiado. Has abandonado el trabajo. Las cosas no son como

antes. Has podido dejarla tú mismo.

LAZAR.- Tengo una libreta donde registro todo lo que entra en contacto con mis

manos.

OCTAVIO.- Combeferre dice que nos han salvado de todo, menos de nosotros

mismos.

LAZAR.- Eso es una frase hecha. Combeferre habla con frases hechas. No necesito

ser salvado de mí mismo. Porque me he condenado a mí mismo. Sólo quiero saber

quién ha dejado esta piedra en mi casa y por qué ha dejado esta piedra en mi casa.

OCTAVIO.- ¿Qué hemos hecho para volver a tener miedo?

LAZAR.- ¿Es necesario hacer algo mal?

OCTAVIO.- A veces me siento culpable.

LAZAR.- Te has acostado con la culpa.

OCTAVIO.- Soy un asesino.

LAZAR.- ¿A quién has matado?

OCTAVIO.- No he matado a nadie, pero soy un asesino.

LAZAR.- ¿Has dejado tú la piedra?

OCTAVIO.- Yo no he dejado la piedra.

LAZAR.- ¿Te sientes culpable por haber dejado la piedra?

OCTAVIO.- Él te lo explicará mejor.

LAZAR.- ¿Quién es realmente?

OCTAVIO.- ¿Quién es realmente Combeferre?

LAZAR.- Sí, ¿quién es realmente Combeferre?

OCTAVIO.- Él te dirá por qué soy un asesino. ¿Puedes hablar un momento por mí,

Combeferre?

COMBEFERRE.- Soy un asesino.

¿Qué importan los hechos?

Haber o no haber matado.

Lo que importa es la posibilidad del crimen,

el deseo del crimen,

lo que importa es el alma del asesino,

el espíritu,

quién es antes

y quién puede ser después.

Lo importante es anticipar el crimen.

Defenderse es anticipar.

Por eso te digo,

«soy un asesino».

Hace tiempo que dejaron de juzgarse los hechos,

lo que se juzgan son los sentimientos.

No te juzgan por matar a un hombre,

te juzgan, más bien,

por no querer a tu padre.

Si no quieres a tu padre,

el castigo por desear matar a un hombre

puede ser mucho más severo,

porque lo importante son tus sentimientos.

El sentimiento es una de las formas del crimen,

de modo, que cualquier persona corriente

siente que puede ser juzgada por sus sentimientos,

no por sus acciones,

sino por sus sentimientos.

Puede ser juzgada, además,

por un juez que no es mejor que el propio criminal,

un juez que también se agacha ante los sentimientos,

un juez con deseos.

OCTAVIO.- ¿Has pensado en los motivos?

LAZAR.- Cuando pusieron bombas en los aviones, en los trenes, en los autobuses,

antes de la Seguridad, ¿también había un motivo?

COMBEFERRE.- Nunca nos paramos a pensar

en si había o no había un motivo.

Nunca nos preguntamos por qué.

Era una pregunta prohibida.

LAZAR.- Éramos las víctimas. Vivíamos amenazados.

COMBEFERRE.-

Éramos las víctimas.

Vivíamos amenazados.

Pero eran ellos los que morían.

Más de 150 al día.

Incluso algunos días 400.

Casi 5.000 al mes.

60.000 al año.

Puestos a contabilizar.

O 100.000.

Hombres, mujeres y niños.

Víctimas de violencia de todo tipo.

Y después de aquello muchos más.

La cifra llegó a alcanzar varios millones.

En la guerra sólo nos queda la contabilidad.

Comparar las cifras.

A menudo las cifras son la mejor expresión de la maldad.

Nos dicen de qué parte se pone el diablo.

OCTAVIO.- Nunca me he sentido completamente víctima.

LAZAR.- Te expulsarán, te perseguirán.

OCTAVIO.- Me he sentido verdugo y víctima. Al mismo tiempo. Verdugo y víctima.

Cuando pusieron las bombas, verdugo y víctima. No puedo evitarlo. Me siento

verdugo y víctima. A veces pienso, ¿por qué no lo hicieron antes? ¿Por qué no lo

hicieron antes? ¿Por qué no lo hicieron antes?

Silencio.

OCTAVIO.- Cuando viste la piedra, ¿pensaste en todo?

LAZAR.- Me pasé una mano por la nuca.

Silencio.

OCTAVIO.- Quién sabe cómo estalla el corazón de los insectos que no sobreviven a

nuestra infancia.

LAZAR.- ¿Quién sabe?

Silencio.

OCTAVIO.- ¿Pensaste realmente en todo?

LAZAR.- Me tratas como si fuera culpable.

COMBEFERRE.-

Culpable no.

Sospechoso.

Uno puede ser sospechoso durante toda su vida.

Sin necesidad de ser culpable.

Puedes ser sospechoso durante toda tu vida.

Y que te traten como a un sospechoso.

Ten en cuenta lo siguiente:

Si eres sospechoso,

ya mereces un poco de castigo,

un poco de castigo, simplemente

por ser sospechoso.

LAZAR.- ¡Voy a dejar esta piedra en la tintorería! ¡Voy a dejar esta piedra en la

tintorería! ¿Dónde está el vestido de Hadewijch?

OCTAVIO.- Espera. Hay algo escrito en la piedra. Alguien ha escrito… «¿Será la

hierba lo más indestructible?»

Tintorería.

HADEWIJCH.- ¡Me han robado! ¡Me han quitado todo! ¡Me han atacado!

OCTAVIO.- ¿Han intentado violarla?

OCTAVIO.- Sí, violarla.

OCTAVIO.- ¿Supone…?

OCTAVIO.- ¿La han tocado?

OCTAVIO.- ¿Dónde la han tocado?

