Informe sobre estudios de postgrado basados en la práctica y debate en torno a la investigación como proceso de creación.

Este informe ha sido realizado por ARTEA y por encargo de INARTIS (Universidad de Alcalá, Madrid) e Institut del Teatre (Diputación de Barcelona). El objetivo de este proyecto consiste en explorar los procesos de creación partiendo de la base de que la investigación es consustancial a la práctica artística. Se trata de explorar la investigación-creación en el ámbito de las artes escénicas, determinar su especificidad frente a otras áreas de la práctica creativa. En este proyecto analizamos tres dimensiones de la investigación-creación: desde el punto de vista académico, por medio de un informe en el que se estudia las diferentes formas del perfil investigador-creador en programas de posgrado de formación en artes escénicas; desde una perspectiva reflexiva, mediante una publicación en la que hemos invitado a diferentes teóricos y filósofos a exponer sus ideas respecto al tema; por último, desde el punto de vista mismo de la praxis creativa.

El perfil creador-investigador en programas de posgrado. En los últimos años las artes escénicas se han incorporado al sistema de educación superior en la universidad, mientras que las academias de artes escénicas han comenzado a ofrecer programas de posgrado. Estas transformaciones en la educación artística superior exigen reacciones que deben superar la mera la aceptación de nuevas pautas o la asimilación sin previo cuestionamiento de los criterios que propuestos desde otros ámbitos. Para ello resulta fundamental generar un diálogo entre el mundo de la creación y de la academia en el que se pueda definir la particularidad de la investigación artística.
Con este objetivo y por encargo de INARTIS (Institut del Teatre y la Universidad de Alcalá de Henares) ARTEA ha llevado a cabo un informe sobre el estado de los estudios de postgrado en centros de referencia internacional especializados en el ámbito de las artes escénicas.
Se trata de 19 informes exhaustivos sobre centros de referencia en Europa de Este y del Oeste, Estados Unidos, Canadá y América Latina. Asimismo tienen cabida ciertos centros independientes y externos a la academia en los que tiene lugar una investigación artística rigurosa y constante y en los que se presentan fórmulas muy originales del perfil investigador-creador.

Informes

Informes de Programas

El perfil investigador-creador en los estudios de posgrado en artes escénicas

Victoria Pérez Royo

En los últimos diez años se ha producido un cambio de paradigma en la educación en artes escénicas definido por un giro hacia el perfil investigador-creador y que es especialmente patente en los programas de posgrado. Se podrían considerar dos modelos previos de educación en artes escénicas como los dos polos de una oposición [1]. Por un lado se encuentra el modelo educativo: la formación artística se comprendía sobre todo como un proceso de transformación y crecimiento espiritual global del alumno; heredado de la filosofía y los principios que dirigían la danza moderna, la educación estaba basada en un énfasis igual en el cultivo de las dimensiones físicas, emocionales y sociales de la personalidad. El proceso de aprendizaje debía tener sentido en sí mismo y no estar orientado a la consecución de ningún tipo de fin más allá; se trataba de formar una personalidad que, como consecuencia, conllevaría resultados necesariamente positivos en la práctica artística. Frente a éste se sitúa el modelo profesional que todavía se encuentra en las academias de arte: consiste en producir actores y bailarines profesionales de gran capacidad. Frente al proceso, el énfasis se coloca en el resultado, en la creación de productos definidos teatralmente listos para presentación al público. El bailarín o actor es un profesional con un alto nivel de pericia en su campo, un especialista virtuoso en su área. Smith Autard plantea que estos dos modelos suponen los pasos previos en un desarrollo cronológico (el primero abarca los años cuarenta hasta los setenta del siglo XX, mientras que el segundo predomina en los ochenta) y dialéctico según el cual en la actualidad una síntesis de ambos define el paradigma educativo: el modelo medio, consistente en integración de las virtudes de los dos previos y que, desde su punto de vista, inaugura un estadio nuevo de la educación. El cambio de paradigma de educación artística que hemos observado durante la elaboración de este informe en efecto muestra la pervivencia de algunos elementos de estos dos sistemas, pero en ningún caso se resuelve en una integración de algunas de sus características. Se trata de una transformación cualitativa definida por una orientación hacia la investigación, un énfasis en la producción de conocimiento y en la integración de teoría y práctica.

