Este libro puede ser entendido como la continuación de Políticas de la palabra, que apareció en esta colección en 2005; ambos comparten un mismo campo de estudio, el amplio panorama de la creación escénica actual, aunque abordado ahora con un enfoque teórico más sociológico, y comparten también una metodología. Como se decía al comienzo de aquel volumen, no se trata aquí tampoco de impulsar una especie de movimiento o generación.
La discusión desde un mismo lugar de obras y creadores distintos tiene el peligro de producir un efecto de igualación de mundos escénicos y personales diversos; basta hojear los textos que aquí se incluyen de
Juan Domínguez, Marta Galán y Fernando Renjifo para notar que los imaginarios escénicos a los que remiten son tan diferentes entre sí como la obra de la mayor parte de los creadores y grupos que se citan a lo largo de estas páginas. Lo que sí tienen en común es el contexto sociocultural en el que se han desarrollado, y el hecho de querer decir algo desde un escenario, decir algo con los cuerpos y la palabra, con los gestos, la actitud y el movimiento, decir algo desde un espacio y un tiempo frente a un público que presencia todo eso de cerca. Ahora ya no están esos cuerpos y lo único que queda son estos textos mudos, con algunas imágenes, y todo un espacio de reflexión al que se quiere contribuir con este libro.
Para la edición de los textos se ha seguido la disposición que le han dado los autores. Al igual que las convenciones escénicas ya no sirven para definir el modo de comunicación de cada obra, y el artista debe definir las reglas que van a funcionar para cada caso, las convenciones de notación dramática también han dejado de funcionar, y es necesario replantearlas para cada obra, de modo que el texto sea lo más fiel posible, no a un mundo irremediablemente perdido, pero sí al espíritu creativo que le dio vida.