OCTAVIO.- ¿Cree…?

OCTAVIO.- ¡Cerdos!

OCTAVIO.- Tiene usted sangre en el cuello.

OCTAVIO.- Vamos a la Policía.

OCTAVIO.- ¿Le da miedo la Policía?

OCTAVIO.- Están dejando de vigilar.

OCTAVIO.- ¡Es necesario ir a la Policía!

OCTAVIO.- No se compadezca de los niños. Todo ha cambiado. Algún día matarán a

sus mujeres, azotarán a sus hijos, abusarán de sus hijas, no serán buenos.

OCTAVIO.- ¿Se dedica usted a la enseñanza?

OCTAVIO.- ¿Y los estudia usted?

OCTAVIO.- Que si estudia usted a los niños.

OCTAVIO.- Ya sé de qué la conozco.

HADEWIJCH.- ¿Violarme?

HADEWIJCH.- No, supongo que no.

HADEWIJCH.- No lo sé.

HADEWIJCH.- He salido corriendo.

HADEWIJCH.- Creo que no me han tocado.

HADEWIJCH.- No. No me han tocado.

HADEWIJCH.- Ya me encuentro mejor.

HADEWIJCH.- ¿Dónde, dónde?

HADEWIJCH.- No hace falta ir a la Policía.

HADEWIJCH.- Es solo un arañazo.

HADEWIJCH.- Ya no hay rastro de sangre.

HADEWIJCH.- Eran solo unos niños.

HADEWIJCH.- Eran mis alumnos. Sé quienes son.

HADEWIJCH.- Sí.

HADEWIJCH.- No le entiendo.

HADEWIJCH.- ¿Perdón?

HADEWIJCH.- (Tose.)

OCTAVIO.- Usted fue la maestra que se fugó con aquel niño antes de la Seguridad.

La que se marchó a un hotel, con un niño, con un alumno.

HADEWIJCH.- Yo no me he fugado con ningún alumno.

OCTAVIO.- Salió su foto en todos los periódicos. Y la foto del hotel donde les

descubrieron. Cuando entró la Policía estaban juntos, usted y el niño, desnudos. Se

tuvo que trasladar de ciudad.

HADEWIJCH.- No soy la mujer del hotel. Sólo se publicó una columna pequeña. Ni

siquiera me echaron del colegio, me trasladé por voluntad propia, usted no puede

imaginarse, cuando la inteligencia y la piel se compenetran, se funden, contemplar

eso, eso, delante de ti, días tras día, y fingir tranquilidad, fingir que respiras

normalmente, el talento en cada acción, el talento en cada palabra, la precocidad,

tenía doce años y ya utilizaba palabras como por ejemplo «brumario», «tragedia»,

«catafalco», o simplemente decía «el partido de hoy ha sido un milagro, el césped

se ha puesto a cantar», lo decía así, sin esfuerzo, dejé una mano sobre su rodilla,

nada más, una mano sobre su rodilla, pero se equivoca usted de persona… Yo no

soy la mujer del hotel.

OCTAVIO.- Era mentira. Lo del hotel era mentira, una broma, un juego, me lo he

inventado, se lo iba a confesar inmediatamente… Todo mentira. Nunca vi su foto en

el periódico. La noticia era mentira.

HADEWIJCH.- ¿Me puedo llevar el vestido?

OCTAVIO.- He trabajado toda la noche. Sería una pena que lo volviera a ensuciar.

HADEWIJCH.- ¿Le han dicho algo del perro?

OCTAVIO.- ¡Un momento! Todavía no puede llevárselo. Ha caído una gota de

sangre. Vuelve usted a sangrar. No consentiré que se lleve el vestido si no está

completamente limpio. Completamente limpio. No puedo permitir que se lo lleve. Es

mi trabajo. No está completamente limpio. Limpio. Limpio. Completamente limpio.

HADEWIJCH.- No hace falta que esté completamente limpio. Limpio, limpio.

Completamente limpio.

OCTAVIO.- La acompañaré a casa.

HADEWIJCH.- Iré sola.

OCTAVIO.- Pueden atacarla de nuevo.

HADEWIJCH.- ¿Quién?

OCTAVIO.- Cerraré la tintorería.

HADEWIJCH.- No puede cerrar la tintorería.

OCTAVIO.- ¿Cree que si cierro la tintorería cometo un pecado contra la ética

capitalista del trabajo?

HADEWIJCH.- ¿Qué clase de pecado es ése?

OCTAVIO.- La pereza, Combeferre dice que la pereza es un pecado contra la ética

capitalista del trabajo.

COMBEFERRE.- ¿Por qué pensáis que el poder os protege?

¿Por qué pensáis que invierte dinero

en proteger vuestros cuerpos?

El poder protege vuestros cuerpos

porque sois una fuerza productiva.

Y prolongan la duración de vuestras vidas

para que continuéis consumiendo aquello que habéis producido.

No os protegen por ninguna otra razón.

No os libraron de los terroristas por ninguna otra razón.

No aniquilaron a millones de inocentes por ninguna otra razón.

Es una relación mercantil.

La existencia humana tiene un valor industrial.

Buscan vuestra fuerza, utilidad, docilidad…

Buscan eso en un cuerpo

que no es más que asiento de necesidades y deseos.

Sois hombres económicos.

Muñecos políticos.

Cuerpos dóciles.

Vuestro cuerpo es un simple objeto de intervención política.

Segunda parte.

Para que el cuerpo sea productivo debe estar sometido.

Son necesarios la vigilancia y el control.

Sois una fuerza productiva gracias a la obediencia.

Coméis gracias a la obediencia.

Sois felices gracias a la obediencia.

La obediencia es vuestro paraíso.