Efectivamente, en el modelo investigador-creador se observa un mayor énfasis en el proceso que en el resultado; no se trata del proceso espiritual o emocional del estudiante, sino sobre todo de un camino en el que se genera conocimiento nuevo. No obstante, acabar con la imposición de una serie de técnicas y conocimientos que el estudiante debe aprender según una estructura predefinida no significa abandonarse a su intuición y creatividad espontáneas. En lugar de ello, el nuevo paradigma se basa en la exploración de terrenos desconocidos que no están predeterminados y en la adquisición de conocimiento de forma autónoma, pero en diálogo constante con compañeros, tutores y consejeros que aseguran una investigación meditada y consciente. El conocimiento entonces no se concibe como un recorrido concreto y conocido de antemano que el alumno sigue y que otros han explorado antes que él; se entiende más bien como un campo heterogéneo en el que el estudiante avanza creando un camino individual en el que adquiere un conocimiento que no se le aplica desde fuera, sino que él incorpora de forma activa. En lugar de transmisión, se habla en términos de producción de conocimiento. Como consecuencia, en este paradigma se le concede especial relevancia a las tecnologías de autoaprendizaje y a la integración de teoría y práctica con especial énfasis en una práctica reflexiva. El estudiante se halla entre las esferas de la crítica y la creación.

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[1] Véase Jacqueline M. Smith-Autard (2002), The Art of Dance in Education, A & C Black: London, pp. 3-27.

Reports about Programmes (English Version)

The researcher-creator profile in postgraduate performing arts studies

Victoria Pérez Royo

Over the past ten years, a paradigm shift within performing arts education has occurred, namely a twist towards the researcher-creator profile, which is particularly manifest in postgraduate programmes. We could consider two previous education models in the performing arts, like the two poles of an opposition (Smith-Autard, 2002). On the one side there is the educative model: artistic training was mainly understood as a process of transformation and global spiritual development of the student; inherited both from philosophy and from the principles that led modern dance, education was based upon an equally distributed emphasis on the improvement of the physical, emotional, and social dimensions of personality. The learning process should be meaningful as such, and not be directed towards the attainment of any kind of further end; it was a matter of forming a personality, which would entail necessarily positive results in the artistic practice. On the opposite side, there is the professional model that is still to be found in art academies: it consists in producing professional performers and dancers with great abilities. On the opposite side of the process, the emphasis is put on the outcome, on the creation of definite products theatrically ready to be presented to the audience. The dancer or performer is a professional with high-level skills in her field, a virtuous expert in her area. Smith Autard states that these two models suppose the previous steps (the first covers the forties and extends until the seventies of the twentieth century, whereas the second prevails in the eighties) in a chronological and dialectical development, according to which it is a synthesis of both periods that currently defines the educative paradigm: the in-between model, consisting in the integration of the virtues of the previous two, and that – from her point of view – inaugurates a new stage of education. The paradigm shift in artistic education that we have observed during the elaboration of this report shows, indeed, that some of the elements of those systems persist, but it could never be reduced to an integration of some of their characteristics. It is rather a qualitative transformation defined by a turn towards research, an emphasis on knowledge production and on the integration of theory and practice. As a matter of fact, in the researcher-creator model there is a greater emphasis on the process than on the outcome; it is not about the spiritual or emotional process of the student, but most of all about a path in which new knowledge is produced. Yet, to dismiss the imposition of a series of techniques and knowledge that the student should learn according to a predefined structure doesn’t mean leaving everything up to her intuition and spontaneous creativity. Instead, the new paradigm is based on the exploration of unknown domains that are not predetermined, and on the acquisition of knowledge in an autonomous way, though in permanent dialogue with fellow students, tutors and advisors that assure a pondered and conscious research. So, knowledge is not to be understood as a particular route that is known in advance, that the student follows and others have explored before her; rather, it is better understood as a heterogeneous field in which the student moves forward creating an individual path where (s)he acquires a knowledge which does not apply to her from the outside, but that (s)he actively embodies. Instead of a transmission then, we speak in terms of knowledge production. As a consequence, in this paradigm special relevance goes to self-learning technologies, as well as to the integration of theory and practice, with special emphasis on reflexive practice. The student situates herself between the spheres of critique and creation.

Textos sobre Investigación Práctica

Texts on Practical Research (English Version)

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