Cada uno de los minutos que componen vuestra vida productiva

lleva consigo sus obligaciones y prohibiciones.

Tú, Octavio, eres simplemente empleo del tiempo.

Eres, sobre todo, tiempo útil.

A veces la arquitectura garantiza la obediencia.

Como las cárceles.

Esta tintorería garantiza tu obediencia.

La estructura de la ciudad garantiza tu obediencia.

Y aunque tu fuerza productiva delimita tu libertad

te sientes libre gracias a la obligación.

Y no reclamas ser algo más que mera existencia humana.

HADEWIJCH.- ¿Por qué tiene una piedra sobre el mostrador?

OCTAVIO.- ¿La ha dejado usted en casa de alguien?

HADEWIJCH.- No.

OCTAVIO.- Quiero decir, ¿ha amenazado usted a alguien con ella?

HADEWIJCH.- No. (Tose.)

OCTAVIO.- Mi hermana podría desinfectarle las heridas.

HADEWIJCH.- Me encuentro bien.

OCTAVIO.- Si le sucediera algo malo me sentiría culpable.

HADEWIJCH.- ¿Culpable? Estoy perfectamente.

OCTAVIO.- No me lo perdonaría jamás.

HADEWIJCH.- Era mentira. Me lo he inventado todo. No corro ningún peligro. Me he

hecho yo misma las heridas, con las llaves, me hago heridas con las llaves, con las

llaves, con todo, así, así, así… Me hago heridas con las llaves y finjo que me han

atacado, es una enfermedad…, ¿usted no tiene ninguna enfermedad? Hay mucha

gente con enfermedades de este tipo desde que empezó la Seguridad. No es

necesario, no es necesario que me acompañe, todo está tranquilo, todo está seguro

ahí fuera, totalmente seguro, como siempre, la ciudad está tranquila.

Tintorería.

OCTAVIO.- ¿Lo has hecho bien en el hospital?

OCTAVIO.- ¿Han traído a gente de la carretera?

OCTAVIO.- ¿Cómo ha sido?

OCTAVIO.- ¿Estaba consciente? ¿Decía algo?

GETSEMANÍ.- He conectado goteros, he sacado sangre, me han salpicado de

meados, he pinchado en nalgas, brazos, ombligos, he limpiado llagas, he limpiado

llagas, he limpiado llagas, vómitos, he cambiado pañales a los viejos, he visto a un

tipo morir… Todo lo he hecho bien.

GETSEMANÍ.- Un futbolista ha perdido las piernas.

GETSEMANÍ.- Choque frontal contra un camión de ganado.

GETSEMANÍ.- Decía: «¿Qué delantero duele más, qué número, qué camiseta, qué

color?».

Silencio.

OCTAVIO.- Nunca voy a convertirme en hombre.

GETSEMANÍ.- Ya eres hermano. No te hace falta ser hombre.

OCTAVIO.- ¿Es malo ser un hombre?

GETSEMANÍ.- Es lo peor.

OCTAVIO.- Pero nunca vamos a tener hijos.

GETSEMANÍ.- Nunca.

OCTAVIO.- Nos quedaremos solos.

GETSEMANÍ.- No necesitamos a nadie.

OCTAVIO.- Nadie nos quiere.

GETSEMANÍ.- Nadie.

OCTAVIO.- ¿Y quién nos va a cuidar?

GETSEMANÍ.- El uno al otro.

OCTAVIO.- ¿Y si no sabemos cuidarnos?

GETSEMANÍ.- Nos moriremos.

OCTAVIO.- Y nos encontrarán muertos.

GETSEMANÍ.- Nadie nos va a encontrar.

OCTAVIO.- Con nosotros se acaba todo.

GETSEMANÍ.- Todo.

OCTAVIO.- Todos muertos.

GETSEMANÍ.- Todos muertos.

OCTAVIO.- Nos vencerán.

GETSEMANÍ.- Así debe ser.

OCTAVIO.- No me dejes nunca.

GETSEMANÍ.- No.

OCTAVIO.- No te mueras antes que yo.

GETSEMANÍ.- Nos moriremos juntos.

OCTAVIO.- ¡Juntos!

GETSEMANÍ.- Sí, juntos.

OCTAVIO.- ¿Y si te mueres antes? ¿Qué haré contigo? No sabré qué hacer.

GETSEMANÍ.- Nos moriremos juntos.

OCTAVIO.- Nos moriremos juntos…

GETSEMANÍ.- Ten cuidado, no vayas a cortarme.

OCTAVIO.- ¡No soy de ésos!

GETSEMANÍ.- Cinco hermanos en el hospital. Cinco. Todos con los mismos

síntomas.

OCTAVIO.- ¡Yo no hago las cosas a propósito! ¡Yo no provoco los accidentes!

GETSEMANÍ.- ¡Los cinco hermanos a punto de morirse! ¡Envenenados por su propia

madre! ¡Y dicen que ha sido un accidente!

OCTAVIO.- ¿Hay más gente como nosotros?

OCTAVIO.- ¿De verdad, iguales?

OCTAVIO.- ¿Con el mismo nudo en el estómago?

OCTAVIO.- Iguales.

OCTAVIO.- Idénticos a nosotros.

OCTAVIO.- Y todavía más asustados.

OCTAVIO.- No somos los únicos.

OCTAVIO.- Prométemelo.

OCTAVIO.- ¿Has conocido a alguien así?

OCTAVIO.- ¿Todos los días hay gente como nosotros?

OCTAVIO.- ¿Y gritan por dentro?

OCTAVIO.- ¿Y tú qué haces?

OCTAVIO.- Todo ha salido bien.

OCTAVIO.- Levanta la mesa hasta el techo. Y hazla girar.

GETSEMANÍ.- A puñados, iguales que nosotros.

GETSEMANÍ.- Sí.

GETSEMANÍ.- Asustados como nosotros.

GETSEMANÍ.- Gente a la que no quiere nadie.

GETSEMANÍ.- Idénticos.

GETSEMANÍ.- Todavía más.

GETSEMANÍ.- Ni mucho menos.

GETSEMANÍ.- Te lo prometo.

GETSEMANÍ.- Todos los días.

GETSEMANÍ.- Todos los días viene a follarme alguien como nosotros.

GETSEMANÍ.- Gritan sin parar.

GETSEMANÍ.- Amarlos. Humillarlos con mi amor. La mejor manera de humillar a los

que no aman es amarles con todas las fuerzas. Cuanto más me desprecian más les

amo, más les humillo con mi amor.

GETSEMANÍ.- Así debe ser.

GETSEMANÍ.- El cuerpo, el cuerpo, el cuerpo…

COMBEFERRE.- Un cuerpo no es estrictamente lo mismo que un hombre.

Ser cuerpo y ser hombre son dos cosas distintas.

¿Quién resistiría una historia de los cuerpos?

Estáis agobiados y sólo encontráis alivio en el cuerpo puro.

En la penetración, en la felación…

Las putas están dispuestas a morir por todos los hombres.

Están dispuestas a amar a todos aquellos que no aman.

Las putas son el gran Jesucristo.

En momentos de gran tensión espiritual le soltáis a vuestro legislador:

Oiga, señor juez, me apetece echar un buen polvo, follar,

una buena mamada, cerveza, y joder como si estuviera disparando.

El cuerpo es lo único que produce la verdad.

El sexo es una de esas cosas

que el hombre practica

para demostrarse a sí mismo

que sigue siendo un hombre,

es decir, un ser anatómico,

transferencia violenta de semen,

de sustancias químicas relacionadas con el placer.

OCTAVIO.- Puta, puta, puta,…

ESCRITO UN DÍA ANTES DE EMPEZAR LOS ENSAYOS DE PERRO MUERTO,

12 DE AGOSTO DE 2007

El día en que los hombres y las mujeres se prohíban a sí mismos sufrir por amor,

ese día no querré pertenecer a lo humano,

porque ese día se fusilará más,

se firmarán más penas de muerte,

morirá más gente de hambre y de sed,

ese día ya no podrá hacerse la revolución,

porque hay que decir «te querré siempre»

para hacer la revolución.

Pero el día en que los hombres y las mujeres se prohíban a sí mismos sufrir por

amor,

ese día sólo se matará.

Porque los tibios,

cargados de bostezos y de egoísmo,

sólo desean salvarse a sí mismos

y parirán crueldad y viento.

Te pegarán un tiro por ver películas de Pasolini,

de Godard,

de Fassbinder,

de Bresson,

de Antonioni,

de Bergman,

de Guédiguian,

de Cassavetes,

de Kieslowsky,

de Won Karwai.

Te pegarán un tiro

y bostezarán mientras les hablas de un sueño.

Bostezarán.

Ojalá fueras frío o caliente,

mas porque eres tibio,

y no eres caliente ni frío,

estoy aquí para vomitarte de mi boca,

dice el Apocalipsis.

Me quedo con los que hicieron política hablando del amor.

El que tenga oídos, oiga.

TERCERA PARTE: ELOGIO DE LO CONCRETO

COMBEFERRE.- (Cuenta hasta 50.) Esto es más o menos lo que se tarda en contar

50 cadáveres. Si tuviéramos que contar 1.000.000 de cadáveres tardaríamos 12

días. Esta obra duraría 12 días ininterrumpidos. Si fuéramos justos, esta obra

debería durar 12 días ininterrumpidos.

1.

LAZAR.- Combeferre, ¿puedo decirle algo a Hadewijch?

Hadewijch, mírate las uñas. Eres peor que una furcia. Mírate un segundo. Eres

basura blanda. Eres sólo restos. Un trozo. Materia, masa, objeto… ¿Y aún así, te

has atrevido a decirme que no? ¿Crees que soy poco? ¿Soy poco? ¿Menos que

sustancia existente, menos que carne? ¿Me esforcé poco en la vida? ¿Tengo lo que

me merezco? ¿Quién va a soportar tu sudor, tus gimoteos, tus flemas, tus arrugas,

tu grasa, tu peste a sangre, tu pelo sucio, quién? ¡Sólo yo! ¡Sólo yo! ¡Sólo una

víctima! He visto el vestido, he visto el vestido en la tintorería. Tengo la sensación

de que no he nacido nunca. Soy nadie. ¿Y te atreves, te atreves incluso contra

nadie, contra uno que no ha nacido jamás? Ahora mi obligación es ser culpable. No

sospechoso, sino absolutamente culpable.

HADEWIJCH.- Están todos muertos.

2.

OCTAVIO.- Combeferre, ¿cómo sabemos si es auténtico?

HADEWIJCH.- Están todos muertos.

OCTAVIO.- Puede que también se inventen los accidentes. ¿Cómo sabemos que es

una prueba de existencia? Una prueba. ¿Cómo? ¿Cómo sabemos que no han

colocado los cuerpos así a propósito? ¿Cómo sabemos si es real o es una obra de

arte, una estrategia? ¿Cómo sabemos que no es un espectáculo? Si existiera el

verdadero sufrimiento existiría gente dedicada a aliviarlo. ¿Dónde está esa gente?

No los veo en la foto. Yo sólo veo cuerpos carbonizados, nada más, en la foto,

cuerpos carbonizados.

HADEWIJCH.- Quiero caminar alrededor de mis huesos. No seguir pegada a mi ser.

Soy un fallo del ser. El ser falla. Soy un fallo del ser. El payaso quiere arrancarme la

boca para hacerse una careta. Utilizando mis cuchillas, mis llaves… Así, así, así…Un

cuerpo indeseable con deseos. ¿Dónde se ha visto? Un cuerpo indeseable con

deseos. Mi asqueroso cuerpo con deseos. Todavía no he muerto, ¿verdad? Todavía

no he muerto. Casi muerta. Casi muerta. Soy un vestido que arde solo. Soy un

vestido que arde solo. Así, así, así… Los niños, los niños, mis alumnos, los niños,

doce años, los niños…. ¿Dónde está esa que puede curar? La que devora.

3.

LAZAR.- (A COMBEFERRE.) ¿Dónde está Getsemaní?

GETSEMANÍ.- Para él no, Combeferre. Para él no soy una puta. Para él no hay

redención. Ya gozó.

LAZAR.- Me corresponde. Una parte de tu compasión me corresponde. Si me das la

parte de tu compasión que me corresponde, entonces mi cuerpo producirá la

verdad, es decir, el suelo, el cielo, mi camisa, mi café, todo será verdad. Todo se

volverá concreto al fin. Aún no he nacido. Necesito algo concreto. Necesito tu

cuerpo. Tu cuerpo es lo concreto. De una manera o de otra, follándote o

golpeándote, tu cuerpo será mi redención y mi nacimiento. Eres una puta, y estás

aquí para eso.

GETSEMANÍ.- Estoy aquí para que tengas un monstruo con el que puedas medirte.

Soy un monstruo de amor para que puedas medirte. Todos necesitamos al

monstruo para medirnos con él, para averiguar si somos más felices o más infelices

que él. Para averiguar si somos mejores que él. Tú ya gozaste, ahora sólo puedes

averiguar. Llevas en la mano la foto de los 50 niños carbonizados. Seguramente te

has preguntado, ¿qué cosa podemos llevar en la mano para parecer mejores de lo

que somos? Tú has pensado que podías llevar la foto de 50 niños carbonizados y

ser mejor. Hay siempre una gota de sangre en nuestras fotos. La crueldad es

común a la voluntad de conocer. Lo importante de las imágenes es que parecen,

parecen, absolutamente reales.

LAZAR.- He llegado a lo más hondo. No me importan los 50 niños. No he

presenciado el accidente. No he visto sus cuerpos carbonizados, no he visto sus

cuerpos mutilados, sólo he visto fotos de cuerpos carbonizados y mutilados, fotos.

No he sentido nada mirando esas fotos. No sé si son verdad o mentira, porque no

he nacido. Te aviso, si no quieres ser una puta para mí tendré que golpearte. Lo

necesito. Necesito golpearte. Escuchar el ruido que hace un cuerpo contra otro

cuerpo. Necesito algo concreto. Algo concreto como el ruido. Necesito que los

cuerpos produzcan la verdad. Voy a escuchar el ruido concreto. Voy a golpear un

cuerpo concreto. Voy a ser culpable. Voy a golpearte.

GETSEMANÍ.- Morir a manos de otro. Ése es nuestro destino predilecto.

4

OCTAVIO.- Combeferre, ¿dónde está mi hermana?

LAZAR.- El que llevaba el autobús conducía borracho. ¿Lo sabías? ¿Se puede

considerar, entonces, un accidente? ¿Se emborrachó el conductor para aumentar la

probabilidad de que ocurriera un accidente? ¿Quería matar a los 50 niños y por eso

se emborrachó? ¿Está relacionado el mal con las probabilidades? ¿Existe algo que

verdaderamente ocurra al margen de nuestra voluntad, de nuestro esfuerzo?

OCTAVIO.- La probabilidad es fundamental. ¿Qué sería de nuestros deseos sin la

probabilidad? ¿Qué sería de nuestras vidas si lo insignificante no marcara nuestros

destinos? Necesitamos un campeón para saber qué cosa insignificante marcó su

destino de campeón. Insignificancia y probabilidad. Si no encontramos a un

verdadero campeón no lo conseguiremos nunca. ¿De quién es esta sangre?

LAZAR.- Es del cuerpo concreto de Getsemaní. Es sangre concreta. No una foto.

Sangre concreta.

OCTAVIO.- ¿Dónde está mi hermana?

LAZAR.- Cada día de nuestras vidas, cada uno de los días que transcurren, es una

premonición de este momento. Antropofagia. Nos sumergimos en el elemento

destructivo. Antropofagia. Lo estamos deseando. Ya he nacido. Ya he nacido del

todo. He nacido para que tú puedas cortarme en trozos, como si fuera un perro.

5.

HADEWIJCH.- (A COMBEFERRE.) ¿Puede alguien devorarme?

GETSEMANÍ.- No he conseguido salvar a ninguno de esos niños. Ayer doné todos

mis órganos. Pero no tuve valor para ahorcarme.

HADEWIJCH.- ¿Puedes devorarme?

GETSEMANÍ.- Lo que de verdad me hubiera gustado en la vida es hacer autopsias.

Conocer los cuerpos a fondo. A veces pienso que las putas follamos como si

hiciéramos autopsias. Follar es igual que hacer autopsias.

HADEWIJCH.- Quiero tener un hijo y que se muera, para saber a quién amo más.

A mi hijo o a él.

GETSEMANÍ.- Para aprender cómo viven el hombre y los animales es indispensable

ver morir a un gran número de ellos. Para saber a qué hombre quieres más y a qué

animal quieres más es indispensable ver morir a un gran número de ellos. El 1 de

julio de 1916 murieron o resultaron gravemente heridos 60.000 soldados

británicos. 30.000 en la primera media hora de batalla. Después de cuatro meses y

medio de batalla, entre ambos lados habían sufrido un 1.300.000 bajas. Haré que

toques ese dolor con tus propias manos en un instante, te haré reconocer todas sus

letras, porque te haré entrar como enferma en un anfiteatro. Allí experimentaré

sobre tu cuerpo para hacer visible cualquier cosa de él. Necesitamos extrema

visibilidad. Tu hígado demacrado por las pastillas, tus músculos debilitados por la

anemia, tus córneas enrojecidas por el insomnio, tu almohada llena de pelo

arrancado. El pelo que oscurece tu almohada es pelo arrancado. Pero el cabello que

pone blanca tu cabeza es consecuencia fisiológica de tu desesperación.

HADEWIJCH.- Si ya no puedo verle entrar por las mañanas, si ya no puedo

enseñarle, si ya no puedo oírle decir «el partido de hoy ha sido precioso, hemos

ganado».

GETSEMANÍ.- En Bosnia todavía están reconociendo cadáveres. Tienen extendidos

los esqueletos sobre el suelo de un gimnasio, con algunos restos de ropa, calzado.

Los anillos, las pulseras, las dentaduras, todo eso lo han robado… La mayoría de los

familiares no aparecen, sienten vergüenza, quieren empezar de cero, no quieren

que les relacionen con las víctimas… No quieren ser concretos. Debería llamar a la

puerta de cada familia de Sarajevo y dejar que me golpearan para que pudieran

recordar lo que significa el orificio de entrada y salida de una bala en la base del

cráneo. Hay miles de cadáveres extendidos sobre el suelo de un gimnasio, en

Bosnia, desde hace decenas y decenas de años. Creo que no me han golpeado lo

suficiente. Los buitres y los perros harán el resto del trabajo. Distribuid mis huesos

por el patio para que la foto parezca más real.

6.

EL PERRO (A COMBEFERRE.) ¿Me permites hablar, hablar por ellos, Combeferre? Sólo

un perro muerto puede hablar por ellos, sólo un puto actor que hace de perro

puede hablar por ellos. Entonces, Combeferre, tú vienes aquí y nos pides cosas, nos

pides belleza, bondad, nos pides todo eso como si nos pidieras caramelos, quieres

caramelos. Y yo te digo, pídeme algo concreto y te lo daré, pídeme por ejemplo un

caballo en llamas. ¿Hacía falta un autobús, un conductor borracho, un camión de

material inflamable y 50 niños para que encontraras la verdad y te sintieras

orgulloso por haber encontrado la verdad? ¿Quién eres tú? Depender de las

desgracias humanas para fabricar un pensamiento. ¿Eres una fábrica de

pensamientos? El pensamiento nace de la catástrofe, ¿es eso?, el pensamiento

nace de la catástrofe… Tú necesitas la catástrofe para poder pensar, tú necesitas

nuestro fracaso y nuestra desesperación para poder pensar. Tú prefieres el fracaso

de lo humano, definitivamente prefieres el fracaso de lo humano, eres un caníbal

del fracaso de lo humano. Si no existiera el fracaso de lo humano perderías tu

trabajo. Te quedarías sin cosas que pensar. El fracaso de lo humano garantiza la

continuidad del pensamiento y del sufrimiento general. ¿Hacían falta 50 niños

carbonizados? ¿Hacían falta? Basta ya, maldita sea, déjanos ser cuchillos de untar

mantequilla y ver pasar las moscas. ¡Escucha, escúchame bien! No nos importa ser

estúpidos, no nos importa ser miserables, no nos importa ser insignificantes, en el

fondo somos sagrados y miserables, simplemente por ser hombres, y no podemos

hacernos cargo de la humanidad, simplemente por ser hombres. Nosotros sólo

queremos existir tristemente, tristemente. Nosotros sólo queremos presente puro.

Existir es ya una victoria. Por tanto, comer, beber , dormir y fornicar, excepto eso,

todo es vanidad. ¡50 cadáveres, 50 niños quemados vivos sólo para tu satisfacción!

¡Sólo para vernos actuar! ¡Sólo para pensar! El horror. El horror satisface una parte

del pensamiento, estoy seguro de eso. El pensamiento es complejo, la matanza es

simple, el pensamiento es simple, la matanza es compleja… Cuánta desconexión

entre lo complejo y lo simple, cuánta desconexión, entre lo complejo y lo simple,

cuánta desconexión, cuánta distancia… ¿En qué punto de la distancia estamos

nosotros? Entre lo complejo y lo simple, ¿en qué punto estamos nosotros? ¿En qué

punto de la distancia están los muertos? Entre el pensamiento y la catástrofe, ¿en

qué punto están los muertos? Y a pesar de todo, tienes razón, el pensamiento

siempre debe tener razón, alguien debe seguir pensando, pensando, pensando,

pensando… hasta el día en que los excluidos de la Historia, aquéllos a quienes

hemos arrebatado todo, vengan a reclamar lo que es suyo y nos hagan guerra

justa, guerra justa, por los siglos de los siglos. Si tú no te atrevías a decir esto, lo

digo yo. Sólo un puto actor que hace de perro puede decir esto.

UNA MUJER MUSULMANA DA UNA LECCIÓN SOBRE EUROPA

NASIMA.- Hoy vamos a estudiar El contrato social de Jean-Jacques Rousseau, el

capítulo en el que se habla del derecho de la vida y de la muerte. «La conservación

del Estado es incompatible con la conservación del enemigo. Es preciso que uno de

los dos perezca. Y cuando se hace perecer al culpable es menos como ciudadano

que como enemigo.»

NASIMA.- Y ahora…, decidme, ¿qué es Europa?

—En Europa hace falta que un mendigo

toque El lago de los cisnes con las uñas sucias

para poder creerse El lago de los cisnes.

—En Europa ya no se hace buen pan.

Europa es una frase hecha

amasada con la baba

de la satisfacción y la parálisis.

—Europa no se lo pasa bien.

Los mejores están muertos.

Los vivos no saben hacerlo.

No existe la mejor ni la peor calificación

desde hace décadas.

NASIMA.- ¿Cómo se lo pasaba bien Europa?

—¿Conoces el Cosmos de Nueva York? Fue un equipo mítico, lleno de estrellas

europeas, que fracasó. El 1 de octubre de 1977 Pelé jugó el último partido de su

carrera. El Cosmos de Nueva York se enfrentó al Santos de Brasil. Pelé jugó para

ambos bandos. Durante el primer tiempo llevó la camiseta del Cosmos y en el

segundo tiempo jugó con el equipo brasileño. Fue una buena despedida.

62

—En Europa no existen los planes de fracaso

para ser distinto al resto.

No existen los planes de fracaso

para recuperar el poder.

—En Europa se compran y se venden las emociones y los deseos.

Europa ha masacrado el pan y el amor.

En Europa nadie ofrece nada

sin esperar una recompensa a cambio.

NASIMA.- ¿Y cuáles son los auténticos deseos?

—Yo quiero ser Klaus Kinski para decir, «Soy Aguirre, la cólera de Dios», quiero ser

el mejor actor de Europa para humillar a los actores mediocres de Europa, para

hacer la mejor película de Europa y la peor película de Europa. Quiero ser Klaus

Kinski para poder escribir: «Me aman porque yo, como ningún otro, desnudo ante

ellos mis sentimientos, sin pudor, y de esa manera libero los suyos. Los pocos que

no me aman me odian precisamente a causa de esos sentimientos liberados, que

los ciegan.»

—En Europa nos han arrebatado los lugares.

Europa ya no es lugar.

Queremos ser la excrecencia de Europa,

no la norma de Europa.

NASIMA.- ¿Y cómo seremos la excrecencia de Europa?

— «Llamamos a las puertas de las estancias más oscuras del infierno. Cruzamos el

límite y esperamos. Ahora nos vemos a nosotros mismos como nunca nos

habíamos visto. Un retrato de tormento y degeneración. La tristeza que sentimos

no puede abandonarnos nunca.» Es una canción de Ian Curtis, se suicidó a los 23

años, justo antes de empezar una gira por América. Nos suicidaremos a los 23 años

para ser la excrecencia de Europa.

—Por eso tenemos que salir a matar a las calles de Europa,

tenemos que matar para ser inocentes.

Tenemos que matar a la gente de Europa

para no disparar contra los africanos desarmados y hambrientos

que saltan las alambradas construidas en Europa.

—Necesitamos un proyecto amoral

para ser unos verdaderos moralistas.

Por eso tenemos que salir cuanto antes a las calles de Europa

para matar a la gente de Europa.

Tenemos que salir a las playas de Europa,

a los colegios de Europa,

a las iglesias de Europa,

a los centros comerciales de Europa,

a matar con nuestro rifle de balines

para ser inocentes,

verdaderamente inocentes,

para no ser como ellos,

para no matar a los iraquíes, a los afganos, a los palestinos,

para no ser Europa.

—Con nosotros se acaba Europa.

Pero si lo hacemos bien,

con nosotros empieza Europa

—Nasima, ¿eres un tópico?

NASIMA.- Sí, es más fácil pensar que soy un tópico, es más fácil pensar que el

enemigo es un tópico, es más fácil pensar que las víctimas son un tópico. Gracias a

que yo soy un tópico vosotros no lo sois. Es más fácil ver cuerpos ensangrentados

de musulmanes que cuerpos ensangrentados de europeos o norteamericanos. Por

eso soy un tópico. Hacen falta muchos cadáveres, hacen falta cinco años de

violencia ininterrumpida para convertirse en tópico. A partir del millón de muertos

te conviertes definitivamente en un tópico, en obviedad, en estereotipo, en

panfleto, en lugar común. La obviedad mata hombres. Gracias al millón de muertos

ya he conseguido ser un tópico y Europa puede morirse de aburrimiento.

—¿Cómo es posible que la vida pueda continuar normalmente?

NASIMA.- La vida puede continuar normalmente gracias al exotismo. Gracias al

exotismo nos colonizasteis. Gracias al exotismo nos esclavizasteis. Gracias al

exotismo nos aniquiláis. Gracias al exotismo nos deportáis cuando somos muy

pobres. O nos encerráis en lugares llamados «centros de internamiento». El primer

crimen que se perpetra contra nosotros es la pobreza. La economía es una de las

formas del crimen. La economía es una de las formas del racismo.

—¿Qué podemos hacer?

NASIMA.- Hacedme una foto de cumpleaños. Simplemente una foto de cumpleaños.

Una foto de cumpleaños a Nasima para que sepan que existí. Porque cuando

aparezca mi cuerpo mutilado en los periódicos nadie sabrá quién soy. Seré un

tópico. Un cadáver exótico. Un cuerpo más. Sólo un cuerpo más.

COMBEFERRE.- Después de todo, un cuento moral…

FINAL

Tintorería.

GETSEMANÍ

Que me traigan el esperma

Alguien me lo tiene que traer

En una jeringuilla

El esperma de mis amantes

Que yo me lo pueda inyectar

Necesito saber que forma parte de mi cuerpo

Que ellos se mezclen con mi sangre

Los queridísimos en una jeringuilla

Quiero tener algo más que un recuerdo

Algo más que un sueño

Quiero tener un itinerario en mi sangre

El itinerario del esperma y la fe en el esperma

Yo sin esto no puedo vivir

Necesito saber que hay algo de ellos

Dentro de mí

Una sola partícula

Algo que circula dentro de mí

Día y noche

Día y noche

Día y noche

Eso es lo que yo quiero

Esperma en mi cuerpo de rodillas

Pero no me lo traen

No

No

5 4 3 2 1

OCTAVIO.- Debería haberme quedado contigo. No desplazarme.

GETSEMANÍ.- Han matado a la familia del conductor del autobús. Han salido a la

calle con palos, con cuchillos, los han matado, a todos, a sus hijos, a su mujer, a su

perro… Los han degollado en plena calle.

OCTAVIO.- ¿Qué clase de día es hoy?

GETSEMANÍ.- Hoy es un día trivial. Lo más difícil es sobrevivir a un día trivial.

OCTAVIO.- ¿Cuando nacimos éramos igual que ahora?

GETSEMANÍ.- Nosotros no nacimos. Siempre tuvimos la misma estatura. Como los

monstruos. Como si nos hubieran hecho con pedazos de muerto.

OCTAVIO.- No crecimos.

GETSEMANÍ.- No.

OCTAVIO.- Huele a gas.

GETSEMANÍ.- Duerme.

OCTAVIO.- Voy a abrir la ventana.

GETSEMANÍ.- Olvida el instinto de conservación. Piensa en El contrato. Para

considerar que la vida es absurda es necesario pensar en El contrato.

OCTAVIO.- ¿No vamos a salvarnos?

GETSEMANÍ.- Mira tu chaqueta. Está llena de sangre. ¿Cómo vamos a salvarnos? La

tintorería está llena de sangre.

OCTAVIO.- Todo…

GETSEMANÍ.- Todo…

OCTAVIO.- Entonces no queda tiempo.

GETSEMANÍ.- Incluso cuando estás a punto de morir tienes tiempo de sobra.

OCTAVIO.- Hacemos una cosa. Deja el gas abierto y la ventana entreabierta. A ver

qué pasa mañana.

GETSEMANÍ.- Si nos despertamos tendremos que ser más fuertes. Mucho más

fuertes. Y ya no saldremos nunca.

OCTAVIO.- ¿Qué hemos hecho mal?

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GETSEMANÍ.- Hemos exterminado, sí, hemos exterminado.

OCTAVIO.- Eras una niña.

GETSEMANÍ.- Hemos exterminado.

OCTAVIO.- No te dio tiempo a exterminar.

GETSEMANÍ.- Lo hemos hecho todo mal.

OCTAVIO.- Lo hicimos.

GETSEMANÍ.- Exterminar.

OCTAVIO.- Por fin lo hemos dicho.

GETSEMANÍ.- Sí, lo hemos dicho: exterminar.

OCTAVIO.- ¿Tenemos derecho a seguir existiendo?

GETSEMANÍ.- No lo sé.

5 4 3 2 1

OCTAVIO.- No podemos congelar más restos.

GETSEMANÍ.- No caben más.

OCTAVIO.- La piedra está manchada de sangre.

GETSEMANÍ.- ¿Será la hierba lo más indestructible?. Lo leí.

OCTAVIO.- Una vez escuché que a un hombre sin miedo le podían abrir el

estómago sin anestesia. Decían que el miedo, y sólo el miedo, era la causa del

dolor.

GETSEMANÍ.- Era verdad. Antes.

OCTAVIO.- A un hombre sin miedo le podían abrir el estómago sin anestesia.

GETSEMANÍ.- ¿Y esos pájaros en los pies?

OCTAVIO.- ¿Qué?

GETSEMANÍ.- Tenemos pájaros, cuervos…

OCTAVIO.- Sí, sí.

GETSEMANÍ.- En los pies…

OCTAVIO.- Tenemos cuervos…

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GETSEMANÍ.- Me siento tan rara que los tigres de la alfombra van a comenzar a

morderme los tobillos de un momento a otro.

Me siento tan incómoda como si mi cabello fuera el de otra persona.

Simplemente tengo ganas de morir.

Al fin y al cabo, por muy bien que vayan las cosas todo empeora.

No es preciso tener rotos los huesos del cuerpo.

Si en mis momentos de máxima aflicción alguien me hubiera regalado un trozo de

hilo.

Algo muy simple para alisar mi mente.

OCTAVIO.- ¿Crees que debería morir el adolescente que hay entre tú y yo?

Diecisiete años entre tú y yo, amor mío.

Si tuviéramos un hijo, ¿le pondríamos un nombre ruso?

¿Le pondríamos el nombre de un adolescente ruso muerto en accidente de tráfico?

¿Qué número llevaría nuestro hijo en la espalda?

¿Crees que esto es un cuento moral?

¿Crees que el Perro tiene razón?

GETSEMANÍ.- Que decida el aire.

DICE ANGÉLICA.- Dedicado al Liverpool.

De parte de su Anfield.

You’ll never walk alone.

You’ll never walk alone.

You’ll never walk alone.

Tú eres Liverpool.

Yo soy Anfield.

Desde mi dolor

y mi mortal incesto,

aunque no te lo merecieras,

Anfield seguiría cantando,

This is Anfield.

This is the End.

FIRMA

¿Hay algún hijo de puta que quiera matarme?

Angélica Liddell

FINAL DE PERRO MUERTO DE ANGÉLICA LIDDELL, MAYO 2007

Y DESPUÉS DE PERRO MUERTO, ¿QUÉ?

Y ELLA DIJO EN UN RESTAURANTE CHINO: NO SÉ VIVIR

EL APOCALIPSIS NO ES CAPAZ DE IMPEDIR LA GUERRA

ME DUELE TODO EL CUERPO, MI CUERPO ES MI GUERRA

DOLOR. DOLOR. DOLOR

THIS IS ANFIELD

THIS IS THE END